Femicidio en Ecuador

© Jenny Pontón Cevallos
Fuente: http://www.feminicidio.cl/intranet/documentos_doc/13docbco_14abril10.pdf

FEMICIDIO EN EL ECUADOR: REALIDAD LATENTE E IGNORADA

El femicidio consecuencia de una extrema violencia de género, constituye una problemática arraigada en diversos contextos latinoamericanos; no obstante, éste se encuentra invisiblizado en las leyes, las políticas y en el imaginario social de la mayoría de países de la región, debido a la existencia de patrones socio-culturales androcéntricos que naturalizan el sexismo, la inequidad y la misoginia a nivel público y privado.

El propósito de este artículo es analizar la dimensión del femicidio en la sociedad, indagando sobre el origen y el significado de este término, para poder brindar una idea general de la situación de esta problemática a nivel latinoamericano y sus implicaciones en el caso ecuatoriano, específicamente en la ciudad de Quito, considerando que pese a la clara existencia de conductas femicidas en el país, no existe un figura legal ni una tipología definida de este delito, que permitan prevenirlo y combatirlo desde las instituciones del Estado, lo cual invisibiliza esta problemática y promueve la impunidad respecto a las agresiones y crímenes cotidianos que experimentan las mujeres en el Ecuador.

En este sentido, el presente trabajo indagará sobre ¿Qué es el femicidio y cómo constatar su existencia en el Ecuador? Para ello teóricamente se empleará bibliografía desarrollada desde los feminismos y los estudios de género que permitirán interpretar la información cuantitativa sobre esta problemática obtenida tanto de registros estadísticos institucionales, de la sistematización de casos publicados en la prensa escrita ecuatoriana durante el año 2008, como de estudios previos sobre el tema en el país. De esta manera, este artículo iniciará con un acercamiento de lo que es la violencia contra las mujeres como una dimensión que conduce y puede concluir en femicidio, para luego profundizar sobre el concepto y la realidad de este fenómeno a nivel regional, nacional y local.


VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer Convención de Belém do Para (OEA, 1994), define la violencia contra la mujer como “cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado” (art. 1).Asimismo, señala que esta violencia puede ser física, sexual y psicológica; puede ocurrir dentro de la familia o en cualquier otra relación interpersonal; y, puede comprender violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual, las mismas que además pueden ser perpetradas o toleradas tanto porel Estado como por sus agentes (art.2) (OEA, 1994). De acuerdo al documento elaborado para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el feminicidio en América Latina (DEMUS, 2006), la violencia contra las mujeres es una situación común en nuestra región que muchas veces culmina con “muertes violentas” e incluso llega a presentar signos de tortura, mutilaciones, saña y/o violencia sexual por razones asociadas al género. De modo que el fenómeno de los asesinatos de mujeres es una modalidad de la violencia contra la mujer, que constituye un asesinato de género, por lo que es necesario considerar las particularidades que se presentan en cada uno de los países latinoamericanos. No obstante, este mismo informe señala que es posible identificar elementos en común en toda la región como el odio, el desprecio y el menor valor que se da a la vida de las mujeres, aunado a la falta de investigaciones eficaces, prevención y sanción, y la tolerancia por parte de los Estados de estos asesinatos, lo cual deriva en una total impunidad (DEMUS, 2006).

Toda esta situación acontece aún cuando la mayoría de países Latinoamericanos, entre ellos el Ecuador, han firmado y ratificado convenciones y acuerdos internacionales dedicados a combatir la violencia contra las mujeres, los cuales en muchos casos son incumplidos por los Estados al no garantizar una vida libre de violencia para ellas, entre estos se puede citar: la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979) y su Protocolo Facultativo (1999); la Declaración y el Programa de Acción de Viena de (1993); la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la Mujer Belém do Pará (1994); la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995); y, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (1998), entre otros, todos fruto de las demandas y luchas de los movimientos de mujeres a nivel mundial.


¿QUÉ ES EL FEMICIDIO?

Antiguamente se usó el término “uxoricidio” para identificar las muertes de mujeres provocadas por sus esposos, las cuales en la mayoría de los casos tenían como determinante los celos. En muchas sociedades este hecho ha sido visto como un asesinato de menor calado, al considerar que es lo que tiene que hacer el esposo en caso de adulterio (Wikipedia, 2009), justificando así la impunidad del crimen como parte de una ideología conservadora y patriarcal. Si bien existía una clasificación para estos casos, con el tiempo ésta se fue neutralizando sin identificar la direccionalidad de la violencia (víctima y victimario); así primero se sustituyó con el nombre “conyugicidio” (crimen de cónyuge, hombre o mujer), y después se diluyó como homicidio o muerte no natural de un hombre (término que “incluye” a las mujeres). De manera que el asesinato de mujeres se fue invisibilizando en las estadísticas institucionales, al ocultarse detrás de cifras generales.

