El velo en España

Acaban de pasarme unas declaraciones de Teresa Sorde, doctora en Sociología, diciendo que el miedo al velo ya es historia en los colegios españoles y valorando que las instituciones públicas no hayan prohibido el uso de esta prenda en las aulas. Yo no me trago que el “miedo” al velo sea historia – es simplemente que no se habla del tema porque somos demasiado políticamente correctos. Las instituciones públicas se lavan las manos por el qué dirán (a día de hoy nadie quiere salir en los periódicos o la tele acusado de racista) o porque saben que las niñas van a tardar nada y menos en salir del sistema educativo así que para qué van a molestarse (al caso del imán de Tàrrega me remito). Osea que de avance nada. Algo de lo que no se habla, no existe y con sus declaraciones esta socióloga minimiza y colabora a invisibilizar un problema ante el que la administración y las instituciones cierran los ojos.

Arriba entrecomillo “miedo” porque la mayoría de las personas que nos oponemos al uso del velo en países democráticos no lo hacemos por miedo. El velo es lo de menos, lo que no se puede admitir es lo que va detrás. Si hoy admitimos un velo del tipo que sea por respetar la libertad religiosa de cada una, mañana tendremos que respetar los matrimonios concertados prácticamente desde que las niñas nacen, las ablaciones de clítoris, el trabajo y maltrato infantil, que las niñas se queden en casa cuidando de los hermanos o sólo vayan al colegio hasta los 16 años cuando no haya más remedio, que las mujeres no hereden de sus padres, que si se divorcian de los maridos ellos se queden automáticamente con la custodia de los niños mayores de 7 años, que se les azote por tomarse una cerveza, que se castigue a las víctimas de una violación lapidándolas, que las mujeres vayan a playas y piscinas completamente tapadas… todos estos abusos contra los derechos de la mujer entran también en la categoría de “libertad religiosa” para un montón de musulmanes.

Hablando de libertades religiosas… España es un país laico. Los colegios públicos son laicos. Desde hace años ya no hay cruces, rosarios o fotos del Papa colgadas en las aulas. Una católica se conforma con llevar una cruz colgada del cuello (seamos realistas ¿cuántas niñas conocéis que vaya a clase con una cruz? pocas o ninguna) y una musulmana podría hacer lo mismo con una media luna. Pero no: erre que erre con llevar a las niñas a los colegios públicos tapadas de la cabeza a los pies y nosotros consintiéndoselo. Ahora mismo, si yo tuviera hijas en edad escolar y viviéramos en España, las mandaba a clase con un macetero en la cabeza cada una. Que no les pida la dirección del centro o los profesores que se los quiten para entrar a clase porque distrae al resto de estudiantes porque monto un pollo en plan “nuestra religión se lo impide” y me lío a contarlo en todas las televisiones.

En serio, lo que está claro es que mayoría de creyentes islámicos se quedaron en la Edad Media. En Occidente hemos avanzado y hasta los católicos más tradicionales y conservadores se han adaptado con los tiempos. Hoy en día una familia católica entiende que las mujeres tienen los mismos derechos que un hombre, pocas son las hijas que pidan permiso a sus padres para estudiar, sacarse el carnet de conducir, trabajar o casarse y pocas son las familias que se privan de comer gambas o carne los viernes. Pocas son las mujeres católicas que se quedan en casa porque el marido las obligue y, aún siendo amas de casa, son libres para entrar, salir y hacer lo que les dé la gana. Disponen de su cuerpo, mente, tiempo y energía libremente. Comparad eso con una familia islámica tradicional de las que defienden el velo como parte de su cultura y decidme si en España no estamos bajándonos las bragas ante el fundamentalismo y abriendo las puertas a más problemas.

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