España: una crisis anunciada
* *
copiado tal cual del informe "Sueños rotos. El impacto de la crisis de la
vivienda española en los grupos vulnerables" de Human Rights Watch
Tras
una visita a España a finales de 2006, Miloon Kothari, el entonces relator
especial de Naciones Unidas sobre el derecho a una vivienda adecuada, dijo
proféticamente que, mientras que el índice de impago hipotecario era bajo en
aquel momento, “un mayor porcentaje de la población experimentará problemas de
pago en el futuro, lo cual podría afectar su derecho a una vivienda adecuada”.
El relator Kothari expresó su preocupación por la especulación en el mercado
inmobiliario y por los precios desorbitados de la vivienda, observando que los
precios en Madrid y Barcelona habían aumentado más de un 100% entre 1997 y 2007
La OCDE
ya había constatado a finales de 2005 que los precios de la vivienda estaban sobredimensionados
en España, y la Comisión Europea advirtió a principios de 2006 de la sobreevaluación
del mercado inmobiliario y del elevado nivel de deuda hipotecaria en España, apremiando
los bancos a ejercer “mayor cautela” en la concesión de créditos hipotecarios. Fue
el principio del final de un período de diez años de crecimiento económico en
España, ampliamente impulsado por el auge de la construcción. Según la mayor
parte de los análisis, España sufrió una burbuja inmobiliaria entre 1997 y
2007. Durante una década, España construyó más viviendas que Francia, Alemania
y el Reino Unidos juntos, y el sector inmobiliario y la construcción constituían
el 43% del PIB nacional.
Según
datos publicados en mayo de 2013 por el Instituto Nacional de Estadística
(INE), en 2011 casi 3,5 millones de viviendas -o el 13,7% del parque total de
viviendas- estaban vacíos, sobre todo a causa del exceso de construcción.
Durante
los años del boom, el mercado hipotecario español conoció un crecimiento exponencial.
El bienestar económico, un mercado de alquiler pequeño y caro, décadas de políticas
gubernamentales que fomentaban la propiedad de la vivienda a expensas de otras
formas de arrendamiento, y la acción crediticia agresiva de los bancos
alentaron a muchos, inmigrantes incluidos, a comprar en lugar de alquilar. La
mayor parte de las hipotecas estaban sujetas a tipos de interés variables y se
ofrecían a menudo al 100%, o incluso más, del precio de venta de la propiedad.
La
recesión económica y el desempleo masivo -26% en febrero de 2014- significan
que un número creciente de personas no ha podido cumplir con sus pagos
hipotecarios.
Tradicionalmente,
España ha tenido un bajo índice de delincuencia hipotecaria, que sigue siendo
bajo comparado con otros países en crisis como Irlanda y Grecia. En 2006, el índice
global de impago hipotecario era del 0,3%. En el tercer trimestre de 2013 se estimaba
que era de más del 5%. Muchas decenas de miles de personas se han enfrentado o
se están enfrentando a ejecuciones hipotecarias sobre su vivienda. El Banco de
España ha empezado sólo recientemente a publicar estadísticas disgregadas sobre
ejecuciones hipotecarias y desahucios.
Expertos
como Toni Algaba, coordinador de Ofideute, servicio de mediación del Gobierno catalán
para personas que tienen dificultades para pagar su hipoteca o que se enfrentan
a una ejecución hipotecaria, dice que los inmigrantes fueron uno de los
primeros grupos afectados por la crisis hipotecaria y por las ejecuciones
hipotecarias. Mientras que el presente informe está basado en grupos
particularmente vulnerables, inmigrantes incluidos, es importante destacar que,
con el agravamiento de la crisis económica, franjas cada vez más amplias de la
población están afectadas, entre las cuales figuran profesionales que pidieron
hipotecas que parecían perfectamente razonables y que ahora no pueden pagar
después de años de desempleo.
Hasta
hace muy poco, los únicos datos disponibles sobre ejecuciones hipotecarias y desahucios
procedían del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre el número total de
casos judiciales abiertos por los bancos contra los morosos hipotecarios, que
incluía todo tipo de propiedades y no sólo viviendas. Estas cifras no reflejan
las ejecuciones hipotecarias llamadas extrajudiciales, validadas por notarios,
en las que las personas ceden la propiedad al banco sin la intervención de los
tribunales sobre la base de un acuerdo entre el banco y el titular de la
hipoteca.