Ante esta realidad, la necesidad de evidenciar la muerte de mujeres por razones de género, ha conducido a autoras feministas a crear una categoría específica para este hecho; según Dador y Llaja (2008) uno de los primeros intentos en nombrar esta realidad se da con Mary Anne Warren, quien en 1985 publicó el libro Gendercide: The implications of sex selección. Posteriormente, Jill Radford y Diana Russell (1992) desarrollan por primera vez el término femicide para nombrar el asesinato de mujeres por razones asociadas con su género, y lo definen como “… la forma más extrema de violencia de género, entendida ésta como la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder, dominación o control. Incluye los asesinatos producidos por la violencia intrafamiliar y la violencia sexual” (Radford y Russell, 1992 en Carcedo y Sagot, 2000:11).

Posteriormente, luego de los misteriosos asesinatos de mujeres en ciudad Juárez -México, a partir de 1992, la autora Marcela Lagarde – teórica feminista, antropóloga y diputada mexicana– creó la categoría de feminicidio como un concepto que denuncia la impunidad de estos delitos: Identifico algo más para que crímenes de este tipo se extiendan en el tiempo: es la inexistencia del Estado de derecho, bajo la cual se reproducen la violencia sin límite y los asesinatos sin castigo, la impunidad. Por eso, para diferenciar los términos, preferí la voz de feminicidio para denominar así el conjunto de delitos de lesa humanidad que contiene los crímenes, los secuestros y las desaparieciones de niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional. (…). Por eso el feminicidio es un crimen de Estado (Lagarde, 2006: 281).

No obstante, autoras como Ana Carcedo y Montserrat Sagot (2000) reivindican el término femicidio, buscando conectar los crímenes con el continuum de violencia sufrida por las mujeres en los diferentes ámbitos de su vida social, más que con la impunidad que los rodea. Para estas autoras “el concepto de femicidio ayuda a desarticular los argumentos de que la violencia de género es un asunto personal o privado y muestra su carácter profundamente social y político, resultado de las relaciones estructurales de poder, dominación y privilegio entre los hombres y las mujeres en la sociedad” (Carcedo y Sagot 2000:10). En este sentido, se podría decir que el femicidio y el feminicidio son conceptos que se encuentran en construcción, pues aún existe un gran debate en el movimiento de mujeres y feminista acerca de la manera de llamar a los asesinatos contra las mujeres en razón de su sexo.


TIPOS DE FEMICIDIO

Las autoras Radford y Russell han clasificado el femicidio en tres categorías muy útiles para comprender y estudiar estos crímenes: (i) íntimo, son asesinatos cometidos por hombres con quien la víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia o afines; (ii) no íntimo, son los asesinatos cometidos por hombres con quienes la víctima no tenía relaciones íntimas, familiares, de convivencia o afines (por lo general, éste involucra un ataque sexual previo); y, (iii) por conexión: se refiere a mujeres que fueron asesinadas “en línea de fuego” de un hombre tratando de matar a una mujer. Son casos de parientas, niñas y otras mujeres, que intervinieron para evitar el hecho, que fueron atrapadas en la acción del femicida (Radford y Russell, 1992 en Carcedo y Sagot, 2000:10).

Para estudiosos de la violencia como René Jiménez (2006) estos crímenes implican que las mujeres son utilizables, prescindibles, maltratables y desechables, ya que todos tienen en común una infinita crueldad y un odio desmedido hacia ellas. Rita Segato (2006) explica que esta reacción de odio se desata cuando la mujer ejerce autonomía en el uso de su cuerpo desacatando reglas de fidelidad o de celibato, o cuando accede a posiciones de autoridad o poder económico o político tradicionalmente ocupadas por hombres. En este sentido, son crímenes de poder, donde la intencionalidad de matar o simplemente herir o hacer sufrir no define diferencias, por lo que a veces es un resultado no buscado deliberadamente por el agresor (Segato, 2006).

