Jesús Neira, Patrón de los Perseguidos

Una mano negra… no se sabe muy bien quién pero una persona o un grupo con muy mala leche y mucho tiempo libre… se fue a comer con el señor Neira el miércoles de la semana pasada y le dijo qué tenía que comer y beber. Esa mano negra le dio la comida, erre que erre hasta que accedió a beberse media copita de vino (según él, una copa según su abogado) con la comida. Después, la misma mano negra le presionó para que se bebiera un licorcito de café. No contenta con eso, la mano negra, en lugar de dejar que este santo varón le pidiera a algún amigo que lo acercase a su casa o llamase a un taxi, le obligó a ponerse detrás del volante.

¿Montaje? ¡Vamos venga! Jesús Neira es un impresentable. No entro en si debería beber estando en tratamiento que él mismo reconoce que no debería estar bebiendo (“No puedo tomar una copa porque tomo un medicamento desde año pasado, que me intervinieron con una craneoplastia y al tapar el cráneo cambia la presión dentro del cerebro y tengo que tomar un medicamento que evita convulsiones o un ataque epiléptico. Es incompatible con el alcohol”) – porque al fin y al cabo un día es un día y por una copa que se tome no se va a morir el hombre–, pero tiene cojones que nos tome por tontas: que por mucha medicación que te tomes, la tasa de alcoholemia no se te triplica milagrosamente. El alcohol puede potenciar efectos secundarios de los medicamentos y/o provocarte cosas como somnolencia, mareos, respiración entrecortada, lentitud para reaccionar, hacer que no calcules bien las distancias, hacer que hables arrastrando las palabras, etcétera; pero no te da un positivazo (la tasa de alcoholemia máxima permitida es 0.25 y Neira dio 0.85). No tiene perdón de Dios que se ponga detrás de un volante sabiendo que no debe mezclar medicación con alcohol y luego intente arreglarlo con excusas tontas y crea que dándole las gracias a la policía lo arregla (una reacción muy normal, sí señor, cualquier persona se habría cagado en su suerte pero este hombre es tan cívico y tan bueno que un poco más y le pide al policía que le puso la multa que se case con él).

Por supuesto, esto le pasa a fulanito el del 5º y no se entera nadie. Incluso podría haberse ido con una advertencia o haber sido menos severa la multa (le han caído 1,800 euros y 10 meses sin conducir). Pero, como es cómo es – un bocinas que no sabe cuándo tiene que callarse o simplemente no puede callarse – la noticia ha salido en todos los periódicos y todas las cadenas de televisión españolas. De ahí a hablar de encerrona o montaje, ¿qué quieres que te diga?, suena a delirios de grandeza (lo mismo es que se veía ya de presidente del gobierno), a paranoia y a no estar muy bien de la cabeza. Lo de estar paranoico lo digo porque ya el año pasado Neira y su entorno estaban la mar de cabreados porque se le estaba persiguiendo con acusaciones de maltratador y tirano. Algo de lo que no hablé porque, no sé tú, pero yo si no es él el que saca a colación esta supuesta campaña de desprestigio no me entero.

¿Qué ha dimitido...? Me pae a mí que más bien le han hecho dimitir y lo de pedir la dimisión él es una forma de quedar bien de cara a la galería él mismo y la Espe que, por cierto, ha aprovechado la coyuntura para anunciar la clausura del Observatorio contra la Violencia de Género. Ahí es nada. Dándole el voto de confianza que no se merece, incluso si queremos creer que ha dimitido por decisión propia es que no tiene mérito ninguno: por lo visto la clausura del Observatorio ya estaba prevista; es como si sabes que el viernes es tu último día de trabajo y el jueves le dices a tu jefe que te largas, ¿qué va a hacer? ¿despedirte?

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