A
partir de los datos del CGPJ, la organización ciudadana por el derecho a la
vivienda Plataforma de Afectados por la Hipoteca (que se discute más adelante)
dice que los bancos iniciaron 349.438 procedimientos de ejecución hipotecaria
entre 2007 y 2011, y los tribunales ordenaron el embargo y el desahucio en
166.716 procedimientos entre 2008 y 2011. En abril de 2013, el Colegio de
Registradores de la Propiedad publicó estadísticas que apuntaban que, en todo
el país, en 2012, los bancos habían iniciado 49.175 procedimientos de ejecución
hipotecaria sobre residencias principales (el inicio del procedimiento) y que
en 30.034 casos el tribunal había adjudicado la propiedad al banco (el final
del procedimiento, por lo tanto refiriéndose a casos cursados en el tribunal
antes de 2012).
En mayo
de 2013, el Banco de España publicó sus cifras por primera vez. Estos datos
fueron actualizados en enero de 2014, cuando el Banco de España proporcionó
también datos sobre la primera mitad de 2013, apuntando un aumento de entregas
de viviendas a los bancos. Para el año 2012, el Banco de España informó de
39.051 entregas de primeras residencias. En la primera mitad de 2013, fueron
entregadas 28.170 primeras residencias.
Numerosos
observadores aducen que la concesión irresponsable de crédito contribuyó a la crisis
actual de España (así como de otros países de la Unión Europea). En efecto, una
directiva recientemente adoptada por la Unión Europea para regular mejor el
mercado hipotecario se basa en el análisis de que “la crisis financiera ha
demostrado que el comportamiento irresponsable de los participantes en el
mercado puede socavar los cimientos del sistema financiero, y puede tener…
graves consecuencias sociales y económicas”.
La
institución española de los derechos humanos, el Defensor del Pueblo, ha
analizado exhaustivamente la crisis hipotecaria y sus consecuencias. Ha
concluido que: La responsabilidad por el impago de las cuotas hipotecarias no
puede trasladarse con carácter exclusivo al deudor... Si el deudor firmó un contrato
de préstamo hipotecario fue no solamente por el ejercicio de una voluntad de
endeudarse, sino porque el mercado inmobiliario y las condiciones de acceso a
los préstamos eran los más laxos de la historia
El
Defensor rechazó los argumentos de que la responsabilidad primaria recae en el
prestatario por asumir créditos más allá de su capacidad de reembolso. Es un
planteamiento que pone en un mismo plano al consumidor… y al profesional del
mercado hipotecario. Pero quien conoce el mercado y sus riesgos es el
profesional. El crédito hipotecario constituye la principal fuente de ganancias
para la banca española… es también la banca quien predispone el contenido de
las escrituras hipotecarias. Es la banca quien debe evaluar la capacidad de
endeudamiento del cliente y abstenerse de ofrecer préstamos por encima de la
capacidad de reembolso.
La
directiva de la UE intenta solventar algunos de los problemas que el Defensor del
Pueblo, entre otros, ha identificado con respecto a las prácticas de crédito
hipotecario en España durante los años del boom económico, incluyendo la falta
de evaluaciones crediticias rigurosas. Ésas incluyen, sin limitación, el hecho
de que las entidades crediticias no proporcionasen información completa y
clara, la falta de regulación y de transparencia de los intermediarios
crediticios, vinculando hipotecas a otros productos financieros (prácticas de
venta vinculada), falta de independencia de los servicios de tasación de las
propiedades, y el uso de créditos en divisa extranjera
Algunas
características específicas de las hipotecas españolas han sido el tema de recursos
jurídicos legales y de reforma gubernamental. Una de estas características es
la cláusula suelo incluida en numerosas hipotecas que garantizaba que los tipos
de interés no podían caer por debajo de un cierto nivel aunque el Euribor sí lo
hiciese.
En mayo
de 2013, el Tribunal Supremo español declaró la nulidad de las cláusulas suelo
en las hipotecas que concedían tres bancos (BBVA, Cajas Rurales Unidas y NCG).
El tribunal dijo que, para ser legítima, la estipulación debía ser
“comprensible” y “transparente”, y ordenó a los tres bancos que las suprimiesen
de las hipotecas concretas implicadas en el caso. El Tribunal Supremo desestimó
la aplicación retroactiva de su sentencia sobre pagos ya efectuados bajo dichas
cláusulas argumentando que ello podría causar “una grave perturbación con
importantes consecuencias para el orden público económico”.
Eran
también frecuentes los tipos de interés de demora exorbitantes. Toni Algaba, coordinador
de Ofideute, servicio de mediación del Gobierno catalán en Barcelona, dijo que
eran frecuentes tipos de interés del 20-24%. “He visto hasta un 35%”, nos dijo.
