Peligro: Cerda descontrolada suelta por Nueva York
Camino de casa anoche un neandertal de mi edad o quizá un par de años
más joven tuvo a bien ponerse a 2 centímetros de mi cara y gritarme lo que no está
en los escritos (¿? es que soy una cerda, mireuste. Soy una cerda, no me había
dado cuenta y tenía que venir él a decírmelo) y yo, que soy una borde y no sé
todavía cuándo tengo que callarme, le contesté
quedándome en la gloria. Hay veces que te hablan y no contestas y luego te
reconcome; anoche no fue una de ellas: me quedé agustísimo.
Estaba esperando que mi tren se
llenase y saliese de Penn Station a mi bola, contestando emails y mensajes de
texto en el iPhone con mi bolso en el asiento de al lado, las piernas estiradas, los pies
descalzos en el asiento de enfrente y dos bolsas de la compra al lado de los
pies. Ocupando 4 asientos por la cara con los pies en el
asiento porque soy así de maleducada ¿? Sé perfectamente que poner las piernas
encima de cualquier mueble no es de recibo, pero estaba cansada y quería poner
las piernas en alto. Verás, que no estamos en invierno, no tenía los zapatos
puestos, no iba a dejar el asiento lleno de agua, barro, nieve o porquería ¿vale?
Me llega un notas preguntándome
si había tenido un día muy duro en la oficina. La primera vez que me lo preguntó
pensé que no iba conmigo. La segunda vez lo miré y no le contesté pensando que querría
venderme algo o sentárseme al lado para sacarme nombre y número de teléfono. A
la tercera vez ya se había envalentonado y después de preguntarme si estaba cansadísima
siguió hablando a grito pelado diciéndome que soy una cerda, que no debería
tener los pies encima del asiento y que soy asquerosa. Lo miré y le dije que el
tren estaba medio vacío y podía sentarse en otra parte. El tío siguió gritándome
porque además de cerda pensaría que estaba sorda y necesitaba gritarme bien
alto para que le escuchase decirme que no quería sentarse, que sólo quería que
quitase los pies del asiento porque soy una cerda asquerosa. Todo esto a 2 centímetros
de mi cara, apoyado en el respaldo del asiento donde yo tenía mi bolso. Gritando
a pleno pulmón porque el chiquillo también quería que le escuchasen el vagón de
tren, todo Nueva York, parte de Nueva Jersey y si me apuras también en Córdoba.
Le dije que me dejase en paz. Él siguió erre que erre preguntándome si había
tenido un día o una semana muy malos/durísimos en la oficina, si estaba cansadísima
y si tenía que ser tan asquerosa. Le dije que me dejase el paz y encontrase a
otra a la que sermonear. Me dijo que él no estaba sermoneándome, simplemente abriéndome
los ojos al hecho de que soy una cerda asquerosa, grosera y maleducada. Ahí es
cuando le dije que ni es mi padre ni es mi marío, que no tenía por qué ponerse
a darle lecciones de nada a una mujer a la que no conoce en el tren, que el que
es maleducado y grosero era él. Él siguió hablando pero yo hice un gesto con la
mano que no sé explicar en español ("talk to the hand" - básicamente
"sigue hablando todo lo que quieras que voy a ignorarte"), volví la
cara para seguir con mis emails y la persona que estaba con él se lo llevó para
atrás.
No sé dónde se sentarían pero
gracias a Dios no tuvo la genial idea de venir a darme un ultimo bri-consejo
antes de bajarse del tren. Escribo "gracias a Dios" porque llega a
hacerlo y anoche acabamos en comisaría. Inciso: es que no sabéis la semana que
llevo empezando por el lunes con un notas que me encuadernó una presentación
para la oficina "de gratis" dándome su tarjeta de visita, apuntándome
el número de móvil en la parte de atrás y pidiéndome que le llamase y acabando con
otro notas que me siguió media manzana intentando que le diese mi nombre y mi
numero de teléfono. Coño a ver si ahora no voy a poder salir de casa. Fin del
inciso.
A todo esto al otro lado del
pasillo había una pareja de mediana edad de heteros sentados uno en frente del
otro. Ella descalza con los pies uno en las piernas de su marido que le estaba
dando un masaje y el otro en el asiento. Osea, ¿que yo que voy sola soy una
cerda por tener los pies en el asiento pero la mujer de al lado que va acompañada
no es una cerda? ¿a este neandertal le da el tabardillo y tiene que ponerme en
mi sitio por poner los pies encima del asiento pero el tabardillo no le provoca
un impulso irresistible de ponerla en su sitio también a ella?
Cada día estoy más convencida de
que la democracia y las supuestas libertades que las mujeres tenemos en EEUU y
Europa no son más que un espejismo. La agresividad, la prepotencia, la mala
leche y todo lo que les sale por la boca a algunos (sea lo que ellos consideran
"piropos" pero que tú y yo sabemos que es acoso callejero, sea llamar
la atención a una mujer en un espacio público) con tantísima facilidad son las
mismas cosas que te esperas de países tercermundistas donde las mujeres tienen
menos derechos que las piedras. En otras palabras, el notas de anoche tendría
trabajo asegurado como guardián de la moralidad en cualquier territorio talibán.
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