Crímenes de honor en México
© Paula Chouza, El
País
Feminicidio “por honor”
- Seis Estados de
México contemplan esta circunstancia como atenuante al juzgar al hombre
- La pena oscila
entre tres días y cinco años
Todavía hoy en
día, seis Estados de la República Mexicana mantienen vigente en sus códigos
penales el homicidio por “razón de honor”, una tipificación del delito que
contempla una rebaja de la pena para el responsable del asesinato, cuando el
hombre “sorprendiendo a su cónyuge, en un acto carnal o próximo a su consumación,
la mate”. La condena aplicada en estos casos acaba siendo muy baja, aunque
varía dependiendo de la legislación de cada territorio.
En Michoacán, una
de las seis entidades territoriales que junto a Baja California Sur, Chiapas,
Jalisco, Yucatán y Zacatecas conservan “la razón de honor”, el castigo oscila
entre los tres días y los cinco años. Se da la paradoja de que robar una vaca
constituye en algunos casos un delito mayor que matar a una esposa.
Además de estas
seis, otras 10 entidades federativas del país aplican una disminución de la
pena por homicidio con la atenuante de “emoción violenta”, una causa o estímulo
tan poderoso como para producir obcecación u otro estado de una dimensión
semejante.
El Instituto
Nacional de las Mujeres (Inmujeres) denuncia que estas disposiciones dejan
abierta la posibilidad de seguir atentando contra la vida de las mujeres bajo
la justificación de “arrebato pasional”. También advierte de que son contrarias
a las declaraciones internacionales de derechos humanos de las mujeres que
México ha suscrito. Entre ellas, la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), de Naciones Unidas.
La presidenta de
la Comisión especial para el Seguimiento de los Feminicidios en la Cámara de
Diputados, Teresa Incháustegui, considera necesario trabajar para que haya una
armonización legal de los códigos penales de los distintos Estados, pero
reconoce las “enormes resistencias” que todavía se encuentran en organismos
como la Cámara baja para poner en marcha estas medidas. “En las últimas tres
legislaturas presentamos siete iniciativas para tipificar el feminicidio. De
ellas, tan solo dos lograron pasar la votación y ahora ambas se encuentran
paralizadas en el Senado”, afirma Incháustegui. Una de ellas, lleva esperando
allí alrededor de ocho años.
Para Incháustegui,
las instituciones también contribuyen a discriminar a la mujer. “Es otro tipo
de violencia, la violencia institucional. Cada año hay unas 15.000 violaciones
en México y solo en el 25% de los casos se penaliza al agresor; de todos los
expedientes por homicidio, únicamente hay sentencia en el 1%”.
El caso de Grettel
Rodríguez, una joven de Yucatán que casi muere a manos de su novio cuando ella
le comunicó que quería dejar de verlo, fue especialmente polémico. Tras
asestarle en el año 2009 varios navajazos con un cuchillo de cocina en el
rostro, el brazo, el estómago, y el cuello —abriéndole la yugular—, el agresor
fue detenido cuando trataba de huir. Tiempo después, en el juicio, se
reclasificó el delito cambiándolo de “tentativa de homicidio calificado” a otro
de “lesiones con la agravante de calificadas”. En total, una pena de un año,
ocho meses y 25 días de prisión para el acusado, al que por aquel entonces ya
solo le faltaba un mes para salir de la cárcel.
En este caso, tras
la puesta en libertad de su expareja y el acoso al que se vio sometida, Grettel
Rodríguez logró recurrir la sentencia.
Según los datos de
un estudio elaborado entre ONU Mujeres, la Cámara de los Diputados e Inmujeres,
en el año 2009 hubo 1.858 feminicidios en México. Los homicidios contra mujeres
crecieron de forma exponencial en Durango (casi un 500% de 2007 a 2009), Baja
California, Chiapas o Chihuahua.
“La violencia
basada en patrones de masculinidad se está convirtiendo en una epidemia en
México”, afirma la diputada. Incháustegui apuesta también por incorporar la
educación en igualdad al currículo escolar. “Los comportamientos violentos
están en todas partes, en la televisión, por ejemplo. No pasa un día sin que en
una telenovela veamos a un hombre pegar a una mujer, matarla o violarla”.
La última encuesta
nacional sobre la dinámica de las relaciones en el hogar arroja datos
preocupantes. Tomando la opinión de mujeres de 15 años en adelante, el 42,5% de
las que tienen pareja considera que una buena esposa debe obedecer al cónyuge
en todo lo que este ordene. Asimismo, el 43% asegura que ha sufrido algún tipo
de violencia por parte de su compañero sentimental.
La violencia
física se da más en aquellas mujeres que son económicamente dependientes de su
pareja; la emocional, por la contra, sucede en las que trabajan fuera de casa.
Estas últimas son las que desafían en mayor medida el esquema tradicional de
estereotipos asignados a las mujeres.
Comments
Post a Comment