Olga Flórez Muñoz nos enseñó la hipoteca del piso que su hermana y su cuñado
compraron en 2006 a un tipo de interés de demora del 22,5%. Tribunales de
diferentes lugares del país han anulado contratos hipotecarios con tipos de
interés de demora del 19%, 20,5%, 21,7% y 25%. La ley 1/2013, promulgada en
mayo de 2013, limitó los tipos de interés de demora a tres veces el interés
legal del dinero.
La
falta de vivienda asequible
Los
Estados tienen obligaciones, conforme a la ley internacional de derechos humanos,
de garantizar la asequibilidad de la vivienda, especialmente en períodos de
desaceleración económica. Las medidas estatales destinadas a garantizar la
asequibilidad incluyen la asignación de subvenciones a la vivienda, una
financiación adecuada asequible para la vivienda y protección contra alquileres
no razonables. Sin embargo, la crisis hipotecaria y social española en torno a
los desahucios y la deuda se plantea en el contexto de una historia de décadas
de políticas gubernamentales que promocionaban la propiedad de la vivienda en
detrimento de garantizar un parque adecuado y asequible de vivienda de alquiler
e inversiones suficientes en la vivienda social de alquiler.
Los
organismos internacionales de derechos han expresado en repetidas ocasiones su preocupación
por la escasez de vivienda social en España. En su revisión de 2004 de la conformidad
de España con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC), el Comité expresó su preocupación por la falta de vivienda social y recomendó
medidas correctivas “para mejorar las condiciones de la vivienda y crear más viviendas,
individuales o colectivas, así como créditos y subvenciones para las familias
de bajos ingresos y los grupos desfavorecidos y marginados”. El Comité reiteró
dicha recomendación en 2012, instando al Gobierno central a trabajar “en
coordinación con las comunidades autónomas para invertir más recursos en el
aumento de la oferta de vivienda social que permita cubrir la demanda”. En
2008, el relator especial de entonces para una vivienda adecuada observó que
las propias autoridades españolas reconocían que “la oferta insuficiente de
vivienda de alquiler y subvencionada es un grave problema en España”, e instó
al Gobierno a que atendiese a la “necesidad urgente de aumentar la oferta de
viviendas de alquiler”.
España
presenta uno de los índices más elevados de propiedad de viviendas de la Unión Europea:
hasta el 85% de los hogares es de propiedad y únicamente el 11% es de alquiler
en el mercado libre. Entre los países del Europa Occidental, únicamente Irlanda
(79% y 12,3%, respectivamente), Portugal (75% y 18%, respectivamente) y Grecia
(74% y 20%, respectivamente) se aproximan a los niveles españoles. En la vecina
Francia, la propiedad de la vivienda representa el 57%, y el 22% de la
población alquila en el mercado libre; en Alemania, tan sólo el 42% de los
habitantes son propietarios de sus casas y el 53% son inquilinos. El antiguo
relator especial de las Naciones Unidas para una vivienda adecuada advirtió a
España tras su visita de 2006 de que la prioridad que el Gobierno otorgaba en
su política de la vivienda a la propiedad tenía impactos en la realización del derecho
a la vivienda adecuada. Observó que “el modelo de vivienda en propiedad es resultado
de que en las últimas décadas se han aplicado políticas que lo han fomentado considerablemente,
tanto en el sector inmobiliario público como en el privado, mediante deducciones
impositivas y otras medidas” y que esto había “dado lugar a una situación en la
que no se han promovido lo suficiente otros regímenes de ocupación, como el
alquiler para los segmentos de la población con ingresos más bajos”.
Varios
analistas han apuntado a las intervenciones del Estado en el mercado de
alquiler y los incentivos fiscales como los factores que han contribuido a esta
situación. Las leyes del alquiler de 1946 y 1964 son conocidas por haber hecho
el mercado del alquiler poco atractivo, mientras que los esfuerzos de las
reformas de 1985 y 1994, con la liberalización de los alquileres y la
eliminación de la prolongación de los contratos, no consiguieron el objetivo
pretendido de estimular el crecimiento del mercado de la vivienda de alquiler.
En efecto, los alquileres subieron y el parque de viviendas de alquiler siguió
disminuyendo.
En
2009, el Fondo Monetario Internacional cualificó el Mercado de alquiler español
de “subdesarrollado” y concluyó que “la ausencia de un mercado de alquiler
exacerba las oscilaciones del precio de la vivienda porque elimina una reserva
colchón para el uso doméstico.” El FMI observa que “las generosas
desgravaciones fiscales a los pagos hipotecarios… rebajan el coste del usuario
de la propiedad de la vivienda”.
