Mar Esquembre: Patriarcado y orden público
© Mar
Esquembre Cerdá
Fuente:
http://maresquembre.wordpress.com/2013/11/17/patriarcado-y-orden-publico/
(Artículo
publicado en diario “Información” el 17 de noviembre de 2013)
Esta
semana acaba el plazo (salvo que vuelvan a ampliarlo) de presentación de
enmiendas en el Congreso al proyecto de ley de reforma del Código Penal. En un
contexto de protesta social generalizada por las políticas gubernamentales de
desmantelamiento del Estado Social reclamadas por el denominado neoliberalismo,
se ha denunciado la intención represora de estas protestas que el proyecto
destila. Se echa mano demasiado a menudo en el texto de la expresión ‘orden
público’ pero no en el sentido que éste debiera tener en un Estado democrático,
sino en uno de carácter autoritario, tendente a reprimir el ejercicio de la
libertad.
El
‘orden público’ es un concepto jurídico indeterminado, pero de ninguna manera
puede entenderse desligado de los valores y principios propios de un Estado
social y democrático de derecho constitucionalmente reconocidos. En este
sentido, el art. 10.1 de la Constitución dispone que el fundamento del orden
político y de la paz social (del orden público, en definitiva) está constituido
por la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes,
el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de
los demás. Los textos internacionales de los derechos humanos también se
expresan en términos similares. A pesar de ello, este concepto de ‘orden
público’ todavía está demasiado impregnado de patriarcado y, sin embargo, muy
poca gente lo detecta.
Creo
que una de las más esclarecedoras definiciones de ese sistema histórico de
opresión femenina que ha definido, en consecuencia, históricamente el
significado amplio de ‘orden público’ la aporta la gran teórica feminista
catalana Victoria Sau, tristemente fallecida el pasado 6 de noviembre. Define
esta autora al patriarcado como “una toma de poder histórica por parte de los
hombres sobre las mujeres, cuyo agente ocasional fue de orden biológico,
elevado después a la categoría política y económica. Dicha forma de poder pasa
forzosamente por el sometimiento de las mujeres a la maternidad, a la represión
sexual femenina y a la apropiación de la fuerza de trabajo total del grupo
dominado, del cual su primer -pero no único- producto son los hijos.”
Lean
atentamente esta definición y analicen la realidad honestamente: ¿quiénes
sacrifican sus carreras profesionales por los hijos? ¿a quiénes castiga el
mercado laboral por el hecho de la reproducción? ¿quiénes asumen
mayoritariamente las necesarias labores de cuidado en sentido amplio? Las
preguntas serían infinitas (sobre todo si nos interrogamos sobre la violencia
contra las mujeres), pero una de ellas es clave: ¿existe libertad para elegir
ser madre o no serlo? El aborto sigue siendo delito en muchos supuestos y en
muchos países. La maternidad obligatoria todavía define el orden público en
todos los Estados, incluso en aquellos que se definen como sociales y
democráticos de Derecho.
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