Sandy: Sexto Día. ¡Hoy sé por fin la hora y el día en el que vivo!


© María Lapachet, Catalunya Press

Sexto Día. ¡Hoy sé por fin la hora y el día en el que vivo! 
Es jueves, 1 de noviembre de 2012.

6:00am. Apago el despertador y doy media vuelta. Si mi compañera  de trabajo dice que no hay electricidad, no hay electricidad y no me  merece la pena salir a pasar frío. Vamos, que se me ha pasado la  neura de que vayan a pensar en el trabajo que soy una vaga. 

Paranoias y desastres cotidianos

8:10 am. Amanezco, tengo hambre pero no ganas de comer a  oscuras así que tiro para el super. Conforme me voy acercando  (está a unas 6 manzanas de mi casa, aunque técnicamente en otro  pueblo) veo que los semáforos de Hempstead Turnpike funcionan  más o menos (luces rojas y amarillas, ¡algo es algo!). 

8:40 am. No sé si estoy paranoica o si el agua de mi zona ha dejado  de ser potable, por si acaso hago acopio de agua con gas con  sabores. Las tiendas y restaurantes de alrededor del super ya tienen  electricidad y están abiertos. Entro en Subway y me pido un  sándwich calentito de jamón york, salami, mozarela, huevo,  lechuga, tomate y aceitunas con una bolsa de patatas fritas y una  coca cola. Desayuno equilibrado made in America.

9:15 am. Vuelvo a casa. Abro el frigorífico, huele que parece que  tengo un muerto dentro. Me encasqueto unos guantes  de látex,  abro una bolsa grande de basura, cojo bolsas de plástico del  supermercado y empiezo a tirar cosas. Nada se puede aprovechar. Habrá que volver a comprar y no están los sueldos para estas cosas.

11:50 am. Estoy en Adelphi donde no puedo mirar mi  correo electrónico ni conectarme a internet desde el ordenador porque  técnicamente no soy una alumna así que no tengo nombre de  usuaria ni contraseña. Me entretengo escribiendo relatos mientras  se carga el blackberry. 

12:26 pm Me llega un mensaje de mi jefe diciéndome  que están trabajando desde la casa de un compañero de trabajo y que  mañana mi edificio seguirá cerrado así que no tengo que ir a  Manhattan hasta el lunes. Para entonces espero tener electricidad  en casa porque como me toque pasarme todo el fin de semana sin  luz, internet y tele me va a dar algo. 

Lo cotidiano se ha vuelto del revés. Los desastres están en  tus círculos de amistades. Las consecuencias de Sandy  emergen poco a poco. Se amontonan las malas noticias. 

5:25 pm le doy una vuelta a mi correo antes de irme de Adelphi y
este es el resumen:

a. en Brooklyn y Manhattan están quedándose sin gasolina y sin  sitios a donde ir. Dos amigas han tenido que irse a un hotel  porque los apartamentos de toda la gente que conocen están  llenos de familia, amistades, conocidos y vecinos que se han  quedado sin luz o agua.

b. El ex de una amiga de Long Island tiene agua hasta el cuello  en su apartamento (sótano como yo) y quiere quedarse con  ella. Ella le ha dicho que se vaya con su familia o amistades o  a un albergue y hace bien porque si lo mete en casa ahora,  por muy poco tiempo que sea, luego ya no se lo puede sacar  de encima.

c. Dos conocidas de Long Beach lo han perdido todo. Tienen los  apartamentos llenos de agua y arena. Han tenido que sacarlas  los bomberos de apartamentos en la quinta planta. La piscina  de su edificio es como un tanque de arena gigantesco.

d. Staten Island es un horror con un motón de casas bajo el  agua o demolidas por el huracán. A Dios gracias un amigo que  vive en la zona sólo tiene agua hasta el techo en el sótano 3 pero no daños mayores. Dicen que es la zona donde más  personas muertas va a haber.

e. Mucha gente está organizándose para boicotear el maratón  del domingo. Es que ¿a quién se le ocurre mantener  el  maratón cuando por ejemplo en Staten Island hoy hay equipos de rescate pero de aquí al domingo van a estar  buscando víctimas cadáveres? Por mucho que estemos  en  Nueva York y que el espectáculo deba continuar, Bloomberg la  ha cagado de mala manera. Podía haber aplazado la maratón  una semana como han hecho con el desfile de Halloween en  el Village o el trick or treatting de los niños en New Jersey. 

f. Tengo una amiga en Brooklyn que no ha sentido el huracán.  Tiene luz, agua corriente y calefacción. Lleva todo el día  cocinando sopa, guisos y pan y dándoselo a sus amigas,  vecinos y perfectos desconocidos. Tiene la cocina y el salón  llenos de gente que no conoce. El gesto le honra y demuestra  que es mejor persona que servidora. ¿Yo?  Yo no metía en mi  casa a perfectos desconocidos ni loca que pueden coscarse de  que vives sola y volver a violarte y degollarte de madrugada  (nota mental: dejar de ver Forensic Files una temporadita y  dejar la Pepsi). La solidaridad es lo único que tienen las personas que no son ricas en EEUU porque las estructuras del Estado tal como se vio cuando el Katrina no están pensadas para ellas.

