Pasos de cangrejo en Arabia Saudí

La misma semana que se ha anunciado que las mujeres saudís podrían comenzar a pisar los juzgados y realizar algunos trámites sin el permiso paterno o de sus maridos (lo que en la práctica además significa abrir la puerta a que más mujeres estudien y ejerzan la carrera de abogacía), el clérigo Shaikh Abdul-Rahman al-Barrak publica una nueva fatua en su página web defendiendo la separación de hombres y mujeres en los lugares públicos y exigiendo la pena de muerte para quien no cumpla con esta separación. Es decir, el gobierno intenta dar un paso adelante y los líderes religiosos quieren dar dos para atrás como los cangrejos.

Mientras el ministro de Justicia saudí anunció la intención de crear un nuevo borrador de ley para permitir que mujeres abogadas representen a otras mujeres en casos de divorcio, pension y custodia de los hijos y que cualquier mujer pueda acudir a una notaria, registrar e hipotecar propiedades a su nombre y realizar otra serie de trámites, Shaikh Abdul-Rahman al-Barrak se explaya diciendo que el que las mujeres y los hombres vayan a colegios/universidades mixtos o compartan el mismo lugar de trabajo está prohibido porque “permite ver lo prohibido y permite charlas prohibidas”. Qué don de palabra tiene este hombre y qué variedad de vocabulario. Entre otras cosas escribe: “quien quiera que permita esta mezcla… permite cosas prohibidas y cualquiera que las permita es un infiel y esto significa la renuncia del Islam… O se retracta o él debe ser asesinado… porque renuncia y desobedece a la Sharia” y “cualquier hombre que acepte que su hija, hermana o mujer trabaje con hombres o asista a reciba una educación mixta se preocupa poco por su honor ya que esto es una forma de proxenetismo”. Es decir, no ya sólo las universitarias, sino cualquier niña que aprenda a leer y escribir es una puta, por esa regla de tres su padre es un chulo y ambos merecen ser asesinados. Si esto no es incitación a la discriminación y apología de la violencia… no sé qué será.

El monarca saudí, que ya despidió a otro clérigo el año pasado por exigir que vetasen las asignaturas a impartir en una universidad mixta, también debería tomar ahora cartas en el asunto exigiendo que Shaikh Abdul-Rahman al-Barrak se retracte y deje de emitir nuevas fatwas que discriminen a la mujer.

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