SAP - terapia de la amenaza

© Antonio Escudero Nafs, Lola Aguilar Redo y Julia de la Cruz Leiva.

Resumen, explicación del SAP como terapia de la amenaza y conclusiones – copiado todo textualmente del estudio “La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): Del síndrome “puro” a la “terapia de la amenaza” (61 páginas). El estudio puede descargarse o leerse aquí: http://www.thelizlibrary.org/site-index/site-index-frame.html#soulhttp://www.thelizlibrary.org/therapeutic-jurisprudence/.


LA LÓGICA DEL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL DE GARDNER (SAP):
DEL SÍNDROME “PURO” A LA “TERAPIA DE LA AMENAZA”

RESUMEN: El síndrome de alienación parental (SAP) está siendo usado en algunos juzgados de nuestro país. La justificación es que pueda ser un síndrome médico. Desarrollamos en este trabajo un análisis de contenido de los trabajos de Gardner y su concepto. Concluimos que el SAP fue construido por medio de falacias: argumento circular, apelar a la autoridad (él mismo), y las falsas analogías con varios trastornos médicos. El objetivo pragmático es doble: conseguir el cambio de custodia y modificar a través de la “terapia de la amenaza” la conducta del progenitor y los niños que son diagnosticados. El “diagnóstico diferencial” es un argumento circular que explica cualquier reacción como un síntoma. El SAP no puede diferenciar entre denuncias verdaderas y falsas de abusos o malos tratos. Por todas estas razones, el SAP puede ser usado como una amenaza para disuadir a las mujeres de abandonar a su pareja cuando hay violencia de género.


LA TERAPIA DE LA AMENAZA

El Síndrome de Alienación Parental es la “Terapia de la amenaza” como concepto acuñado por Gardner. La amenaza, permite manipular a la gente que no coopera: “el enfoque terapéutico primero debe implicar un grado significativo de manipulación de la gente (por lo general por orden judicial) y estructura antes de que uno pueda sentarse y hablar de modo significativo con las partes afectadas”. La propia amenaza gravita fundamentalmente sobre el cambio permanente de custodia: “La amenaza de la custodia principal puede también ayudar a tales madres a “recordarles cooperar”“. Pero puede basarse también, habiéndose producido ya el cambio de custodia, en que se amplié o reduzca el tiempo y forma de contacto entre el hijo/a y el progenitor alienador.

Gardner aludirá en sus textos a esta amenaza como necesidad. La amenaza deriva del poder ejecutorio de los jueces. Sin ello, la propia amenaza y el tratamiento de desprogramación no podría realizarse: “es crucial que el terapeuta sea designado por el juzgado y tenga directo acceso (“input”) al juez”.

El argumento aquí no está oculto bajo términos especializados. Básicamente, se apoya en que sólo una justicia eficaz en cumplir sus amenazas, puede llevar a cabo las medidas del SAP: “En todo el reino animal las madres lucharán literalmente hasta la muerte para salvaguardar su descendientes, y las mujeres todavía están bajo la influencia de la misma programación genética. Bajo estas circunstancias, el juego limpio es visto como una sutileza que puede ser reservada para conflictos menos importantes, pero esto no ha lugar en una batalla por los niños de uno. Coacciones judiciales y amenazas son ignoradas (a menudo con impunidad), y el nombre del juego es dejarlo pasar tanto como uno pueda”.

En muchas ocasiones, recomendará periodos de prisión u hospitalización tanto para la madre como para el niño, a modo de recordatorio de la capacidad ejecutoria del juzgado.

- “Aunque las penas económicas no son generalmente impuestas bajo tales circunstancias, periodos breves de prisión (especialmente los fines de semana), tanto en la casa como en la prisión han mostrado ser completamente efectivos”
- “Yo no estoy recomendando que estas mujeres sean puestas en prisiones con duros criminales. Yo sólo sugiero cortos periodos en una cárcel local”
- “Las amenazas de multa y encarcelamiento puede ayudar a la mayor parte de tales mujeres “a cooperar”. Otro aspecto relevante aquí está el poder del tribunal de hospitalizar a los niños”

En el sentido del anterior fragmento, aplicado desde la lógica de la participación activa del hijo en la campaña, el niño debe ser también según Gardner objeto de amenazas: “Otra consideración, sobre todo para niños más jóvenes, sería la residencia temporal en una casa de acogida o en un refugio para niños abusados. Esto es obviamente punitivo y podría ayudar a tales niños a replantear su decisión de no visitar” (al padre no custodio).

