Pa’mearse y no echar gota

Hace ya 7 u 8 años oí algo sobre las himenoplastias que hijas de inmigrantes de la India, Pakistán, Afganistán, Sudán, Senegal y otros países musulmanes se hacían antes de que las casaran por conveniencia para no deshonrar a su familia porque en su cultura que una hija no llegase virgen al matrimonio era el acabose. Desde hace 5 o 6 años algun@s cirujanos plásticos ofertan “rejuvenaciones vaginales” que no dejan de ser himenoplastias sólo que en lugar de por necesidad como si dijéramos hay mujeres que se someten a ellas por capricho. Bueno a lo que yo llamo “capricho” ellas lo pueden llamar necesidad: lo hacen para que los maridos o el novio de turno (especialmente si él es más joven) no se vayan con otra. Ya no es sólo que pongas en riesgo tu vida para tener la vagina como una chavala de 20 años cuando ya has pasado los 40, es que tú dime a mí si hay muchos hombres que se alarguen el pene como regalo de aniversario para mujeres. Eso, a la inversa, es justamente lo que ha hecho una mujer – arreglarse la vagina como regalo de aniversario para que su marido pueda tener otra vez una vagina joven. Yo flipo. Ya no basta con ponerse tetas nuevas y estar siempre depilada, encremada, maquillada y perfumada para tener contento al señorito. Ahora hay que tener una vagina de adolescente estrecha que no haya parido y que no haya conocido varón.

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