Graça Machel: "El Mundial puso África en el mapa"
©
Georgina higueras, Graça Machel, El País
La
entrevista discurre con tranquilidad hasta que llega la pregunta sobre el
Mundial de fútbol. Entonces Graça Machel, casada con Nelson Mandela en 1998, se
ríe, gesticula, busca un adjetivo grande para adornarlo con otro mayor y la
respuesta sale con el brío de un torrente. "¿Que si fue positivo para
Sudáfrica? ¡Oh..! Claro que sí. Fue fantástico, extraordinario. Ha cambiado la
percepción que se tenía del país mucho más que todos los discursos y las fotos.
Más que nada. La gente vino, vio y se convenció. Es el segundo milagro que vive
el país. Después del fin del apartheid es lo mejor que le ha pasado a Sudáfrica".
"Fue
impresionante y no solo porque estuvo muy bien organizado, sino porque todo
salía bien. Los transportes funcionaron pese a que todo el mundo iba de una
ciudad a otra. Hubo menos delincuencia y hasta menos accidentes de tráfico. Fue
la actitud de la gente la que logró el éxito. El entusiasmo con que todos
apoyaron", afirma esta activista por los derechos de la infancia, que ha
continuado en Sudáfrica la labor que emprendió en su país natal, Mozambique, al
independizarse este de Portugal en 1975. Entonces se convirtió en ministra de
Educación, además de primera dama ya que estaba casada con Samora Machel, el
primer presidente del Mozambique independiente que murió en 1986 en un extraño
accidente de avión.
"El
Mundial ha puesto África en el mapa", continúa la premio Príncipe de
Asturias de Cooperación Internacional 1998. "Los europeos que habían
vuelto su mirada hacia Asia se han encontrado con África y han visto que es un
buen lugar para sus inversiones y que los beneficios pueden ser mayores de lo
esperado", afirma Graça Machel, que pasa de puntillas por la salud de
Mandela, aquejado de demencia senil. "Para tener 92 años está
estupendamente. Fue muy feliz los minutos que estuvimos en el estadio".
La
pregunta sobre si lo conseguido en estos días tiene recorrido ensombrece por un
instante su apasionamiento: "El gran reto es cómo lo manejaremos en el
futuro", responde. E inmediatamente vuelve a su tono positivo: "El
mundo ha visto que somos capaces y que pueden confiar en nosotros". Y
añade: "Recuerde: la primera parte del siglo XXI puede ser de Asia, pero
la segunda no le quepa duda de que es de África".
La
fundadora y presidenta de la mozambiqueña Fundación para el Desarrollo de la
Infancia ha asistido en Madrid a una reunión de Naciones Unidas sobre los
objetivos del milenio, ante la cumbre que se celebrará en septiembre en Nueva
York. Según Graça Machel, de momento esos objetivos "no se están
cumpliendo, porque ni las instituciones globales ni los Gobiernos tanto de los
países donantes como de los receptores han realizado los esfuerzos que se
necesitan para alcanzarlos". Sostiene, sin embargo, que no se puede lanzar
una crítica generalizada y poner a todo mundo en el mismo saco, porque algunos,
tanto entre los países donantes como entre los receptores, han logrado grandes
avances.
Para
Machel, el objetivo que tiene "más riesgo de incumplimiento" es
precisamente el primero, que pretendía acabar con la pobreza e impulsar la
agricultura para que los hambrientos no solo saciasen sus estómagos con las
ayudas sino que también fuesen capaces de autoabastecerse.
"Para
gran pesar mío, otro de los objetivos que corre un gran riesgo es el de la
educación infantil", señala esta mujer empeñada en alfabetizar el mundo.
Según Machel, en el año 2000 había 100 millones de niños sin escolarizar y
ahora, una década después, hay 72 millones. De ahí, que vea muy difícil, "aunque
no imposible", conseguirlo para 2015. "La inversión que se necesita
es enorme pero factible. Lo más duro es lograr la voluntad política para reunir
todos los recursos necesarios". En este campo aplaude a España y Holanda
como principales donantes y los esfuerzos realizados por los países del norte
de África y de América Latina.
Sin
querer entrar en la polémica abierta por el secretario general de la ONU al
nombrar al presidente de Ruanda, Paul Kagame -imputado por genocidio-,
copresidente de la reunión de Madrid, Graça Machel alaba los avances realizados
por ese país en dar poder a las mujeres, el tercer objetivo del milenio que
cree que no se cumplirá, pero concluye: "Ningún logro tiene sentido si no
se respetan los derechos humanos".
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