Homofobia y sexismo en la universidad de Nueva York

Tengo una amiga psicóloga que está haciendo un máster en la universidad de Nueva York. Hace un par de semanas tuvo un encontronazo con un profesor homófobo en clase. El profesor estaba explicando emocionado las teorías de Freud sobre la homosexualidad. En especial una que dice que el hombre homosexual es un hombre profundamente perturbado como evidencia su deseo de “adoptar la posición de la mujer durante la copulación” y esta perturbación es debida a que ese hombre se quedó anclado en la fase oral, profundamente narcisista, del desarrollo.

Aquí los profesores explican algo y luego todo se discute en clase. L@s estudiantes dan su opinión, discuten entre ell@s, etc. Mi amiga no se cortó un pelo para decir que la homofobia y el machismo nacen del mismo sitio (pensar en términos de binomios de género) y que como terapeutas no pueden asumir que una persona tiene una patología basándose en su deseo u orientación sexual ni en la forma en la que ambos puedan estar relacionados o no con su expresión de género. Visiblemente cabreado – porque como casi a todos los homófobos, él puede echar veneno por la boca pero llamarlo homófobo es un insulto – el profesor le dijo que había que leer las obras de Freud en su contexto. Mi amiga le dijo que esa no era la impresión que él estaba dando, que estamos en el 2011 y que no entendía por qué él quería que lo leyesen o estudiasen con admiración en lugar de hablar de la gente que utiliza este tipo de teorías para negar derechos a LGBTs en EEUU y/o matarnos en países como Uganda. El profesor se quedó sin saber qué contestarle.

A mi amiga le dolió que ningún/a otr@ estudiante se pusiera de su lado. Le asustó además pensar que esta es la gente que hoy está trabajando con niños y dentro de 10 o 15 años serán terapeutas establecidos y seguirán recomendando terapia, pastillas y/o centros de “reconversión” de gays y lesbianas basándose en teorías del siglo XIX. La única otra mujer en la clase dijo que pensaba que mi amiga era demasiado sensible, que había sido muy poco objetiva en su comentario y que no estaba de acuerdo con ella en que la homosexualidad no sea una patología (¡toma cómo vienen las generaciones futuras de psicólog@s y psiquiatras!). Uno de los estudiantes dijo algo en la línea de la critica que mi amiga acababa de hacer y el profesor no sólo le agradeció la pregunta sino que se pasó de su hora hablando del papel de la cultura y la sociedad sobre la aceptación de los homosexuales. Es decir, exactamente lo que mi amiga había dicho 2 minutos antes tiene validez y merece ser comentado y explorado en clase al salir de la boca de un hombre.

Han pasado 2 semanas y mi amiga está amargada. Imagínate ser lesbiana y saber que tu dinero le paga el sueldo a un homófobo y tener que sentarte al lado de homófobos dos veces a la semana y, como mujer, tener que sentarte cerca de una de esas “femeninas que no feministas” dos veces a la semana y tener que poner buena cara y chupar culos para que no te bajen la nota… a nuestra edad. Mi amiga la pobre no puede cambiarse de clase hasta el semestre que viene, pero, aunque estuviese en el periodo en el que puedes borrarte de una clase y matricularte en otra sin que afecte a tus notas, esta clase en concreto tiene que hacerla porque, si no, no le dejan acabar el máster.

En definitiva, lo de siempre: ¿estamos mejor que nuestras madres y nuestras abuelas? Por supuesto. ¿Nos queda mierda que aguantar? Muchísima.

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