Ley Antitabaco en España

Yo alucino con las quejas de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) que a estas alturas sigue oponiéndose a la ley y mostrándose fatalista. La semana pasada declaraban que esperan cierres generalizados de restaurantes después del verano si la ley (o su aplicación) se endurece. Primero, no me explico por qué el gobierno ha tardado más de 3 años en extender/endurecer la ley. Segundo, los cierres y los despidos se van a producir como cada verano con o sin crisis, con o sin endurecimiento de la ley antitabaco. Acabada la temporada turística, a hoteles, restaurantes, bares y chiringuitos no les interesa ni conviene seguir teniendo en nómina a los temporeros que contratasen de cara al verano.

Los de la UPTA tenían que darse un paseíto por Nueva York donde los restaurantes, bares, pubs, discotecas, heladerías, pastelerías, estaciones de tren o metro, aeropuertos, bibliotecas, hospitales, prisiones… están verdaderamente libres de humo desde hace 15 o 20 años. Milagrosamente el estado de Nueva York sigue funcionando. Ni los restaurantes se han quedado sin clientes, ni los hospitales han cerrado ni en las cárceles ha habido motines porque los presos no fumen (que a día de hoy en España los funcionarios no pueden fumar pero los presos sí) ni la gente monta pollos o se pone a fumar en plan chula donde esté prohibido.

El problema está en que en España, con o sin ley antitabaco, (a) no se ponen policías ni medios para asegurarse de que la ley de verdad se cumpla; a los escasos bares o restaurantes que inspeccionen les pondrán una multa irrisoria y a la gente que fume donde no debe no se atreven a decirle nada, (b) fuma todo el mundo del jefe para abajo y se pasan los derechos de los trabajadores y consumidores por el forro, (c) con el rollo de “pobres adictos al tabaco” intentan justiciar lo injustificable como que no quieran dejar de fumar en un restaurante, la oficina o en su casa. Una cosa que me llamó la atención al llegar a EEUU era ver a mis vecinos salir de sus casas para fumarse un cigarrito y si, salen de sus casas (sea a la puerta de la calle, sea al jardín trasero) para no tener olor a tabaco dentro de la casa y sobre todo no poner en peligro la salud de sus hijos. No niego que haya fumadores que fumen dentro de sus casas y en el coche pero, en general, están muy bien educados – fuman fuera de las casas y no se les ocurre fumar cerca de sus hijos sea en casa, sea en el coche, sea en un partido de futbol del colegio.

Volviendo a España, a ver por qué voy a tener yo que aguantarle los humos a nadie si voy a comer a un restaurante sea dentro del restaurante, en un patio o en una terraza. Si una persona es adicta al tabaco, si necesita un cigarrito nada más comer, que se salga a la calle como hacen aquí mis amigas que cuando vuelven a la mesa las pobres me encuentran cambiada de sitio porque me da mucho asco el olor a tabaco que se les queda en la ropa, el pelo y el aliento. Lo mismo va para la gente que se escaquea en la oficina cada 2 horas para ir a fumar y vuelve con un pestazo horroroso – en este caso es el pestazo y además que se escaqueen mientras yo sigo trabajando. Aquí las empresas sólo dan dos pausas de 15 minutos al día para fumar y lo tienen controlado. Allí, por lo que me cuentan mis amigas, es un cachondeo porque lo dicho: fuma todo Dios del jefe para abajo y sigue habiendo mucho neandertal que cree que cerrando la puerta del despacho para fumarse sus cigarritos está cumpliendo con la ley antitabaco.

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