Viaje con nosotros…

Ya tengo el lema para la próxima campaña publicitaria de Spanair: “Viaje con nosotros… si es usted de tamaño normal y puede moverse”. Eso es lo que parece defender la compañía aérea que obligó a una mujer discapacitada a comprar un billete extra para volver a Madrid desde Canarias.

Una medallista olímpica se encontró con la desagradable sorpresa de tener que viajar sentada en el asiento de una azafata en la ida a Canarias y tener que comprar un billete extra para poder realizar el viaje de vuelta a Madrid. La mujer reclamó y presentó denuncias en las ventanillas de Spanair en Canarias, la policía local de Canarias, al abogado del consumidor, Aviación Civil y la oficina central de Spanair. A día de hoy no ha recibido una explicación oficial de Spanair ni una mala disculpa. Eso sí, el portavoz de la compañía no ha tenido problemas en hablar con la prensa contando que “todas las personas que tienen un requerimiento físico, como obesidad excesiva o alguna discapacidad, deben abonar el espacio que requieran para poder viajar” y quedándose tan ancho.

Reconozco que soy un poquito imparcial porque todo el movimiento fat-friendly estadounidense me tiene frita, así que no me parece normal ni admisible que comparen la obesidad con una discapacidad física. Sea por nacimiento, enfermedad o accidente ¿cómo van a comparar estar en silla de ruedas con que a una persona se le vaya el tema del sobrepeso de las manos? Me acuerdo perfectamente del coñazo que me dio una conocida mía con sus años de activismo, su compromiso con la comunidad gorda, esto y lo de mas allá. Según ella, en su época de estudiante hace unos 10 años, había montado un grupo fat-friendly en su campus universitario para reclamar un espacio único donde l@s obes@s se sintieran respetados. En mi tierra tenemos un dicho “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”; vía Facebook vi fotos de su época universitaria y la tía estaba hecha una sílfide, esquelética. A través de una amiga me enteré de que esa mujer había cogido todo el peso un año después de acabar la carrera porque los padres se divorciaron y ella pilló una depresión de caballo. No tiene nada de malo tener unos kilos de más y estar orgullosa, pero que no se invente historias ni se ponga como lo que no es ni me salga luego con rollos de que a veinte mil personas que rayan la obesidad mórbida como ella se les oprime si sus médicos, sus familias o sus amigos les recordamos los riesgos que conlleva ser obeso.

Tampoco entiendo el razonamiento detrás de los dos asientos necesarios según Spanair. ¿Sería el segundo asiento para la silla de ruedas? ¿no tienen zonas habilitadas para guardarlas durante el trayecto? ¿también le cobran extra a los enfermos o personas mayores que necesitan silla de ruedas para llegar hasta el avión e ir a la zona de llegada de pasajeros? ¿cobran extra a los que tengan que viajar con una bombona de oxigeno por los motivos que sean?

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