Desde este punto de vista, se podría decir que existe un vacío legal en el tema, ya que a excepción de Costa Rica y Guatemala2, el concepto de femicidio no ha sido incluido en las leyes ni códigos penales de los países latinoamericanos; pues éste se usa exclusivamente en ámbitos políticos y académicos feministas. En definitiva, se trata de un término político que no solo incluye a los agresores individuales sino a la estructura estatal y jurídica, ya que al no existir como delito en la legislación, no se le da el tratamiento jurídico y sociológico adecuado a los casos que lo individualizan (Muralles, 2005).


APROXIMACIÓN AL FENÓMENO EN AMÉRICA LATINA

En los años 90 el término y el concepto de femicidio empezó a ser asumido por organizaciones feministas de América Latina,muchas de ellas realizaron investigaciones a partir del año 2000 sobre esta problemática en sus distintos países recopilando información y denunciando este delito. Existen naciones donde el incremento de estos crímenes ha alcanzado dimensiones impactantes -aunque en ningún país se tienen cifras exactas de este fenómeno –entre ellas se puede citar:

- México (Ciudad Juárez): un caso emblemático por ser una de las ciudades en la que el incremento de los asesinatos a mujeres se ha dado de manera sistemática a lo largo de la última década debido a la particularidad social, cultural y económica que ha generado una dinámica de conflicto en las relaciones tradicionales entre los sexos, situación que no ha ido acompañada de un cambio en la mentalidad de la sociedad (Meléndez y Mallqui, 2005). No se tienen estimaciones rigurosas del número de feminicidios en esta ciudad, según algunas organizaciones no gubernamentales hasta el 2006 eran 430 las mujeres asesinadas y 600 las desaparecidas. No obstante, los datos oficiales de la Procuraduría General de la República, afirman que son 379 las asesinadas y 4.456 las desaparecidas, disparidad que refleja la omisión,el desconocimiento y el descuido en el tema (Jiménez, 2006).

- El Salvador: entre enero de 2004 y mayo de 2005 se registraron en la prensa un total de 308 crímenes contra mujeres. La edad de la mayoría de las víctimas estuvo entre 15 y 30 años (Mallqui y Meléndez, 2005).

- Guatemala: de acuerdo con la información del Grupo Guatemalteco de Mujeres basado en los datos de la Policía Nacional Civil de Guatemala, el número de muertes violentas de mujeres comprendidas en el periodo del 2000 al 2005 ha sido de 2.170 (DEMUS, 2006).

- Bolivia: según un estudio de feminicidio, entre 2003 y 2004 se registraron 373 asesinatos de mujeres en Bolivia, el 7.7% correspondió a menores de 20 años, el 6.17% a mujeres entre 21 y 30 años, el 2,9% a mu-jeres entre 31 y 40 años, el 4,02% a mujeres de más de 41 años y el 80.16% a mujeres de quienes se desconoce su edad (DEMUS, 2006).

- Perú: en las investigaciones realizadas por Flora Tristán y Amnistía Internacional se han detectado un total de 265 casos de feminicidio, acontecidos entre febrero del 2003 y setiembre de 2005. Esto arroja un promedio de nueve mujeres víctimas al mes (Mallqui y Meléndez, 2005).


FEMICIDIO EN EL ECUADOR

La violencia contra las mujeres es un grave problema que afecta al Ecuador. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Materna e Infantil –ENDEMAIN 2004 (CEPAR, 2005), el 41% de las mujeres alguna vez casadas o unidas entre 15 y 49 años reportó haber recibido maltratos verbales o psicológicos; el 31% violencia física; y, el 12% violencia sexual por parte de alguna pareja o ex-pareja. Asimismo, el marido o compañero actual fue nombrado como el responsable de la violencia en alrededor de 80% de casos. En toda la vida, el 14% de mujeres reportó violencia verbal, el 17 % verbal y física, y el 9% verbal, física y sexual. En total, el 46% de mujeres alguna vez casadas o unidas sufrieron por lo menos uno de los tres tipos de violencia.

Por otro lado, casi el 10% de las mujeres de 15 a 49 años de edad reportó que en el transcurso de su vida había experimentado alguna forma de violencia sexual, el 7% fue violada y el 4% sufrió alguna situación de abuso sexual. Estas formas de violencia sexual son más frecuentes en mujeres con residencia urbana, divorciadas, separadas o viudas, de bajos niveles de instrucción y en difícil situación económica. En la mayoría de los casos de violencia sexual los responsables resultaron ser personas conocidas: 86% en la violación y 81% en el abuso sexual (CEPAR, 2005: 11).

