Cambio climático rosa

Llevo una semana fina entre el terremoto del otro día, prepararme ahora para el huracán Irene y quedarme atrapada en el metro durante 30 o 45 minutos esta tarde. ¿Cuándo fue lo del terremoto? el martes o el miércoles sentí en el trabajo cómo se movía el suelo y pensé que algún/a obes@ de los que se estilan aquí vendría de camino del ascensor a mi oficina. El suelo seguía retumbando, me mareé un poco y pensé que tengo que hacerle caso a mi madre cuando me dice que haga mis comidas reglamentarias. Después oí una botella de aluminio de esas fashion tintineando (el concepto es ir a todas partes con una cantimplora como las que llevábamos a las excursiones de pequeñas pero no puede una salir con algo así de feo) y me cagué viva. Lo primero que pensé es que habían atentado contra algún edificio de mi zona y me vi corriendo entre nubes de humo tóxico o aplastada bajo toneladas de escombros (trabajo en la planta 22). Todo eso fue en cuestión de segundos. Hablándolo con mis compañeros de trabajo se me pasó la neura y a los dos o tres minutos nos enteramos de qué pasaba vía twitter.

Llevan unos días avisando del huracán Irene y yo la verdad es que hasta anoche pensaba que estos norteamericanos están locos, que como ya ha pasado con otros huracanes cuando Irene llegue a Nueva York se quedará en una tormenta como otra cualquiera y punto. A media tarde anunciaron que a partir de mañana a medio día no va a haber metros, autobuses ni trenes y una hora escasa más tarde han empezado a evacuar a gente de algunas zonas de Manhattan justo a dos manzanas de donde vive mi ex que era donde pensaba yo irme para pasar la tormenta porque mi apartamento se medio inunda con na’que caigan cuatro gotas, pero va a ser que no.

Salgo del trabajo, me meto en el metro, se me queda parado el metro, nos dicen que hay un fallo técnico y tenemos que andar hacia el primer vagón… y me han dado las 7 cosas porque parecía que estábamos en cualquier película de miedo truculenta en las que o te sale un carnicero que se carga a viajer@s a l@s que no va a echar de menos nadie para alimentar a un grupo de aliens subterráneos o te siguen sibilinos un grupo de insectos gigantes y con na’que te descuidas se te suben a la espalda, te clavan lo que sea en el cuello y se te comen viva (no “te comen viva” – “se te comen viva” porque lo hacen con premeditación, ansia y frenesí). Yo el día menos pensado me quedo en el sitio de un ataque al corazón por razones peregrinas como estas – es que me he cagao viva mireuste.

He llegado a casa floja de risa con mis cosas (que no soy más tonta porque no entreno) y pensando en la panda gilipollas que aprovechan la coyuntura para intentar arrimar el ascua a su sardina, acojonar a la gente diciendo que el fin del mundo está cerca y alimentar odio diciendo que estos desastres naturales los hemos provocado lesbianas y gays por pelear para poder casarnos en Nueva York y otros estados. No, si también tendremos ahora la culpa del cambio climático.

Comments

Popular Posts