El tío Paco en Túnez
En una entrevista con Israel National News, una mujer que prefirió permanecer anónima contó que teme que la situación de la mujer cambie dramáticamente a peor. Dijo que la gente sin recursos, que es mayoría en Túnez, es extremadamente religiosa. La gente sin recursos y la gente que está en paro son las que más fácilmente pueden votar en masa por los fundamentalistas religiosos que quieren que las tunecinas se olviden de los privilegios que tienen y que vuelvan a estar encerraditas en casa con la pata quebrá.
La semana pasada un grupo de feministas y artistas convocó una manifestación para exigir a la sociedad y al nuevo gobierno cuando se forme que garantice los derechos de las mujeres y de l@s artistas en este país. El grupo se encontró con una contramanifestación de apenas 100 islamistas que las atacaron a ellas y destrozaron una calle esa misma noche con la excusa de que era un foco de prostitución. Los muy burros se dedicaron a romper ventanas y dañar casas) pero más allá de los daños materiales están los psicológicos - toda una calle (por extensión, un vecindario) que a partir de ahora va a mirar a un lado y otro antes de hablar o hacer cualquier cosa que pueda ser interpretada como no "suficientemente musulmana" para no tener más problemas. El miedo es un arma de control muy efectiva y eso lo tienen muy bien aprendido los extremistas.
Cuando Moncef Marzouki, otro líder de la oposición - en este caso islamista y pro-sharia - que ha vivido en Francia durante 20 años y ha aprovechado la coyuntura para volver a Túnez, regresó a Túnez hace dos semanas se encontró con miles de personas esperándolo en el aeropuerto para darle la bienvenida. También había un grupo de mujeres manifestándose para exigirle que no se pase los derechos de las tunecinas por el forrillo. Este grupo de mujeres fue silenciado por un grupo de fundamentalistas que le ganaba en número.
Estos casos me dejan con la impresión de que ya ha llegado el tío Paco con las rebajas y apañadas están las tunecinas no “como su futuro dependa de” sino precisamente porque su futuro depende de la mayoría y la mayoría del país, en paro y muerta de hambre, no va a votar por ellas y sus derechos sino todo lo contrario.
La semana pasada un grupo de feministas y artistas convocó una manifestación para exigir a la sociedad y al nuevo gobierno cuando se forme que garantice los derechos de las mujeres y de l@s artistas en este país. El grupo se encontró con una contramanifestación de apenas 100 islamistas que las atacaron a ellas y destrozaron una calle esa misma noche con la excusa de que era un foco de prostitución. Los muy burros se dedicaron a romper ventanas y dañar casas) pero más allá de los daños materiales están los psicológicos - toda una calle (por extensión, un vecindario) que a partir de ahora va a mirar a un lado y otro antes de hablar o hacer cualquier cosa que pueda ser interpretada como no "suficientemente musulmana" para no tener más problemas. El miedo es un arma de control muy efectiva y eso lo tienen muy bien aprendido los extremistas.
Cuando Moncef Marzouki, otro líder de la oposición - en este caso islamista y pro-sharia - que ha vivido en Francia durante 20 años y ha aprovechado la coyuntura para volver a Túnez, regresó a Túnez hace dos semanas se encontró con miles de personas esperándolo en el aeropuerto para darle la bienvenida. También había un grupo de mujeres manifestándose para exigirle que no se pase los derechos de las tunecinas por el forrillo. Este grupo de mujeres fue silenciado por un grupo de fundamentalistas que le ganaba en número.
Estos casos me dejan con la impresión de que ya ha llegado el tío Paco con las rebajas y apañadas están las tunecinas no “como su futuro dependa de” sino precisamente porque su futuro depende de la mayoría y la mayoría del país, en paro y muerta de hambre, no va a votar por ellas y sus derechos sino todo lo contrario.
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