Gilipollas del mes
Esta semana han condenado a F.J.N.A. a 30 días de trabajos comunitarios y 180 euros de multa por un delito de malos tratos (¡qué barato sigue saliendo en España maltratar a una mujer!) y a 5 días de localización por injurias, cosa que no tendría importancia ni relevancia algunas de no ser porque ese hombre sea el padre coraje y hombre de pro cuyo derecho a que su hijo asistiese a una procesión fuera de su horario de visitas hayan defendido a capa y espada el juez Serrano y sus palmer@s. El gilipollas del mes es el juez Serrano que está condenado a 2 años de inhabilitación por prevaricación por no haber devuelto el caso de ese hombre a donde tuviera que devolverlo para que se lo asignasen al juez que correspondiera, por haber juzgado, por decidir en su día que el padre podía conservar la custodia del niño durante uno o dos días adicionales para que la criatura saliese vestido de nazareno en una procesión sin motivo alguno porque la madre NO se había opuesto a que el chiquillo saliese en la procesión en ningún momento.
Lo que en mi modesta opinión le merece el adjetivo de gilipollas (que, como "zorra" para el juez del Olmo, no es un insulto ni mucho menos sino una mera descripción) es que la misma semana que se sabe que al padre coraje lo han condenado por malos tratos el juez Serrano vuelva a arremeter contra las feminazis, vuelva a decir que se siente víctima de una persecución mediático-feminista y, en definitiva, vuelva a echar balones fuera y a no admitir que se equivocó. Ese hombre es incapaz de bajarse de su burro y de admitir públicamente que no tenía competencia alguna para meterse en un régimen de custodias que había sido decidido por un juzgado de la violencia contra la mujer (él es un juez de familia) y que no hay ninguna conspiración contra él. Al contrario, es que nos lo pone en bandeja con la afición que le tiene a colgar notitas patéticas en Facebook o colocarse delante de una cámara de televisión o un micrófono de radio a soltar paridas por la boca. Le pierde el afán de protagonismo.
Si lo que le moviese de verdad fuese el bienestar del menor en cuestión y hacer lo mejor para ese menor, habría hablado con el menor o con la madre y se habría enterado de que la madre NO se oponía a que el chiquillo saliese en una procesión luego ni había necesidad de que juzgase un caso par el que no tenía competencia ni había necesidad de que explotase mediáticamente el caso sometiendo a la madre a un juicio paralelo y exponiéndola a ella y al chiquillo a presión socio-mediática desde antes del día de la procesión. Que no quieri a hacer caso de las malas lenguas que dicen que el propio juez Serrano filtró la noticia a los medios, pero sí pienso que podría haber el decretado secreto de sumario y/o haberse auto-impuesto ese decreto en lugar de salir cómo salió en todas partes hablando del caso y lanzando puyitas contra las feminazis. Por mucho micrófono que le pusieran por delante o mucha invitación a recorrer platos de televisión que recibiera, lo suyo seria que hubiera declinado pronunciarse sobre el caso tratándose de un menor de edad. Tablas no le faltan. Educación tampoco. ¿Por qué no se quedó callado entonces?
Si de verdad le importase la seguridad de ese menor, se habría molestado en enterarse de que el padre coraje tenía otros 2 juicios abiertos (uno por malos tratos por el que ya digo que acaban de condenarlo) y aunque fuese sólo como precaución, lo suyo sería que no le hubiese facilitado la faena. No estamos hablando de un caso urgentísimo en el que se temiese por la vida del menor o que se temiera su secuestro para llevárselo a un país sin convenio de extradición con España o que fuesen a hacerlo pasar por quirófano sin el conocimiento o consentimiento del padre. Estamos hablando de una simple procesión (¿dónde está la urgencia? ¿para qué se mete?) y, volvemos a lo mismo: el juez Serrano simplemente tenía que haber cogido el teléfono y haber hablado con l@s abogad@s de la madre o con la madre directamente para enterarse de que NO se oponía a que el chiquillo saliese en la procesión y no habría pasado nada.
Lo que en mi modesta opinión le merece el adjetivo de gilipollas (que, como "zorra" para el juez del Olmo, no es un insulto ni mucho menos sino una mera descripción) es que la misma semana que se sabe que al padre coraje lo han condenado por malos tratos el juez Serrano vuelva a arremeter contra las feminazis, vuelva a decir que se siente víctima de una persecución mediático-feminista y, en definitiva, vuelva a echar balones fuera y a no admitir que se equivocó. Ese hombre es incapaz de bajarse de su burro y de admitir públicamente que no tenía competencia alguna para meterse en un régimen de custodias que había sido decidido por un juzgado de la violencia contra la mujer (él es un juez de familia) y que no hay ninguna conspiración contra él. Al contrario, es que nos lo pone en bandeja con la afición que le tiene a colgar notitas patéticas en Facebook o colocarse delante de una cámara de televisión o un micrófono de radio a soltar paridas por la boca. Le pierde el afán de protagonismo.
Si lo que le moviese de verdad fuese el bienestar del menor en cuestión y hacer lo mejor para ese menor, habría hablado con el menor o con la madre y se habría enterado de que la madre NO se oponía a que el chiquillo saliese en una procesión luego ni había necesidad de que juzgase un caso par el que no tenía competencia ni había necesidad de que explotase mediáticamente el caso sometiendo a la madre a un juicio paralelo y exponiéndola a ella y al chiquillo a presión socio-mediática desde antes del día de la procesión. Que no quieri a hacer caso de las malas lenguas que dicen que el propio juez Serrano filtró la noticia a los medios, pero sí pienso que podría haber el decretado secreto de sumario y/o haberse auto-impuesto ese decreto en lugar de salir cómo salió en todas partes hablando del caso y lanzando puyitas contra las feminazis. Por mucho micrófono que le pusieran por delante o mucha invitación a recorrer platos de televisión que recibiera, lo suyo seria que hubiera declinado pronunciarse sobre el caso tratándose de un menor de edad. Tablas no le faltan. Educación tampoco. ¿Por qué no se quedó callado entonces?
Si de verdad le importase la seguridad de ese menor, se habría molestado en enterarse de que el padre coraje tenía otros 2 juicios abiertos (uno por malos tratos por el que ya digo que acaban de condenarlo) y aunque fuese sólo como precaución, lo suyo sería que no le hubiese facilitado la faena. No estamos hablando de un caso urgentísimo en el que se temiese por la vida del menor o que se temiera su secuestro para llevárselo a un país sin convenio de extradición con España o que fuesen a hacerlo pasar por quirófano sin el conocimiento o consentimiento del padre. Estamos hablando de una simple procesión (¿dónde está la urgencia? ¿para qué se mete?) y, volvemos a lo mismo: el juez Serrano simplemente tenía que haber cogido el teléfono y haber hablado con l@s abogad@s de la madre o con la madre directamente para enterarse de que NO se oponía a que el chiquillo saliese en la procesión y no habría pasado nada.
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