Afsané Bassir-Pour: "En Irán no habrá otra revolución, será una evolución"
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Afsané Bassir-Pour, Georgina Higueras, El País
Fuente:
http://elpais.com/diario/2010/09/13/ultima/1284328802_850215.html
Orgullosa
de ser iraní, de su cultura y de su "rica cocina", Afsané Bassir-Pour
(Teherán, 1956) elige el menú para las dos y reprende al mesero por no tener la
típica fuente de hierbas frescas con que se acompaña todo ágape en Irán. El
delicioso labu (yogur con remolacha) la reconcilia pronto con el restaurante.
Desde
los 11 años, Afsané estudió en internados de Reino Unido y Suiza, pero en 1975
decidió volver a Irán para licenciarse en literatura inglesa por la Universidad
de Teherán. La situación política era tan agitada en esos años que sus primeros
trabajos, en 1977, fueron en la radio y como intérprete de Peter Jennings,
entonces corresponsal en Oriente Próximo de la cadena de televisión
estadounidense ABC. Unas vacaciones en Mallorca y la invasión de su país por
Irak, el 16 de septiembre de 1980, marcaron definitivamente su destino. Afsané
se encontró en París sin posibilidad de volver a Irán porque el espacio aéreo
estaba cerrado. Decidió entonces empezar una nueva vida.
Cuando
se le pregunta sobre la gran campaña desatada en el mundo para impedir la
lapidación de Sakineh Ashtianí, dispara de inmediato que quiere hacer un
llamamiento al Ejecutivo iraní para que interceda por ella ante los jueces. "Las
autoridades iraníes pueden hacerlo aunque el sistema judicial ya haya decidido",
afirma. Bassir-Pour, que se declara "totalmente en contra de la pena de
muerte", está convencida de que, "al igual que en otros países, solo
una muy pequeña minoría iraní puede querer el horrendo castigo de la lapidación".
Tal vez
animada por la exquisita ternera con hierbas y limón desecado que come con
deleite, se declara optimista sobre el futuro de su país. "En Irán no
habrá otra revolución, sera una evolución desde dentro hacia la democracia y la
apertura. La sólida sociedad civil con la que ya cuenta será el sostén para
ello".
Adoptó
la nacionalidad francesa, pero cuando años más tarde se casó con un médico
francés, en contra de las costumbres de ese país, decidió mantener su apellido
iraní. "No me habría reconocido, además entonces era periodista y firmaba
con mi nombre de soltera, por eso preferí no cambiarlo".
Proclama
sin ambages su pasión por Nueva York, donde aprendió los entresijos de las
Naciones Unidas durante los 16 años que trabajó allí para el diario francés Le
Monde y para el programa de CNN Diplomatic License, cerca de la inmunidad
diplomática y de lo que se cocinaba en los despachos de la ONU. "En esos
años con CNN [1992-2004] aprendí mucho sobre la vanidad humana porque todos
querían salir en la televisión", afirma divertida.
Le
Monde tuvo casi que sacarla con una grúa de Nueva York y la envió a Ginebra
para seguir ocupándose de la ONU. "Evidentemente no era lo mismo, y aunque
me interesó mucho la Organización Mundial del Comercio (OMC), no conseguí
convencer a mis jefes de que me dieran un espacio fijo para explicar de forma
comprensible la importancia que la OMC, el comercio, tiene en nuestras vidas".
No le
supuso un gran esfuerzo cruzar la puerta cuando en 2006 la ONU la invitó a
dirigir la información en Europa Occidental, y estos días ha defendido en
Madrid su campaña más ambiciosa: la lucha contra el hambre.
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