Gardner sugiere el uso de “manipulaciones” o “maniobras”, en alusión a realizar tratos dirigidos por el terapeuta del SAP, con ambos progenitores: “Tal exigencia puede ser dictada por el terapeuta designado por el tribunal y aún por el tribunal. La orden judicial también puede dar unas “excusas” a los niños para la visita. A veces me refiero a esto como un programa de “intercambio de prisioneros”.

Este terapeuta designado por el juzgado juega un papel crucial, es el terapeuta del SAP.

EL TERAPEUTA ESPECIALIZADO EN SAP

El terapeuta del SAP constituye una nueva figura profesional. Gardner no determina qué capacitación debe tener. Su poder viene derivado por los juzgados. Evalúa a lo largo del tiempo y propone medidas. Y sobre todo, actúa con el poder de la amenaza “terapéutica”: “Tales terapeutas deben saber exactamente qué amenazas pueden utilizar para dar apoyo a sus sugerencias, instrucciones, e incluso manipulaciones, yo no vacilo en usar la palabra amenazas. La vida está llena de amenazas”.

La figura de estos profesionales es esencial, pues son el garante de que no haya recidivas. Lo que son, lo define mejor Gardner por aquello que este terapeuta no es: “Los terapeutas que trabajan con los niños del SAP deben sentirse cómodos con métodos alternativos de terapia, la terapia que implica un enfoque autoritario al tratamiento. Deben ser capaces de decir a un progenitor alienador: ‘Si los niños no son dejados en la casa de su ex-esposo/a a las 5:00 de la tarde este viernes, yo informaré al juzgado y recomendaré las sanciones ya descritas en la orden judicial’. Ellos deben sentirse cómodos trabajando sin la confidencialidad tradicional tan necesaria al tratamiento estándar. Ellos deben sentirse cómodos amenazando a padres alienadores así como a los niños de que habrá consecuencias si ellos violan el programa de visitas ordenado por el juzgado. Tales terapeutas deben sentirse cómodos con enfoques de confrontación, el propósito de los cuales es desprogramar a niños con SAP Ellos deben reconocer que hacer lo que los niños manifiestan puede no ser sus mejores intereses. Lo que es el mejor interés en los casos de SAP es que los niños sean forzados a visitar al padre alienado. Los terapeutas que no se sientan cómodos con lo que yo llamo “terapia de la amenaza” no debe trabajar con las familias de SAP”.

Gardner establece una jerarquía en el grado de amenazas (en los SAP de grado moderado) que pasa desde las sanciones económicas, por “la amenaza del permanente cambio de custodia de los niños a la custodia con el padre victimizado (con el alienador entonces teniendo visitas)”, hasta “el más alto nivel (que) es la cárcel”.

Gardner justificará la acción de la medida como terapéutica al actuar sobre el mecanismo de adoctrinamiento: “ellas son “terapéuticas” en el sentido de que previsiblemente reducirán el adoctrinamiento del SAP en la gran mayoría de los casos. De hecho, uno puede referirse a un breve periodo de tiempo de encarcelamiento como “terapia breve”“.

Las amenazas van dirigidas, tanto al progenitor considerado alienador, como al propio niño que: “puede ser emplazado en un centro de detención de jóvenes por unos pocos días para reconsiderar su decisión” (de rebeldía ante el juzgado).

Al terapeuta del SAP se le dará también entre otras capacidades, el seguimiento o evolución de la medida. Con frecuencia, si no siempre, este seguimiento (y sus informes) lo hará el mismo profesional que diagnosticó y propuso la medida de cambio de custodia.

