Grey Gardens

Por fin he visto Grey Gardens - no la película sino el documental de 1975 - y me ha revuelto el estómago. El documental sigue unos días en la vida de Edith Ewing Bouvier Beale (Big Edie) y su hija Edith Bouvier Beale (Little Edie), famosas por vivir en condiciones infrahumanas en una mansión venida a menos en los Hamptons siendo tía y prima de Jackie Kennedy, que no movió un dedo por ellas hasta que tía y prima no salieron en la prensa. El documental no tiene ni pies ni cabeza, el único argumento parece ser mostrar a dos mujeres que pasaron de llevar vidas de amor y lujo a vivir entre basura en una casa que se caía a pedazos. Grey Gardens fue rodado un año después de que las protagonistas estuvieran a punto de perder la casa y ser echadas de los Hamptons (tuvo que intervenir la famosa sobrina/prima y conste que lo hizo por el qué dirán y no porque de verdad se preocupase por ellas) y aun así da asco ver en qué condiciones vivían. Nada más que de pensar cómo debía oler la casa me pongo mala. Que nadie se lleve a engaños que no soy una santa: veo Intervention, Hoarders y Obsessed porque son programas sobre gente con problemas que hacen que me sienta mejor conmigo misma. Intervention sigue a adictos a los que la familia no puede aguantar más y les organizan una intervención para que los manden a un centro de desintoxicación y rehabilitación. Hoarders va sobre gente con el síndrome de Diógenes desde que nacen o a raíz de algún episodio traumático (divorcio, muerte de algún familiar, etc). Obsessed muestra a gente con comportamientos obsesivos compulsivos que va a terapia durante equis tiempo para superar el problema que causa esos comportamientos y aprender a controlarlos.

Es decir, estoy acostumbrada a ver todo tipo de reality shows donde las personas que acceden a ser grabadas viven, si me apuras, en condiciones todavía peores que Big Edie y Little Edie sin que me afecten tanto. Quizá de Grey Gardens lo que me ha llegado al alma sea la fragilidad mental de las protagonistas, el abandono en el que viven, la suciedad, los gatos, que los hijos/hermanos pasen de ellas (no les ayudaban económicamente y o mucho me equivoco o lo hacían a cosa hecha para poder echarlas, vender la casa y enriquecerse), que los directores seleccionen las escenas donde pueden parecer más locas de las casi 60 horas de documental que rodaron presentándolas ante el mundo como un par de paranoicas, esquizofrénicas co-dependientes, que después de estrenarse el documental ellas no vieran un duro, que surgiera una fauna de personajillos que ha cobrado por entrevistas inventadas sobre madre e hija y suma y sigue.

No discuto que en su época Grey Gardens fuese el no va más porque hasta ese momento no se hubiera estrenado ningún otro documental que acercase tanto a la espectadora a las personas sobre las que se hacia un documental (algo cuestionable), pero de ahí a toda la que tienen montada hay un mundo. Aunque lleve aquí años, sigo sin entender que los norteamericanos hagan ídolos e iconos de gente que en España habría sido desahuciada o estaría en el lugar adecuado (residencia para ancianas y/o manicomio si de verdad estaban locas). No sé si es la mística que rodea a todo lo que huela un poco a Kennedy, aunque sea de lejos. No sé si es que los gays norteamericanos se pirran por historias trágicas como estas – lo mismo a la que le falta un chip de sensibilidad gay es a mí. Si me hablas de Judy Garland y Liza Minelli, pues claro que lo entiendo. Pero estas dos… No sé qué le ven de maravillosa y divina a Little Edie por mucho que cantase, bailase y escribiese poemas. La suya fue una vida muy triste, asfixiada por una madre acaparadora o por su propia falta de coraje. Repito: nada de especial. Nada digno de admirar.

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