Momento luz. Momento Murphy

5:56 pm Momentazo en el chiringo de comida rápida china de la  manzana de al lado de mi casa: vuelve la luz. Los chinos se ponen a  gritar en chino, yo grito en inglés, estamos a punto de abrazarnos  cuando vuelve a irse la luz.

6:20 pm Ceno y me ducho a la luz de las velas. Cojo mi libro sobre  Amelia Earhart y me acuesto. Se amontona la crónica que no puedo  mandar. Pero puedo mandar un mail a mi compañera de crónica en  Catalunya Press explicando lo del boicot a la Maratón de NY.

7:10 pm Volvemos a tener luz. En cuanto apago las velas y llego a  la puerta de mi dormitorio ya ha vuelto a irse. ¡Vuelta a encender  velas! Y leer a su luz.

8:30 pm Me voy a dormir. Seguimos sin luz.


Séptimo día. Viernes, 02 de noviembre de 2012

2:32 am Me despierto. Seguimos sin luz. Doy vueltas en la cama.  Enciendo unas velas y me pongo a hacer una lista de todo lo que  tengo que hacer este fin de semana. Como no me vuelva pronto la  luz me voy a hacer un harakiri. Me entra un chorro de emails. Una  amiga de Westchester (Nueva York) tiene electricidad, calefacción y  agua desde ayer a media tarde.

Los mails se lían y forman otro caos

3:04 am Me llegan más emails y whatsupeos variados. Tengo un  email del banco diciendo que amplían el plazo para  que la gente  pague hipotecas, préstamos y demás sin ser penalizados por hacerlo  con retraso. Por suerte no tengo hipoteca ni préstamo estudiantil  que me preocupe. Pero un montón de gente unirá al desastre  estas  preocupaciones.

4:20 am Sigo dando vueltas en la cama. Apago las velas para ver si  puedo dormir un rato.

7:17am Amanezco y leo un email de una amiga que me descoloca.  Necesita gasolina para ir a trabajar mañana pero mañana es  sábado. Después de 2 mails aclaramos que me lo mandó ayer a  medio día y acaba de llegarme.   Me visto, desayuno sobras de comida china y me pongo con el  congelador. Que sí, que tengo muchísima suerte y estoy muy  agradecida por que no me haya pasado nada pero toda la comida  que estoy tirando (pollo, salmón, carne de ternera picada, lenguado,  salmón, un pavo entero para Thanksgiving, bolsas de brócoli,  coliflor, espinacas, etc) podría alimentar a un país en África. Me  cabrea sobremanera tirar el dinero de esta forma. 

8:29 am. Me llega un email de mi jefa diciéndome que se quedó  preocupada al escuchar mi mensaje del otro día pensando que iba a  ir a trabajar. Los emails, mensajes de texto y mensajes de voz  entran a deshoras, inmediatamente o con días de retraso según la  compañía de teléfono que tengas. ¡Un desastre! 

9:00 am. Bajo hasta Hempstead Turnpike para ver si hay gasolina  en la gasolinera. El mini mercado de la gasolinera está abierto pero  la gasolinera en sí tiene un precinto amarillo alrededor y no se  puede pasar. Le mando un email a mi amiga y tiro para Adelphi.

9:13 am Hay varias calles de mi zona cortadas al tráfico porque se  han caído árboles de un extremo al otro de la calle. Me adelantan  dos niñatos de Adelphi despechugados corriendo sólo con los  pantalones de deporte y de verdad no me explico cómo pueden salir  así a la calle con la que está cayendo. 

La gente se cabrea

11:16 am Mi amiga de Washington acaba de decirme que tenga cuidado. En las noticias se está viendo gente cabreada, peleas por  falta de gasolina y gente robando. Vivo en una zona muy tranquila,  no creo que me pase nada.   Me planteo salir a comprar abrigos y mantas para quienes lo  necesitan y llevarlo a los albergues y centros solidarios que se están  montando en distintos lugares de la ciudad.   Esto no ha acabado. Sandy no ha hecho más que empezar…

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