Si hay algún modelo de lo que debe ser el profesional del SAP, éste es el propio Gardner. Este autor realizó, lo que fue quizás su estudio más alejado de la argumentación y más próximo a un modelo médico: el seguimiento de sus casos y el resultado de las medidas propuestas. Los siguientes fragmentos pertenecen a dicho trabajo.

Gardner recopiló datos de seguimiento tras su recomendación de cambio de custodia o restricción del acceso al niño por parte del padre considerado alienador. En el mismo buscó seguir una metodología propia (en el sentido de habitual) de la psiquiatría y la psicología. Sus criterios de selección y exclusión, nos muestra la perspectiva y la pragmática en la cual Gardner se desenvuelve: “Los pacientes seleccionados para este estudio fueron casos en los cuales estuve personalmente implicado. No había ningún caso en este estudio en el cual yo no hubiera tenido alguna participación directa. En muchos casos yo tuve la oportunidad de conducir las evaluaciones completas de ambos padres y los niños, tanto individualmente como en varias combinaciones. En algunos yo había intentado alcanzar el objetivo de hacer entrevistas de familia enteras, pero era frustrado por un padre y/o el proceso legal. En algunos, serví como un consultor. En aquellos casos en los que mi conclusión de que un SAP estaba presente, fue alcanzada sólo después de la revisión de bastante material (a menudo voluminoso) como para permitirme llegar a una conclusión de que el SAP estaba presente y que la transferencia de la custodia o la restricción de acceso al padre alienador estaban justificadas”.

Las personas de las cuales se recopiló la información, fueron: “en todos los casos […] el padre alienado”. […] “Estas eran las personas que habían sido victimizadas por los adoctrinamientos, que habían sufrido más, y quienes, yo sospeché, serían los más receptivos a una conversación conmigo sobre sus experiencias”. […] “No llamé a padres que alienaban porque sospeché (y creo que con justificación) que ellos no serían totalmente cooperativos conmigo con respeto al suministro de la información exacta. Tampoco creí que ellos fueran receptivos a gastar el tiempo conmigo por teléfono para conseguir datos apropiados”.


Las conclusiones, o resultados de las medidas recomendadas por Gardner fueron: “El tribunal decidió restringir el acceso de niños al alienador o el cambio de custodia en 22 de los niños. Hubo una reducción significativa o la eliminación de la sintomatología del SAP en todos los 22 casos. Esto representa un porcentaje de éxito del 100 por 100. El tribunal decidió no transferir la custodia o reducir el acceso al alienador en 77 casos. En estos casos hubo un aumento de la sintomatología del SAP en 70 (el 90.9 por ciento). En sólo 7 casos (el 9.1 por ciento) de los no transferidos hubo una mejora espontánea”.

Los sesgos son evidentes, tanto en la selección de la muestra (exclusivamente aquellos progenitores beneficiados de su criterio de experto), la propia obtención de información como en los criterios de mejoría para la obtención de conclusiones.

Esto conecta, con el apartado B donde abordamos el contexto y su observador. Gardner, “ve” aquello que se puede observar desde una sola perspectiva, comprende que el contexto pericial es un contexto “natural” o neutro, y que su mirada (arropada con el papel de experto con poder), no modifica lo observado. Pero aún más, selecciona como fuentes de información, usando sus palabras, justificadamente, a los progenitores alienados, aquellas personas que veían lo mismo que él.

Pero quizás, el texto, que aunque extenso, mejor reproduce el modelo de un terapeuta del SAP, sea la siguiente trascripción que realiza Gardner de una intervención con Sally, “una niña con SAP de 6 años de edad”. “El intercambio siguiente ocurrió en el contexto de una discusión que yo tuve con Sally, una niña SAP de 6 años que rehusó visitar a su padre durante un fin de semana entero (como fue ordenado por el juzgado), aunque accedía a verle por una hora o dos. Esta decisión, desde luego, representaba un compromiso entre los requerimientos de los dos padres sobre ella.