La
Comisión Europea recomendó a España “garantizar “reduzca el sesgo inducido por
la fiscalidad a favor del endeudamiento y la propiedad de la vivienda” en su
Memorándum de Entendimiento sobre la Condicionalidad de la Política del Sector
Financiero de julio de 2012.
El
Gobierno argumenta que ha adoptado medidas recientes para liberalizar el
mercado de alquiler y priorizar el alquiler sobre la propiedad. Desde el 1 de
enero de 2013, los compradores de nuevas viviendas ya no pueden desgravar sus
hipotecas fiscalmente, para cumplir la recomendación de la Comisión Europea
sobre la reducción de incentivos fiscales por la propiedad de la vivienda. En
junio de 2013, el Gobierno aprobó una nueva ley sobre el alquiler: la Ley de
Medidas de Flexibilización y Fomento del Mercado del Alquiler y Viviendas. La
ley acorta el período mínimo de alquiler de cinco a tres años; disminuye la renovación
automática de un contrato de alquiler (en ausencia de estipulaciones
específicas en el contrato) de tres años a uno; y libera las negociaciones
sobre el alquiler mensual (anteriormente vinculadas al índice de los precios al
consumo). Los propietarios pueden ahora iniciar un procedimiento civil de
desahucio después de un mes del impago del alquiler. El European Anti Poverty
Network España y la Federación de Entidades de apoyo a las Personas Sin Hogar,
entre otros, han criticado la nueva ley de alquiler porque sacrifica los
derechos de los inquilinos en aras a liberalizar el mercado del alquiler.
Insuficientes
inversiones en vivienda social
España
posee un sistema de gobierno altamente descentralizado, con 17 comunidades autónomas
y las 2 ciudades autónomas de Ceuta y Melilla que gozan de importantes competencias
en todos los ámbitos. El Gobierno central es responsable de implementar planes
nacionales de la vivienda a varios años para garantizar plenamente el derecho a
una vivienda adecuada, incluso mediante la provisión de vivienda pública
subvencionada (vivienda social), y tiene la obligación, en el marco de la
Constitución, de promover el ejercicio igual de derechos dentro del territorio.
Las comunidades autónomas tienen competencias directas para implementar dichos
planes a escala regional, utilizando una combinación de fondos del Gobierno
central y del Gobierno autonómico. Los municipios también tienen sus programas
de vivienda social. Ello significa que, en el ámbito de la vivienda, como en
muchos otros, existen importantes disparidades entre las comunidades autónomas,
o dentro de ellas, en términos de inversiones, dimensión y calidad del parque de
vivienda social.
En
total, la inversión total española en vivienda social (0,79% del PIB) está muy
por debajo de la media (2% del PIB) de los 15 países que formaban parte de la
UE antes de la ampliación de 2004. Únicamente un 2% del parque de vivienda
total (de alquiler y de propiedad) está destinado a la vivienda social, mucho
menos que en otros países europeos (Francia: 17 %; Países Bajos: 35 %; Reino
Unido: 21%). El presupuesto del Estado central para la política de la vivienda
ha ido reduciéndose progresivamente durante los últimos 5 años, de 1.300 millones
en 2008 a 766 millones de euros en 2013. En el momento de la redacción de este informe,
el presupuesto propuesto para 2014 era de 799,6 millones de euros.
El plan
nacional de la Vivienda 2013-2016 se centra más en los subsidios para la
vivienda de alquiler para familias con rentas bajas, y deja de incentivar la
compra de viviendas. El plan pretende priorizar los subsidios al alquiler, en
caso de igualdad de necesidad, a familias que han sufrido desahucios (entre otros
grupos). Según la definición utilizada en el Plan, únicamente los que cumplen
los criterios estrictamente definidos en un decreto de marzo de 2012 sobre las
medidas urgentes para proteger a los deudores hipotecarios sin recursos pueden
optar a subvenciones (que se discuten más adelante).
Según
un estudio del Defensor del Pueblo, en marzo 2013, había más de 250.000
viviendas sociales en España. Esta cifra es inexacta porque distintas
comunidades autónomas tienen distintas definiciones, y no todas han proporcionado
información completa a la solicitud de datos enviada por el Defensor del
Pueblo. Según la información que el Defensor del Pueblo pudo recoger, hasta
dicha fecha 332.529 personas habían solicitado una vivienda social y estaban a
la espera de que se les asignase una vivienda mientras que unas 13.500 unidades
estaban vacías, de las que el Defensor del Pueblo estimaba que casi 9.800 hubiesen
podido ser consideradas inmediatamente disponibles.