Estas cifras revelan la dimensión del problema en el país, las cuales sumadas a las denuncias de violencia contra las mujeres receptadas en las 31 Comisarías de la Mujer y la Familia a nivel nacional, nos dan una pauta de que el femicidio en el Ecuador es una realidad latente, al constituir “la forma extrema, mortal, de violencia contra las mujeres de cualquier edad” (Red Feminista Contra la Violencia hacia las Mujeres de Centroamérica, en Carcedo, 2009). El cuadro No. 1 muestra que año a año las denuncias por este problema se han incrementado, es así que del 2005 al 2007 se receptaron 157.205 denuncias de violencia contra las mujeres, las cuales representaron el 85.57% del total de las recibidas en los tres años. No obstante, es importante considerar que estos datos no reflejan la problemática en su totalidad debido a que esta violencia no siempre es denunciada, tanto por la naturalización de la misma como por el desconocimiento de la normativa existente. Asimismo, es importante señalar que estos datos dan cuenta únicamente de la violencia contra las mujeres en el ámbito intrafamiliar, pues en el país no existen leyes para sancionar este tipo de violencia en al ámbito público, es decir, en espacios como la calle, el trabajo, las instituciones educativas, el sector salud, etc., lo cual muestra el subregistro de esta situación. Únicamente en caso de delitos sexuales el Ministerio Público recepta denuncias en los dos ámbitos, aunque no se conoce cuántos de estos corresponden a casos de mujeres, sin embargo, se presume que son la mayoría dada su condición de género (ver gráfico No.1).


MARCO LEGAL

La Constitución Política del Ecuador (2008), en su Art.66. numeral 3, literales a y b, declara que: se reconocerá y garantizará a las personas: el derecho a la integridad personal, que incluye: la integridad física, psíquica, moral y sexual; y una vida libre de violencia en el ámbito público y privado. El Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar toda forma de violencia, en especial la ejercida contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes, personas adultas mayores, personas con discapacidad y contra toda persona en situación de desventaja o vulnerabilidad; idénticas medidas se tomarán contra la violencia, la esclavitud y la explotación sexual.

Por otra parte, el Ecuador cuenta desde 1995 con La Ley Contra la Violencia a la Mujer y la Familia (No. 103) y su reglamento, que sanciona las agresiones cometidas en el ámbito intrafamiliar; posteriormente en el año 2005 se realizaron reformas al Código Penal Ecuatoriano que mejoraron y ampliaron la tipificación de ciertos delitos sexuales; y más adelante en el 2006 se aprobó un nuevo Código de Salud que precautela los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Además, como se mencionó anteriormente, el Estado ecuatoriano es suscriptor de los instrumentos internacionales que garantizan los derechos humanos de las mujeres y las protegen contra la violencia de género.

En términos de políticas públicas, el Ecuador cuenta desde 1997 con el Consejo Nacional de la Mujeres – CONAMU, organismo rector de políticas públicas de género en el país; con la Dirección Nacional de Género – DINAGE, como el organismo que coordina y controla las Comisarías de la Mujer y la Familia a nivel nacional; y con la Oficina de Defensa de los Derechos de la Mujer y la Familia – ODMU, que es la unidad de la policía que ejecuta las órdenes dispuestas por las comisarías y demás oficinas de administración de justicia para la protección e investigación de casos de violencia contra las mujeres. Asimismo, cuenta con el Plan de Igualdad de Oportunidades –PIO (2005 - 2009) declarado como política de Estado mediante decreto ejecutivo 1207-a en marzo de 2006, y el Plan Nacional de Erradicación de la Violencia de Género que igualmente fue declarado como política de Estado mediante decreto ejecutivo No. 620 el septiembre de 2007.

Sin embargo, si bien existen instituciones y políticas para combatir la violencia contra las mujeres en el país especialmente en el ámbito familiar, cuanto ésta llega a su último eslabón y se convierte en homicidio por razones de género no existe un marco legal que la identifique ni la sancione como tal, pues el femicidio no está tipificado en el Código Penal Ecuatoriano3, por el contrario, está invisibilizado como homicidio.


FEMICIDIO ¿CÓMO CONSTATARLO?

