Vendidas en el extranjero

No recuerdo qué fue antes: leerme el libro sobre el caso de MJC o entrar en contacto con una política española que me hablaba sobre ella. La cosa es que llevo siguiendo el caso desde hace unos años con la sensación de que MJC estaba vendida y el tiempo me da la razón. Acaban de condenarla a 14 años y me temo que va a chupárselos en la cárcel.

MJC ha estado vendida desde que se cogió un avión en el 2006 para traer una sentencia que le daba la custodia compartida de su hija. Algo que podía haber mandado por fax y dejado en mano de sus abogados pero quiso venir ella, dar la cara, quedar bien con el juez y arreglar la situación encontrándose con que en lugar de escucharla la encarcelaban sin que su abogado hiciera gran cosa.

Desde el gobierno español nadie ha movido un dedo ni en España ni aquí. O mucho me equivoco o en estos casi cuatro años Zapatero no se ha pronunciado públicamente sobre el tema. Cartas y llamadas con buenas palabras, sí, por supuesto (puedes ir a la página web de la familia para leer los acuses de recibo de la Casa del Rey y no recuerdo ahora qué Ministerio) pero ni él ni Moratinos ni ninguno de los ministros se han pronunciado abiertamente sobre el tema. No han dudado en mojarse: (a) con el tema del preso vasco en Filipinas porque, claro, no es lo mismo ponerle los puntos sobre las íes a una antigua colonia que intentar conseguir algo de alguien a quien le estás chupando el culo porque te pierde salir sonriendo en las fotos, y (b) con el tema del Pablo Ibar en Florida pero no nos engañemos: no lo han hecho por amor al arte sino porque no les ha quedado más remedio (es un tema heredado de la anterior presidencia). Volviendo a MJC, hay que recordar que Zapatero al principio no podía pedir favores después del desagravio a la bandera norteamericana y ahora sigue sin estar en condiciones de pedir nada. Por mucho que farde de relación con Obama uno no puede pedir nada cuando sigue mandando tropas a Afganistán (tema para otro día: ¿por qué en España lo llaman ‘misión humanitaria’ cuando en EEUU lo llaman ‘guerra’?), cuando no habla inglés, cuando va a cumbres internacionales invitado por Francia, etcétera, etcétera, etcétera. Por cierto, se ha echado también en falta algún tipo de protesta por parte del Ministerio de Igualdad o el Ministerio de la Mujer en este tema.

En EEUU, visto desde fuera, la impresión que dan es la de que tanto el consulado como la embajada se han lavado las manos completamente. Los trabajadores del consulado en Manhattan han seguido yendo a trabajar y a sus fiestas oficiales y no oficiales casi cada noche. Mira, Nueva York es un pañuelo y nos conocemos todos aunque sea de oídas. No sé qué habrán hecho en horario de oficina pero lo que sí se es que mucha gente trabajando para el consulado no tiene ni puta idea de quién es MJC y que a ella la han estado puteando en la cárcel todo lo que han querido y más luego el cónsul, por mucho que dé entrevistas o hable con la familia de vez en cuando, no es que esté partiéndose los cuernos precisamente.

La comunidad española en Nueva York tampoco ha movido un dedo. Nadie ha organizado protestas pacificas, vigilias, marchas, campañas de información a la ciudadanía, recogida de firmas, cartas, etc. Si lo han hecho yo no me he enterado y verás que, lo mismo que me llega información de veinte mil cosas (películas, exposiciones, conciertos, obras de teatro, cenas y actividades variadas organizadas por centros culturales, asociaciones catalanas, el Instituto Cervantes, el Instituto del Rey Juan Carlos, el Centro Reina Sofía, etc), me debería haber llegado la onda de alguna actividad solidaria con MJC. La gente simplemente ha pasado del tema.

Además, las pocas personas que nos hemos interesado por el caso hemos recibido siempre mensajes confusos y contradictorios: no hagas nada, espérate, a ver qué dice el juez, no hables del tema, espera que ese hombre (su ex marido) tiene contactos y es muy peligroso, espera antes de hablar con ese periodista, espérate, no metáis ruido que la dejan sin su medicación y toman otras represalias, espérate, han cambiado al director de la cárcel pero hemos pasado de Guatemala a Guatepeor, no hagas nada, espera, no le escribas que le abren las cartas y sólo le dan los sobres vacíos, espera a ver qué dice el juez la semana que viene, espérate, han vuelto a aplazar el juicio, no puede recibir cartas, etcétera. Por una parte, te da miedo decir algo y que ella sufra las represalias. Por otra dices, coño si este tío es tan importante, si está paseándose por la calle alegremente cuando tiene orden de búsqueda y captura, a ver si voy a acabar yo en Guantánamo por abrir la boca. El tiempo ha ido pasando y los norteamericanos han perdido interés en el tema (mis amigas están ya hartas de oírme hablar de ella) o han empezado a verla como lo que la pintan aquí los escasos medios de comunicación que han cubierto el caso: una secuestradora en lugar de una madre coraje. Porque aquí no se está contando la verdad sobre su ex marido a pesar de haber documentos que demuestran que hubo violencia doméstica, que intentó envenenarla y que en Europa estaba en búsqueda y captura para encarcelarlo. Repito: aquí la percepción que tienen es la de que es una loca que un día se levantó y decidió secuestrar a la hija de un respetable ciudadano estadounidense convertido en padre coraje por obra y gracia de sus abogados.

La campaña de apoyo en internet es para mearse y no echar gota: totalmente descoordinada e inefectiva no de ahora, sino de siempre: enlaces que no funcionan, páginas webs con inglés macarrónico, cartas que no puedes firmar… Precisamente el último modelo de carta en inglés tiene fallos gramaticales, palabras equivocadas que dan a entender que el remitente está de acuerdo con la condena (mercy, leniency... sólo para los culpables se pide clemencia, para un inocente debe reclamarse justicia) y pronombres masculinos para referirse a ella. Me imagino al personal de la oficina del gobernador de New Jersey limpiándose el culo con las cartas, faxes o emails recibidos. Regla básica de comunicación: tan importante es lo que se dice como cómo se dice y si de verdad creen que la han condenado por un tema de racismo, enviando cartas en broken English (pa’que me entiendas: inglés de Burgos) no sólo no van a solucionar el problema sino que van a darle la razón al juez y a racistas como él.

En fin que apañada está la pobre y apañadas estamos las que vivimos en el extranjero si tenemos algún día un problema y nos vemos en la necesidad de recurrir al consulado en Manhattan. Más que lanzar otra campaña e protesta infectiva yo creo que la familia tiene ahora dos opciones: intentar que la cambien de prisión o pedirle ayuda a Sarkozy que es el que realmente nos saca las castañas del fuego en temas internacionales. A ver si él puede hacer que EEUU la ponga en libertad sin condiciones o que la extraditen para que cumpla su sentencia en España.

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