40 días de acoso pro-vida
Hoy es el séptimo día de una campaña de acoso, escarnio, vergüenza pública y derribo dirigido contra las clínicas de salud reproductiva Planned Parenthood y contra sus clientas. Una campaña que, tiempo al tiempo, llegará a España el día menos pensado porque desafortunadamente prepotentes que piensan que pueden decidir por una mujer hay en todos los países. Como muestra de ello, este año participan fundamentalistas pro-vida de EEUU, Canadá, Australia e Irlanda del Norte respaldados directa o indirectamente por la iglesia católica – no están dando la cara públicamente pero sí financian varias de las páginas web donde han colgado las direcciones de estas clínicas de planificación familiar en las que además se presta el servicio de interrupción voluntaria del embarazo.
La campaña consiste en ayunar y rezar pidiendo que Dios les dé fuerzas para aguantar los 40 días, haga que los profesionales de las clínicas dejen de practicar abortos, haga que las mujeres cambien de opinión, etcétera; organizar vigilias a las puertas de las clínicas y repartir de folletos con información pro-vida a la gente que pase cerca de las clínicas Planned Parenthood durante 40 días que, obviamente, no es un número elegido al azar y es un intento nada sutil de justificar sus acciones a través de la Biblia. 40 fueron los días y las noches del diluvio universal, 40 los días y las noches que estuvo Moisés perdido en el desierto y también 40 días y 40 noches fueron los de la tentación de Cristo. Para un cristiano el número 40 representa un periodo de prueba y la “prueba” que estos fundamentalistas pro-vida enfrentan es la de vencer al diablo que se oculta en las clínicas Planned Parenthood rescatando a mujeres que han caído en sus garras y salvando así vidas inocentes. Nos quejamos de la guerra santa de los islámicos pero anda que estos están mucho mejor. Tela.
En la página web que tienen – que me niego a colgar porque paso de hacerles publicidad – llevan la cuenta del número de días transcurridos y el número de vidas salvadas desde el inicio de la campaña. Según los organizadores, con el poder de la oración y su presencia en la puerta de las clínicas, en sólo una semana han salvado más de 50 vidas. Es decir, han conseguido que más de 50 mujeres se vean obligadas a buscar otra clínica donde no les pongan mal cuerpo ni necesiten escolta para entrar. Porque abortar claro que habrán o estarán a punto de abortar - le pese a quien le pese, las mujeres no somos veletas que vayamos a cambiar de opinión sobre algo tan personal e importante porque un grupo de chalad@s se ponga a rezar a las puertas de una clínica.
Lo que podemos hacer ante campañas de acoso y derribo como esta que busca amedrentar a las mujeres y al personal sanitario que las atiende es:
1. Llamar a las clínicas Planned Parenthood que están en el punto de mira de estos grupos pro-vida y preguntar qué necesitan – habrá clínicas que necesiten voluntarias para escoltar a las clientas del coche a la clínica y viceversa durante estos 40 días y habrá clínicas que necesiten voluntarias en diferentes áreas de una forma más continuada.
2. Hablar y escribir sobre lo que está pasando para dar visibilidad al problema.
3. Colaborar económicamente con las clínicas mediante donaciones.
4. Dejar de ir a nuestr@ ginecólog@ y utilizar estas clínicas. En el mejor de los casos, teniendo seguro médico, aquí tenemos que pagar un copago cada vez que vamos al/a la ginecólog@. Lo que podemos hacer es ir a estas clínicas para que la parte del copago que paga el seguro médico cubra sus servicios y nuestro copago, por pequeño que sea, les ayude a financiar sus programas. Las clínicas de planificación familiar e interrupción voluntaria del embarazo son gratuitas para las mujeres que no tienen seguro médico y que no pueden pagar por los servicios recibidos pero cobran el copago standard a las que sí tienen seguro médico.
La campaña consiste en ayunar y rezar pidiendo que Dios les dé fuerzas para aguantar los 40 días, haga que los profesionales de las clínicas dejen de practicar abortos, haga que las mujeres cambien de opinión, etcétera; organizar vigilias a las puertas de las clínicas y repartir de folletos con información pro-vida a la gente que pase cerca de las clínicas Planned Parenthood durante 40 días que, obviamente, no es un número elegido al azar y es un intento nada sutil de justificar sus acciones a través de la Biblia. 40 fueron los días y las noches del diluvio universal, 40 los días y las noches que estuvo Moisés perdido en el desierto y también 40 días y 40 noches fueron los de la tentación de Cristo. Para un cristiano el número 40 representa un periodo de prueba y la “prueba” que estos fundamentalistas pro-vida enfrentan es la de vencer al diablo que se oculta en las clínicas Planned Parenthood rescatando a mujeres que han caído en sus garras y salvando así vidas inocentes. Nos quejamos de la guerra santa de los islámicos pero anda que estos están mucho mejor. Tela.
En la página web que tienen – que me niego a colgar porque paso de hacerles publicidad – llevan la cuenta del número de días transcurridos y el número de vidas salvadas desde el inicio de la campaña. Según los organizadores, con el poder de la oración y su presencia en la puerta de las clínicas, en sólo una semana han salvado más de 50 vidas. Es decir, han conseguido que más de 50 mujeres se vean obligadas a buscar otra clínica donde no les pongan mal cuerpo ni necesiten escolta para entrar. Porque abortar claro que habrán o estarán a punto de abortar - le pese a quien le pese, las mujeres no somos veletas que vayamos a cambiar de opinión sobre algo tan personal e importante porque un grupo de chalad@s se ponga a rezar a las puertas de una clínica.
Lo que podemos hacer ante campañas de acoso y derribo como esta que busca amedrentar a las mujeres y al personal sanitario que las atiende es:
1. Llamar a las clínicas Planned Parenthood que están en el punto de mira de estos grupos pro-vida y preguntar qué necesitan – habrá clínicas que necesiten voluntarias para escoltar a las clientas del coche a la clínica y viceversa durante estos 40 días y habrá clínicas que necesiten voluntarias en diferentes áreas de una forma más continuada.
2. Hablar y escribir sobre lo que está pasando para dar visibilidad al problema.
3. Colaborar económicamente con las clínicas mediante donaciones.
4. Dejar de ir a nuestr@ ginecólog@ y utilizar estas clínicas. En el mejor de los casos, teniendo seguro médico, aquí tenemos que pagar un copago cada vez que vamos al/a la ginecólog@. Lo que podemos hacer es ir a estas clínicas para que la parte del copago que paga el seguro médico cubra sus servicios y nuestro copago, por pequeño que sea, les ayude a financiar sus programas. Las clínicas de planificación familiar e interrupción voluntaria del embarazo son gratuitas para las mujeres que no tienen seguro médico y que no pueden pagar por los servicios recibidos pero cobran el copago standard a las que sí tienen seguro médico.
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