Ana Requena Aguilar: La vuelta del 'crimen pasional'
© Ana
Requena Aguilar, El Diario
- El
discurso mediático en el caso del asesinato de la niña de 13 años en El
Salobral (Albacete) ha ignorado los términos violencia machista o violencia de
género, a pesar de que cumple a la perfección con sus patrones
El
lenguaje usado por muchos medios de comunicación para describir el asesinato
por violencia machista perpetrado por un hombre de 39 años contra una niña de
13 en El Salobral (Albacete) recuerda a tiempos pasados, cuando a la violencia
de género se le llamaba crímen pasional y el asesino era un pobre hombre que
había perdido la cabeza por celos o por alguna disputa familiar. Y eso cuando
la violencia contra las mujeres conseguía trascender las cuatro paredes de las
casas.
El caso
de El Salobral parece claro: obsesión, acoso, insultos hacia la niña, e incluso
varias denuncias de la familia contra el agresor. Sin embargo, la definición de
violencia de género o de violencia machista brilla por su ausencia. "Se
está volviendo a privatizar el problema. A medida que se dan más detalles de la
pareja, más se privatiza el asunto. Hay que investigar y tratar un delito, no
la vida privada de nadie", explica Soledad Murillo, que fue secretaria
general de Políticas de Igualdad entre 2004 y 2008 y es profesora de Sociología
en la Universidad de Salamanca y miembro del Comité de la CEDAW.
Además,
la familia del asesino ha encontrado un altavoz en los medios. A través de
ellos han podido acusar a la niña y a su familia de presionar a Juan Carlos
Alfaro, el asesino, del que llegan a decir que no hubiera cometido el crimen de
no haber sido por esa presión: "Estaba deprimido por lo de la cría, porque
no le dejaban estar con ella" o "La historia de este extraño amor
habla de una niña "muy desarrollada".
Insisten
también en que se trataba de una relación consentida, y tratan de normalizar el
vínculo sentimental entre una menor y adulto: "Almudena, de 13 años,
confesó en las redes sociales que seguía amando a su asesino". Pero,
¿hasta qué punto puede ser consentida una relación entre una niña de 13 años y
un hombre de casi 40? Y, en cualquier caso, ¿qué importa eso a la hora de
calificar un asesinato?
"Es
violencia de género en toda su intensidad, e incluso más allá, puesto que se
trata de una niña de 13 años, cuyo consentimiento para tener una relación, en
el que caso de que la hubiera, estaría viciado. Está fuera de lugar hablar de
si la niña consentía o no. Él es un asesino, punto y final, da igual lo que
hubiera entre ellos", dice la vicepresidenta de la Coordinadora de
Organizaciones de Mujeres para la Participación y la Igualdad (COMPI), Consuelo
Abril, que critica con dureza que esté mostrándose como "noticia
sensacionalista, sin atender al problema real que hay detrás". Abril se
refiere al aumento de los casos de violencia de género entre las personas
jóvenes.
Mónica
Di Nuba, miembro de la Coordinadora de las Asociación de Mujeres Abogadas,
señala que el asesinato "se ha disfrazado": "Se está recalcando
la edad y que la relación era consentida. No he escuchado a nadie hablar de una
relación desigual, como no puede ser de otra manera entre una niña de 13 y un
hombre de 39, en la que estaban presentes todos los componentes de dominio. El
respeto a la niña no aparece por ningún lado, parece un objeto en el que se ha
perpetrado un asesinato".
Para
Murillo, es intolerable que algunos familiares de la víctima aparezcan en los
medios justificando el comportamiento del asesino: "La madre está en su
papel de madre, pero por qué no se le pregunta si está justificando esa
violencia. La falta de preguntas profesionales a estas personas legitima su
discurso". Las expertas ven un retroceso en la forma en que se analizan
los crímenes machistas. "Antes era más exahustivo, en este momento parece
que es una noticia casi aséptica, con dramatismo, pero sin profundizar en lo
importante", considera Abril. Las denuncias que interpuso la familia de la
menor, por ejemplo, apenas han cobrado protagonismo.
Las
asociaciones feministas se preguntan por qué en los casos de violencia machista
siempre se ofrecen explicaciones para justificar de alguna manera el
comportamiento del agresor -estaba loco, presionado, deprimido, loco de celos,
no le dejaban acercarse a ella-, mientras que en otros tipos de violencia jamás
se incluye expresión alguna que sirva para legitimar la agresión.
"Al
que ha sido asesinado por una banda terrorista se le considera inmediatamente
una víctima intocable, sin embargo, aquí se cuestiona el comportamiento de una
niña de 13 años y de su familia. El tratamiento de esta violencia debería de
ser el mismo que el del terrorismo de ETA", zanja Consuelo Abril.
Comments
Post a Comment