En el año 2008, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes del Ecuador llegó a 18,8, la más elevada en los últimos años según se puede apreciar en el gráfico No.2, lo cual muestra que este delito está en escalada en el país. Al intentar recoger cifras sobre homicidios de mujeres para esta investigación, se encontró que en los registros oficiales de la Policía Judicial y el Ministerio Público no existen estadísticas desagregadas según el sexo de la víctima, mucho menos información sobre si estos crímenes se debieron a razones de violencia extrema contra las mujeres.

Sin embargo, las últimas Estadísticas Vitales publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos – INEC (fuente que revela la situación de las defunciones generales en el país), dan cuenta de las muertes por causas externas según sexo, y dentro de esta categoría quienes han fallecido por agresiones, lo cual implica homicidios. En el cuadro No. 2 se puede observar que en el año 2007 existieron 24.913 defunciones de mujeres, de las cuales 1.609 (6, 45%) murieron por causas externas y de ellas 231 (14.35%) por homicidio; es decir, los crímenes de mujeres constituyen aproximadamente el 10% del total de asesinatos en el país. Esta misma fuente indica que el 47,61 % de estos homicidios se realizaron con armas de fuego, el 25,54% con objetos cortantes y el 12,12% por extrangulamiento, lo cual muestra los principales mecanismos empleados para el cometimiento de este delito, aunque no se conoce cuántos de ellos son femicidios.

Ante esta realidad, debido a la falta de cifras oficiales en el tema, y ante la evidencia de esta problemática principalmente en los medios de comunicación, se optó por utilizar como fuente de información la prensa escrita ecuatoriana, metodología que se ha venido empleado en estudios de otros países de la región donde tampoco está tipificado el femicidio como es el caso de Perú, Colombia, El Salvador, entre otros. De esta manera, se realizó un seguimiento mediático de las noticias sobre femicidio publicadas durante el año 2008 en dos diarios de cobertura nacional: El Comercio y El Universo4, con el propósito de visibilizar la existencia de este fenómeno en el país como una muestra de lo que está ocurriendo en la cotidianidad de las mujeres que experimentan violencia, pues las fuentes periodísticas en ningún momento pueden exponer la totalidad de los hechos, no solo porque escogen los temas y acontecimientos que difunden sino también por su capacidad de cobertura.

Así, las noticias recogidas durante todo el 2008, en ambos periódicos, presentan un total de 44 casos de femicidio en el Ecuador. El gráfico No. 3 indica que los meses de junio (7), agosto (7) y diciembre (9) fueron los que registraron más asesinatos de este tipo; los cuales utilizaron armas blancas en un 55%, armas de fuego en un 32% y estrangulamiento en un 2%. Por otro lado, el gráfico No. 4 muestra que el 30% de estas muertes se dieron por celos, el 11 % por venganza y peleas con familiares, y un 9% por asalto6, porcentajes que sin duda podrían ser mayores, pero lastimosamente el 39% de las noticias no revela el motivo del crimen, ya que por lo general no existe un seguimiento posterior sobre los casos que se difunden.

Por su parte, el gráfico No. 5 permite conocer quiénes fueron los victimarios de estos 44 femicidios, mostrando que el 57% de ellos se cometieron por parte de la pareja o ex-pareja de la mujer, el 34% por un desconocido y/o delincuente, el 7% por un familiar y el 2% por un vecino; lo cual revela la gran dimensión del femicidio íntimo (64%) en el país, pero también la existencia de un alto porcentaje de femicidio no íntimo (36%). En este sentido, el gráfico No. 6 corrobora lo mencionado, al visibilizar los lugares en que fueron realizados estos crímenes. Se puede apreciar que el 59% se cometió en la casa de la víctima y el 5% en la casa del asesino; no obstante, el 32% de estas muertes ocurrieron en el espacio público, lo cual manifiesta que la violenciA extrema contra las mujeres no es únicamente un problema intrafamiliar, pues se da ampliamente en lo público, por lo que la creación de medidas para combatir esta problemática en todos los ámbitos es una necesidad inminente.

Ahora bien, con respecto a la localización de estos asesinatos, las noticias muestran que la mayoría fueron cometidos en ciudades de la costa (86%), especialmente en Guayaquil (63%), lo cual no necesariamente significa que en esta región existan más femicidios, sino que Diario El Universo que pertenece a esta ciudad, proporciona mayor espacio a las noticias de crónica roja en sus respectivas secciones, razón por la cual la tipificación y el registro oficial de estos crímenes es un aspecto determinante para visibilizar su magnitud y crear leyes y políticas que lo combatan.


