Roberto

Roberto murió el 2 de septiembre del 2007 en su apartamento madrileño. Lo encontraron desnudo, sucio y apaleado como a un perro. Sus compañeras de piso le habían pegado una paliza de muerte – a simple vista la policía encontró sangre en el salón y el suelo de su dormitorio. Lo que pasase ese día sólo lo saben ellas. Por lo pronto, la abogada de una está pidiendo la absolución para su cliente que, de ser cierto que no lo mató, igualmente debería pudrirse en la cárcel por haberse quedado de brazos cruzados mientras la otra compañera de piso hacía todo lo que le daba la gana con él.

Roberto nació Concepción y eso fue motivo suficiente para que las dos mujeres que tenía viviendo en el piso con él se creyesen en el derecho de vejarlo, maltratarlo y torturarlo durante meses. Se metieron a vivir en su casa, se fueron ganando su confianza, le comieron el tarro haciendo que dudase de sí mismo y del proceso de cambio de sexo que había iniciado; lo vejaron desnudándolo o haciendo que se vistiera con ropas de mujer que él (muy equivocada debo estar) llevaría años sin ponerse voluntariamente; lo grabaron en vídeo… y vete a saber qué más le hicieron. Cuando intentó echarlas de su casa, estas dos manipuladoras le dieron la vuelta a la tortilla y le hicieron firmar algún tipo de documento garantizándoles que no las dejaría en la calle hasta que encontrase una vivienda propia. Después vendría otro documento en el que se comprometía a entregar dinero a una de ellas cuando heredase del padre. Roberto estaba prisionero en su propia casa. No salía mucho porque estas dos arpías le habían comido la moral y cuando lo hacía, demacrado, con moratones y heridas sin curar y desnutrido, a ninguno de sus vecinos se le ocurrió preguntarle si necesitaba ayuda o llamar a la policía o al teléfono de atención para maltratadas.

Roberto nació Concepción, pero los únicos que lo ven como una mujer son los abogados defensores de sus asesinas y la prensa española que sigue refiriéndose a él como si fuera ella. Roberto no sólo fue vejado, maltratado y asesinado por sus compañeras de piso y abandonado a su suerte por unos vecinos que optaron por oír, ver y callar. Roberto también está siendo vejado después de muerto. ¿Tan difícil es entender que Roberto era un transexual masculino y que como tal debe hacerse un uso de pronombres masculinos cuando se hable de él? ¿no saben que cuando se habla de una persona transexual se debe hablar de esa persona utilizando su sexo de destino y no por el de origen? ¿es que la prensa se ha limpiado el culo con los memorandos, emails, manifiestos y demás tipos de documentos recordándoles el uso de un lenguaje no transbófobo que asociaciones de transexuales y asociaciones LGBT llevan años mandándoles?

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