Me encanta...

Me encanta, oye, no sabes cómo disfruto eso de ir en el metro cargada de cosas y que los cerdos que te miran de arriba a abajo como si fuesen a follar viva allí mismo delante del respetable (venga, vamos, a ver quién lo graba y lo sube a YouTube antes) no sean tan rumbosos ni corran tanto para cederte el asiento. He tenido un día ajetreado de entrevistas y he vuelto de Manhattan muriéndome del asco en el metro porque, ya te digo, ninguno ha sido capaz de dejar que me sentara. Voy a empezar a cobrar cada vez que me miren el culo a ver si así me dejan tranquila.

Se están perdiendo las formas y se está perdiendo todo. Manda huevos que en los vagones de metro y en los autobuses tengan que recordar (por megafonía y/o carteles) que se debe ceder un asiento a personas con algún tipo de minusvalía (física o psíquica), personas de la tercera edad y mujeres embarazadas. Y ni por esas oyes. Pa'llevarte a la cama pierden el culo, pero pa'levantarlo del asiento ya no corren tanto. Y no es sólo por mí que venía cargada de cosas, sino por mujeres mayores que iban con sus bastones y han tenido que hacerse el trayecto Manhattan-Queens de pie mientras estos fartuscos iban despaturraos (volvemos a lo de siempre: es que les va a explotar la entrepierna si cierran las piernas al sentarse).

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