Capitanes cavernícolas
Con el bombo y platillo que se le está dando a la lucha contra la violencia doméstica heterosexual, el lenguaje no sexista y otros temas que descolocan a los neandertales españoles estamos viendo surgir una nueva fauna que podemos clasificar como capitanes cavernícolas: personajillos de esta España (que por mucho que queramos no deja de ser) de pandereta que explotan el chollo para arrimar el ascua a su sardina y conseguir un trabajo bien remunerado del que difícilmente se le va a echar, salir en la tele, vender libros, CDs, entradas a conciertos y lo que les empete.
Hablo de hombres como Jesús Neira, que se cubre de gloria poniendo a parir a Zapatero allá por donde va y con ponencias como la dada en el V Congreso Mujer y Parlamento organizado por la Federación de Mujeres Rurales (FEMUR) en Madrid. Concretamente en este congreso ha dicho que la violencia intelectual puede acabar con las mujeres lo cual no dejar de ser irónico pues hace unos cuantos meses estaba poniendo a las hijas de Zapatero a caer de un burro. Vamos, que es de los que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Cada cual tiene derecho a su opinión, pero que se meta con el presidente del país ocupando como ocupa un cargo público que le han dado a dedo no es de recibo aunque los que lo hayan contratado sean de otro partido – el Observatorio Regional de la Violencia de Género es para tod@s l@s madrileñ@s: sociatas, peperos, izquierdistas e independientes. Repito: para tod@s y el director/presidente debería mantenerse al margen de cualquier debate político.
Hablo de hombres como José María Lebrero Vecino – un escritor nisu que se ahoga en un mundo de "cursis" y "manipuladoras del lenguaje" (usease feministas) y reivindica el uso del femenino gramatical únicamente cuando él estime que sea necesario no por machismo sino por economía expresiva. Se escuda en la columna de opinión del Pérez Reverte ya discutida el otro día porque parecen faltarle huevos para escribir de su puño y letra que el lenguaje no sexista “además de una imbecilidad, es incorrecto e innecesario” (¿de verdad un escritor necesita citar textualmente a Pérez Reverte para escribir eso? ¿no puedo encontrar sinónimos? ¿no puede decirlo con sus propias palabras?). Este escritor nisu – ni su padre lo conoce – autor de obras que pasarán a la posteridad como Culos o El latir de los días, tiene a bien soltar parrafadas machistas en cartas al director del periódico de su pueblo (como si dijéramos, sé perfectamente que León es una ciudad). Un escritor que no han contratado para escribir una columna ni tiene blog (con el periódico en cuestión o propio), enviando cartas al director para darse bombo: ¿se puede ser más patético?
Hablo de hombres como Fernando el Hermoso – denunciado por cosas que ahora contaré y cuyo nombre real me reservo hasta que esté condenado por la justicia española. Este señor y su familia se dedican a pasearse por asociaciones feministas diciendo ser un cantante solidario que va a sacar un CD con canciones en contra de la violencia doméstica que desbancará al “Malo” de Bebe. Por muy de mal gusto que sea, allá cada cual con la forma que tenga de enfocar su marketing. El problema está en que lleva 2 años paseándose por asociaciones de mujeres, utilizando logos de unas cuando va a ver a otras y vice versa, haciéndose pasar por miembro y sacando dinero aquí y allí para la lucha contra la violencia doméstica o para su CD sin que nadie sepa a dónde va ese dinero.
Hablo de hombres como Jesús Neira, que se cubre de gloria poniendo a parir a Zapatero allá por donde va y con ponencias como la dada en el V Congreso Mujer y Parlamento organizado por la Federación de Mujeres Rurales (FEMUR) en Madrid. Concretamente en este congreso ha dicho que la violencia intelectual puede acabar con las mujeres lo cual no dejar de ser irónico pues hace unos cuantos meses estaba poniendo a las hijas de Zapatero a caer de un burro. Vamos, que es de los que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Cada cual tiene derecho a su opinión, pero que se meta con el presidente del país ocupando como ocupa un cargo público que le han dado a dedo no es de recibo aunque los que lo hayan contratado sean de otro partido – el Observatorio Regional de la Violencia de Género es para tod@s l@s madrileñ@s: sociatas, peperos, izquierdistas e independientes. Repito: para tod@s y el director/presidente debería mantenerse al margen de cualquier debate político.
Hablo de hombres como José María Lebrero Vecino – un escritor nisu que se ahoga en un mundo de "cursis" y "manipuladoras del lenguaje" (usease feministas) y reivindica el uso del femenino gramatical únicamente cuando él estime que sea necesario no por machismo sino por economía expresiva. Se escuda en la columna de opinión del Pérez Reverte ya discutida el otro día porque parecen faltarle huevos para escribir de su puño y letra que el lenguaje no sexista “además de una imbecilidad, es incorrecto e innecesario” (¿de verdad un escritor necesita citar textualmente a Pérez Reverte para escribir eso? ¿no puedo encontrar sinónimos? ¿no puede decirlo con sus propias palabras?). Este escritor nisu – ni su padre lo conoce – autor de obras que pasarán a la posteridad como Culos o El latir de los días, tiene a bien soltar parrafadas machistas en cartas al director del periódico de su pueblo (como si dijéramos, sé perfectamente que León es una ciudad). Un escritor que no han contratado para escribir una columna ni tiene blog (con el periódico en cuestión o propio), enviando cartas al director para darse bombo: ¿se puede ser más patético?
Hablo de hombres como Fernando el Hermoso – denunciado por cosas que ahora contaré y cuyo nombre real me reservo hasta que esté condenado por la justicia española. Este señor y su familia se dedican a pasearse por asociaciones feministas diciendo ser un cantante solidario que va a sacar un CD con canciones en contra de la violencia doméstica que desbancará al “Malo” de Bebe. Por muy de mal gusto que sea, allá cada cual con la forma que tenga de enfocar su marketing. El problema está en que lleva 2 años paseándose por asociaciones de mujeres, utilizando logos de unas cuando va a ver a otras y vice versa, haciéndose pasar por miembro y sacando dinero aquí y allí para la lucha contra la violencia doméstica o para su CD sin que nadie sepa a dónde va ese dinero.
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