Una razón más para no financiar a la Iglesia católica

La última de los católicos norteamericanos es que la archidiócesis de Washington ha dicho que va a dejar de atender a los pobres de la ciudad como el gobierno legalice el matrimonio LGBT. Toda la vida vendiéndonos y poniéndonos mal cuerpo con lo de la caridad católica y ahora se ponen chulos y amenazan con no atender a los más necesitados de Washington (i.e. no darles comida, no darles abrigos, no darles un sitio para dormir, no prestar asistencia legal o sanitaria…) a no ser que si se aprueba el matrimonio LGBT se incluya un artículo por el que a los católicos se les permita discriminar contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en base a su fe. Por ejemplo, si tienes un piso en alquiler, la iglesia católica quiere que puedas negarte a alquilárselo a un gay porque tu religión no te lo permite; si tienes un restaurante o una pastelería, la iglesia católica quiere que puedas decir que tu religión no te permite hacer negocios con un gay. Tela.

Como lesbiana la noticia hace que me parta de risa por los extremos a los qué llegan algunos. Y paso de la risa al llanto fácilmente porque es muy triste que estén anclados en el pasado, que no se den cuenta de que están repitiendo errores que se cometieron hace 80 años cuando los racistas también usaban la Biblia como escudo para justificar la segregación en este país.

Como mujer me pregunto por qué no se han puesto igual de chulos y radicales en el pasado cuando se ha tratado de votar otras iniciativas como endurecer penas por pedofilia, violación y violencia doméstica; el dinero que se va a destinar a proteger a las mujeres; el dinero que se va a destinar a investigar y encontrar una cura para el cáncer de mama o útero; destinar una partida de dinero extra a asegurarse de que los kits de violación se analicen de una puñetera vez y no estén en estanterías cogiendo polvo…

Como trabajadora que paga sus impuestos religiosamente, me gustaría que o se retractasen o que el IRS (Hacienda) les quitase su status privilegiado para que tuvieran que pagar impuestos como todo quisqui. Aquí las iglesias no pagan impuestos a no ser que se les pille haciendo proselitismo político y ya me dirás tú qué es este chantaje. Amén de que están recibiendo ayudas económicas del gobierno para financiar sus programas de asistencia social: casi diez millones de dólares entre 2006 y 2008. Si la archidiócesis de Washington va a cerrar el chiringuito o va a discriminar contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, lo suyo es que el gobierno le cierre el grifo para que tampoco pueda ayudar a los heteros.

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