FEMICIDIO EN QUITO

El Municipio de Quito desde el año 2000 ha venido desarrollando un sistema de prevención y atención a la violencia intrafamiliar y de género. Una primera acción en este tema fue la creación de la Ordenanza 042 (noviembre de 2000), que reconoce la violencia intrafamiliar como un problema de género y salud pública y compromete al Municipio a tomar medidas para su erradicación. Posteriormente, en el año 2003 formó la Unidad de Protección y Atención a la Violencia Intrafamiliar, Violencia de Género y Maltrato Infantil (UPA-VIF-G-MI), la cual es parte de la Dirección Metropolitana de Seguridad Ciudadana y tiene a su cargo el funcionamiento de cinco Centros Metropolitanos de Equidad y Justicia Tres Manuelas –CEJ en cada administración zonal, los mismos que ofrecen servicios especializados de asesoría legal, atención sicológica y trabajo social en esta problemática brindado un servicio integral con el propósito de dar apoyo profesional a las personas que atraviesan por situaciones de maltrato. Asimismo, esta unidad coordina la Red Distrital UPA VIF-G-MI que agrupa a un sin número de instituciones y organizaciones públicas y privadas que combaten esta grave realidad social a través de las ocho administraciones zonales del Municipio, en donde a su vez se realiza un trabajo de capacitación y sensibilización en prevención de este tipo de violencias.

No obstante, la violencia contra las mujeres en el Distrito Metropolitano de Quito es una constante que se evidencia a través de la gran cantidad de denuncias que se realizan año a año en las Comisarías de la Mujer y la Familia de la ciudad, en donde se han receptado un total del 61.519 denuncias entre los años 2003 y 2007, las cuales correspondieron en un 90% a casos de mujeres (OMSC, 2008). Ante esta realidad, en el año 2007 el Municipio de Quito auspició el primer estudio en el Ecuador sobre la problemática de femicidio, a través de la publicación del libro Femicidio o el riesgo mortal de ser mujer: estudio exploratorio en el DMQ, realizado por las autoras Enma Ortega y Lola Valladares (2007). Esta investigación utilizó una metodología que recogía información sobre muertes de mujeres por violencia de género en varios medios de comunicación (especialmente en Diario La Hora), para luego contrastarlos con los registros existentes en los protocolos de autopsias y en expedientes de la Policía Judicial, llegando a determinar que entre los años 2000 al 2006 existieron 204 homicidios de mujeres en la ciudad, de los cuales 82 (41%) fueron femicidios, y de estos un 50% de tipo no íntimo, un 43% íntimos y un 7% por conexión.


CONCLUSIONES

La discriminación de género, el sexismo y la misoginia son problemas arraigados en el Ecuador, lo cual se evidencia en los altos índices de violencia contra las mujeres existentes en el país, aún cuando esta situación no siempre se denuncia. Es lógico que si existe este tipo de violencia,muchos de los crímenes que se cometen contra las mujeres se deba a la exacerbación de esa violencia que culmina con el femi-cidio.

El estudio realizado en Quito (Ortega y Valladares, 2007), así como los casos presentados en la prensa escrita que se recogen en este artículo (pese a no brindar un tratamiento adecuado del problema), dan cuenta de que en el Ecuador el femicidio es una realidad y un problema latente.

En este sentido, los asesinatos de mujeres por discriminación y violencia de género constituyen un delito que debe ser tipificado considerando la situación de la víctima en relación con el agresor, por lo que es necesario que las instituciones encargadas de investigar y condenar (Policía Judicial y Fiscalía) estos crímenes establezcan mecanismos para medir este problema a nivel de todo el país. Esto no solo permitirá un conocimiento real de la situación y una adecuada sanción del mismo, sino también la creación de políticas públicas que lo combatan tanto en la esfera privada como en la pública, considerando que el tema va más allá de la administración de justicia. En el ámbito de la prevención es fundamental romper con estigmas culturales y sociales que normalizan el maltrato cotidiano hacia las mujeres a través de la sensilización a la ciudadanía sobre esta realidad y la atención a aspectos como la violencia en la familia, el acoso sexual y el maltrato en centros de estudio, lugares de trabajo y espacio público, así como la erradicación de contenidos sexistas en los medios de comunicación, entre otros aspectos; pues todos estos son hechos de perpetuán la violencia contra las mujeres que desencadena el femicidio.

© Jenny Pontón Cevallos
Fuente: http://www.feminicidio.cl/intranet/documentos_doc/13docbco_14abril10.pdf

Comments

Popular Posts