- Gardner: ¿Qué harías si el juez dijera que si tú no ves a tu padre durante todo un fin de semana, él no pasará dinero a tu madre durante esa semana?
- Sally: Yo no le vería. Yo conseguiría un trabajo y le daría a ella todo el dinero que tuviera.
- Gardner: Suponte que él dice que si no le ves, él no pasará dinero a tu madre nunca. Ella no tendría ningún dinero. ¿Qué harías tú?
- Sally: Todos nosotros (Sally y sus dos hermanos) conseguiríamos trabajos.
- Gardner: ¿Suponte que el juez dice que si tú no ves a tu padre durante todo un fin de semana, él meterá a tu madre en la cárcel durante ese fin de semana?
- Sally: Mi madre dijo que ella iría a la cárcel por mí si yo estaba a disgusto con él y no quisiera ir.
- Gardner: Suponte que al juez dice, “yo la mantendré en la cárcel a menos que vayas y la mantendré en la cárcel hasta que tú vayas.”
- Sally: Yo supongo que yo iría.

Esto es un clásico intercambio de SAP. La niña está sólo “incómoda” y tiene sólo una vaga sensación de que no quiere ir a visitar a su padre. Sin cualquier motivo en concreto, ella está dispuesta a sufrir por ella misma y su madre estas draconianas restricciones Sin embargo, en lo esencial, cuando se le dijo que su madre permanecería en la cárcel mientras ella rehusase visitar a su padre, Sally en seguida se sometió. A menudo los niños con SAP necesitan esta excusa. Ellos necesitan ser capaces de decir a sus programadores que ellos odian al padre victimizado y que están de acuerdo con visitarlo sólo para proteger al adoctrinador de las sanciones del tribunal. Los niños tienen que ser conscientes de estas amenazas de sanciones del tribunal e incluso el conocimiento de sanciones que ya han sido puestas en práctica. A menudo, las amenazas no son bastante, y una sanción puesta en práctica puede conseguir que el alienador y los niños aprecien el hecho de que el tribunal habla en serio. Si el tribunal no está dispuesto a ordenar tales sanciones, y si el tribunal no está dispuesto a imponerlas si las advertencias del tribunal no son cumplidas, entonces la posición del terapeuta está considerablemente debilitada, y todo el programa de tratamiento probablemente sea en vano”.

Es destacable, la interpretación que hace Gardner sobre los auténticos deseos de la niña de estar con el progenitor rechazado, que se cumplirían gracias a la excusa que le ofrecería la amenaza. Este argumento, es usado con frecuencia por Gardner: “Cuando las amenazas son reales, entonces el niño puede decir: “Yo realmente le (la) odio; yo sólo voy a las visitas para protegerte de ir a la cárcel” 13]. La justificación que pueden dar estos niños a los alienadores, puede ser también que serán los propios niños quienes sean encarcelados: “De nuevo, una amenaza, si es real, puede dar a los niños con SAP una excusa para el alienador: “Yo realmente le (la) odio; yo sólo voy porque es mejor que ir a la cárcel”“.

EL PAPEL DE LOS OTROS PROFESIONALES

Sobre los demás profesionales, Gardner les atribuirá distintas cualidades. A los abogados del progenitor alienador se les asigna fundamentalmente el papel de falsos: “Y si el supuestamente dudoso abogado puede demostrar que el SAP no está catalogado en el DSM-IV, entonces sus posición es considerada ‘probada’ (digo ‘supuestamente’ porque el abogado bien puede reconocer el SAP pero sólo sirve a su cliente en su falsedad)”.

Los jueces que no actúan de acuerdo al SAP y los profesionales de salud mental, serán considerados como ingenuos, o, bajo la influencia del progenitor alienador. Según Gardner dilatan con sus dudas y trabajos meticulosos un tiempo precioso para el disfrute del niño con el verdadero vínculo amoroso, el padre alienado: “Los profesionales de salud mental generalmente han tomado la posición que es antiterapéutica de forzar a los niños a hacer cosas que ellos manifiestan que no quieren hacer y que pueden ser dar como resultado varias formas de psicopatología derivadas de tal coacción. El acercamiento general ha sido: la evolución más bien que la revolución, p. ej., lenta y meticulosamente “trabajar sobre” los problemas que están inhibiendo a los niños de disfrutar otra vez de una relación amorosa con el padre alienado”.

