Segundo gilipollas del mes

El segundo gilipollas del mes es Evo Morales, presidente de Bolivia, por soltar que “el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres" y quedarse tan ancho. Mi primera reacción ha sido pensar que mi pollo debe tener testosterona mireuste… o lo mismo las lesbianas nos hacemos lesbianas por comer salmón noruego. Habría que preguntárselo a esta eminencia en homosexualidad e intoxicación alimenticia. Luego he pensado que le vayan dando pollo a Andreita pa’pegar un braguetazo dentro de algunos años (me veo como cougar o puma en el Hola cuando la niña tenga edad de merecer y haya salido del cascarón lésbico butchero). Ahora no sé si reír o llorar pensando qué silla coger para estar bien cómoda mientras espero a que Morales se lea la Constitución de su propio país (donde desde enero del 2009 se prohíbe discriminar por orientación sexual) y a que Zapatero diga algo porque, desde luego, Zapatero no va a salir a ponerle los puntos sobre las íes a su amiguísimo Morales.

Las asociaciones LGBT están que trinan y mis amigas y yo estamos email y tweet p’arriba y p’abajo. Por supuesto que lo que ha dicho Evo Morales es una burrada tremenda que de algún modo puede incitar y/o justificar ataques homófobos, pero no sé de qué nos extrañamos. Bolivia es un país donde el 66% de la población cree que la homosexualidad es una aberración. Que metan un articulito de nada en la Constitución no cambia las cosas en la calle. Sobre todo si por presidente tienen a un hombre orgulloso de su falta de estudios que cree en los mismos estereotipos que el resto de la población. ¿Qué? ¿Qué no es de recibo recordar que Morales es más burro que un arado? No me estoy inventando nada. Busca recortes de prensa y alquila el documental Cocalero.

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