Adolescentes embarazadas y abuso sexual infantil: ¿Qué hemos aprendido?
© Gioconda
Batres Méndez
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A
próposito del interés del periódico La Nación por la Salud Mental, creo
pertinente agregar el tema de las adolescentes embarazadas que fueron abusadas
sexualmente en la niñez, dado que suele ser un hecho relevante,que muy poco se
discute.
El
embarazo en adolescentes abusadas es de tal manera complejo que debe ser
abordado desde una estrategia multimodal. Por ejemplo, un vínculo que no ha
sido suficientemente estudiado, es el abuso sexual infantil.y su repercusión en
las adolescentes.
El
abuso sexual infantil cercena sin piedad las condiciones apropiadas para crecer
en armonía y tiempos que pueden ser de grandes oportunidades y aprendizajes,
como la niñez y la adolescencia, se convierten en períodos de grandes pérdidas.
Precisamente
la violencia sexual impide el sano desarrollo de la evolución de la vida y en
la adolescencia muy especialmente, obstaculiza el fortalecimiento de funciones
básicas para este momento, como son la autonomía, el concepto de saber quién
eres, el control, la sexualidad , habilidades que seguirán evolucionando por
toda la vida . El abuso sexual daña este crecimiento que ya no será en una
manera armoniosa, por lo tanto la joven puede adolecer de estas habilidades
para transitar por esta época con menores dificultades. Se acentúan también los
problemas de ajuste a la adolescencia y el sentimiento de soledad y ansiedad es
mayor en relación a las que no sufrieron violencia sexual.
Muchas
de esas secuelas derivadas de la victimización pueden potencialmente llevarlas
a realizar prácticas inadecuadas como el sexo inseguro, el uso de drogas y/o
alcohol y a tomar muchos riesgos. La adolescente puede tomar una actitud
desafiante y lejana con la familia, lo que resulta en un deterioro en la
comunicación. Recuerde que las adolescentes maltratadas sexualmente tienen
razones para estar a la defensiva.
Este
vínculo entre abuso sexual infantil, otros traumas sexuales y el embarazo es un
tema que no se menciona mucho, por lo tanto se obvia en las investigaciones
como factor de alto riesgo y no se refleja en las políticas públicas y planes
de prevención.
Para
muchas adolescentes que han sufrido abuso sexual y otras historias de
violencia, tal vez no les sea tan fácil tomar decisiones sobre la
anticoncepción, dado los estragos que causa el abuso sexual en la construcción
de la autonomía y el empoderamiento. Su capacidad para decir no, ha sido
lesionada. Por otro lado, los problemas de relación se caracterizan por tener
interacciones conflictivas o sexualizadas.
El
trauma de haber sido víctima de violencia sexual es tan severo, que debe
conceptualizarse como una pérdida de la identidad propia, de la seguridad y se
experimenta como una experiencia aterradora.
Tratar
adolescentes embarazadas no es tarea fácil.El trabajo con jóvenes que han sido
víctimas de abusos sexuales requiere de conocimientos especiales, además, como
la mayoría de ellas viven con sus familias, es necesario intervenir su entorno
que involucra también al padre de la criatura. Por esto, como terapeutas
debemos desarrollar habilidades clínicas para comprender sus conflictos y a la
vez ayudarles a que se protejan, se empoderen y desarrollen redes internas y
externas de apoyo saludables.
Hay que
educar a la comunidad de que las jóvenes no son culpables del abuso sexual que
vivieron en la infancia y que el embarazo puede ser el resultado de una larga
trayectoria de indefensión, de sentirse las malas y estigmatizadas, de rabia
interna, de comportamientos transgresores que en el fondo son formas
distorsionadas de obtener control.
Otro
factor de riesgo importante es la incidencia de la violencia de género en la
adolescencia y los estereotipos de lo que significa ser mujer o ser hombre en
esta sociedad, pueden estar tan interiorizados en las adolescentes que
contribuyen al mantenimiento de la violencia hacia las jóvenes. Entre éstos se
encuentra el amor romántico. Las jóvenes creen firmemente que parte de ese
amor, es entregar su virginidad y una prueba más de romanticismo y así ser
coaccionadas para aceptar relaciones sexuales tempranas. Agravado por esa
visión de los jóvenes de sentirse invulnerables, lo que les impide ver las
señales de violencia y manipulación.
Actualmente
el tema de las adolescentes embarazadas está sobre la palestra y se reconocen,
las grandes deficiencias en su abordaje, lo que de alguna manera es positivo
para aceptar que debemos cambiar nuestros enfoques en los programas de madres
adolescentes y aceptar nuevos paradigmas e incluir los asuntos de género y
victimización sexual. ¿Lo hacemos en Costa Rica?
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