El anterior fragmento podría parecer confuso, pero por líneas anteriores ya sabemos que Gardner suele interpretar que, íntimamente, los niños desean estar con el padre alienado pese al rechazo que le expresan, por temor al conflicto con el padre alienador con quien están vinculados (adoctrinados).

El argumento del SAP, acorde con el contexto, pero habiendo (supuestamente) tomado las bases científicas de la medicina, pretende ser autosuficiente. E intenta desconectar con la red de salud mental, a la cual considera en todo caso de apoyo.


CONCLUSIONES

El presente trabajo se centra exclusivamente en la construcción del “síndrome de alienación parental” de Gardner o SAP. No alude, salvo por las alusiones del propio SAP, al concepto de “alienación parental”.

Lo novedoso del SAP, lo que lo hace especialmente distinto, y lo que quizás desconocen muchos profesionales, es que el término antepuesto “síndrome” implica, de forma muy simplificada, la identificación de un único progenitor y un niño como patológicos, y la justificación judicial del cambio de custodia como “terapia”.

Nuestro trabajo tiene sin duda similitudes con cualquier otro que atienda a los contenidos argumentales del SAP. Hemos intentado aportar una explicación del “síndrome” como mejor forma de discusión mostrando los elementos constitutivos del SAP y planteando una crítica y una reinterpretación pragmática de las proposiciones de Gardner.

La dificultad para entender el sentido profundo del SAP radica en su comprensión como conjunto inseparable desde su definición como síndrome “puro” hasta la “terapia de la amenaza”.

Respecto a la existencia en la “realidad” del SAP, consideramos que éste no constituye una entidad médica, ni clínica, pudiendo sólo entenderse como modelo teórico sobre una disfunción familiar en un contexto legal.

En este sentido nuestro estudio conserva similitudes con los trabajos de Dallam, Faller y Bruch, que creemos que han mostrado con gran claridad la falta de evidencia científica en las propuestas de Gardner y la presencia de secuencias lógicas inválidas en los argumentos (especialmente la circularidad).

La existencia del síndrome de alienación parental (SAP) sólo puede entenderse como un constructo de naturaleza argumental elaborado a través de argumentos inválidos (falacias) como son la aplicación de analogías, el pensamiento circular y la apelación constante a la autoridad, entendiéndose como tal al propio creador del concepto.

El señalamiento persistente sobre la pureza del SAP intenta significar que el SAP es el “síndrome” perfecto que alcanza, lo que la mayoría de las entidades médicas no consigue, y (probablemente) ninguna psiquiátrica: un mecanismo de acción y unos agentes etiológicos definidos. El adoctrinamiento, como mecanismo de acción, es una premisa fundamental pues: justifica el cambio de custodia, señala a qué adulto y a qué menor se aplicará la “terapia de la amenaza”, y regulará los cambios en las medidas de actuación a través del “diagnóstico diferencial” con el que se evalúan permanentemente las reacciones de las personas diagnosticadas.

Los distintos argumentos en el intento de encuadrar médicamente al síndrome como puro se construyen con una finalidad pragmática:

- hacer un diagnóstico etiológico (niño y progenitor) con un mecanismo de acción determinado (adoctrinamiento) daría la base para disponer de ventajas de partida en el litigio para conseguir el cambio de custodia inmediato.
-tener la capacidad de variar el nivel dentro del “diagnóstico diferencial”, lo que constituye en sí la “terapia de la amenaza”. Esto permite “controlar” al progenitor y al niño diagnosticados con un argumento circular que corrobora cualquier reacción (más aún la legal) como síntoma.

La naturaleza “terapéutica” de la “terapia de la amenaza”, es argumentada por su creador, apelando explícitamente a su autoridad y experiencia.

El encuadre del SAP dentro del sistema legal tiene importantes repercusiones en nuestro país:

- El SAP no ha mostrado ninguna capacidad discriminatoria entre los abusos y malos tratos verdaderos y los falsos.

- El riesgo de cambio de custodia ante un posible diagnóstico de SAP, especialmente en mujeres víctimas de violencia de género, constituye una potencial medida disuasoria para la denuncia de sospechas o evidencias de malos tratos y abusos en los hijos, o la separación del maltratador

- La estructura del SAP nos permite predecir daños psicológicos en adultos y niños. Entre estos: la permanente observación entre el niño y el progenitor diagnosticados quiebra la espontaneidad del vínculo. Esto es consecuente con el SAP que considera que el vínculo “patológico”. La confianza de los niños en los adultos para protegerles queda quebrada. En madres que hemos entrevistado, vemos los efectos anímicos que generan la ruptura de la lógica, fundamentalmente por la acción del diagnóstico diferencial, que determina que, todo lo que se diga, hable o actué, se considere síntoma, y confirmación constante del propio diagnóstico.

- Con el SAP, se borran las contribuciones de: Piaget, Vigotski, Spitz, Mahler, Klein, Freíd (Anna), Ainsworth, Winnicott, Bowlby, Lebovici, Ajuriaguerra, Diatkine, Anzieu, Erikson,... la lista de los autores que han elaborado mucho de lo que sabemos de nosotros a través de la mente de los niños, sería, inmensa. Toda la complejidad de la psique humana, la que permite o ayuda a explicar los comportamientos y ayudar desde la clínica, ha sido simplificada a un nivel máximo por Gardner. Esto permite, como era objetivo suyo, un diagnóstico fácil del SAP.

Cerrado al exterior, y simplificado sobremanera, el SAP pretende ser autosuficiente para diagnosticar y tratar. Los informes de los profesionales de salud mental, de pediatras, de médicos generales, de trabajadores sociales, de educadores sociales, etc, que desempeñan su trabajo en dispositivos pertenecientes a los gobiernos (autónomos o nacionales), se consideran así mismo “de parte”, es decir parciales. Son los informes que se dirimen, muchas veces, según la lógica interna del SAP, aquellos que se consideran independientes y objetivos. El sistema se cierra incluso ante la ética, y así, la aplicación que se está realizando en nuestro país, de forma similar a cómo ocurrió en su país de origen, de unas medidas terapéuticas derivadas del SAP, sin ninguna consistencia científica previa, constituye una excepción bioéticamente inadmisible.

La mayor paradoja del SAP, es que ayuda a generar las condiciones de un segundo SAP, ahora inverso, contra el progenitor diagnosticado como alienador y sobre el niño, pero esta vez legalizado y tutelado por un especialista del SAP.

Finalmente, éste trabajo, no desvela, una pregunta inicial: ¿Por qué mientras la ausencia de verificación empírica podría haber concluido el debate sobre la existencia o no del SAP (al menos haber paralizado el uso de las medidas hasta el aporte de evidencias), el mismo continúa y con él –algo impensable en clínica- su materialización como terapia? Quizás, como respuesta parcial, hayamos apuntado que el SAP parece sostenido por una (supuesta) evidencia “lógica”. Expresado de otra forma, sostenido por las palabras, y quizás por las trampas del lenguaje.


© Antonio Escudero Nafs, Lola Aguilar Redo y Julia de la Cruz Leiva
Fuente: http://www.thelizlibrary.org/site-index/site-index-frame.html#soulhttp://www.thelizlibrary.org/therapeutic-jurisprudence/
*Antonio Escudero Nafs. Psiquiatra. Centro de Salud Mental del Distrito de Majadahonda. Madrid. anescudero@gmail.com
* Lola Aguilar Redo. Médica Pediatra. Directora del Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres y Niños/as Víctimas de Violencia de Género (C.A.R.R.M.M.) En excedencia SESCAM
*Julia de la Cruz Leiva. Cirujana general. Servicio de Cirugía General del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares. Madrid

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