Cada
comunidad autónoma desarrolla e implementa su propia política de la vivienda, que
es financiada en parte con fondos del Gobierno central y en parte con fondos
locales; Madrid y Cataluña tienen los mayores parques de vivienda social de
España. En total, los traspasos del Gobierno central de fondos a las comunidades
autónomas han ido disminuyendo progresivamente en los últimos años. El
presupuesto para estas transferencias fue recortado en 2013 en un 12%, y en un
13,6% en el presupuesto de 2014.
Jaume
Fornt, director de la Agència de l’Habitatge de la Generalitat de Catalunya,
dijo que Cataluña estaba implementando su propio plan de vivienda, totalmente
financiado por el Gobierno catalán.43 Borja Carabante, viceconsejero de
transporte, infraestructuras y vivienda del Instituto de la Vivienda de Madrid
(IVIMA), declaró en junio de 2013 que existían 23.000 unidades de vivienda
social en la Comunidad Autónoma de Madrid, muy por debajo de los 80.000
aproximados de los pasados años. Estimaba que unas 5.000 personas que cumplían
los requisitos de elegibilidad estaban en aquel momento en lista de espera.
El
papel de la sociedad civil
Los
grupos de la sociedad civil detectaron muy pronto la crisis hipotecaria y
reaccionaron a ella. El grupo más visible y activo es la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca (PAH). La PAH fue fundada en 2009 en Barcelona por
miembros del Observatori DESC, una organización de derechos sociales y
económicos, para movilizar a la gente para que se defendiese y defendiese a
otras personas contra las ejecuciones hipotecarias y desahucios de viviendas
cuando estalló la burbuja inmobiliaria.
La PAH,
un movimiento ciudadano, proporciona asesoramiento jurídico y ayuda en las negociaciones
con los bancos, pero también organiza protestas para impedir los desahucios,
ocupaciones de bancos y acciones colectivas para ocupar pisos y edificios vacíos.
Hasta marzo de 2014, la PAH dijo haber impedido 1.011 desahucios y “realojado”
a 1.049 personas en locales vacíos.
En
2012, la asociación recogió más de 1,4 millones de firmas (mucho más del millón
necesario) para apoyar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP). La ILP
intentaba, entre otras medidas, estandarizar el uso de la dación en pago,
mediante la cual la entrega de la vivienda al banco libera al titular de la
hipoteca de todas las obligaciones relacionadas con el crédito hipotecario, y
garantizar una vivienda asequible a los desahuciados
Después
de que el Parlamento -en el que el Partido Popular del primer ministro Mariano Rajoy
tiene la mayoría absoluta- aceptó examinar la ILP de la Plataforma, el grupo
empezó a organizar escraches: protestas frente o a proximidad de las casas y
oficinas de los parlamentarios del Partido Popular para presionarles a apoyar
el proyecto de ley. Los dirigentes y los cargos electos del Partido Popular
respondieron cualificando la campaña como “puro nazismo” y “totalitarismo
fascista o comunista”. La representante del Gobierno central en Madrid,
Cristina Cifuentes, sugirió que la cofundadora y portavoz de la PAH, Ada Colau,
apoyaba a grupos relacionados con ETA, el grupo armado separatista vasco. Como analizaremos
más adelante, el Partido Popular adoptó ulteriormente su ley sobre la quita.
La
comunidad ecuatoriana, fuertemente golpeada por la crisis hipotecaria, también
empezó a organizarse en 2008-2009. Aida Quinatoa, presidenta de la Coordinadora
Nacional de Ecuatorianos en España (CONADEE), explicó que la asociación se
implicó cuando se dio cuenta del número de ecuatorianos que se enfrentaban a
ejecuciones hipotecarias y desahucios. La propia Aida, junto a unas 50 personas
más, es demandante de un juicio de acción colectiva por fraude sistemático
contra una agencia inmobiliaria a través de la cual firmó una hipoteca. “Pensé
[entonces] que era la única, después vi que éramos muchos”, dijo. “Convocamos a
30 y .vinieron 300. Convocamos a 300 y vinieron 3.000”.
Servicios
de mediación
La
mayor parte de las personas que tienen dificultades para pagar su hipoteca, y
todavía más los que se enfrentan a un desahucio, intentan negociar con el
banco. Grupos de la sociedad civil como la PAH y Cáritas y, cada vez más, los
Gobiernos de las 17 comunidades autónomas españolas, han intervenido para
ayudar a personas que se encuentran en estas situaciones. Oímos numerosos
relatos de personas entrevistadas diciendo que el asesoramiento y el
acompañamiento de los demás, así como la presión pública concertada en el caso
de la PAH, les había ayudado a negociar con el acreedor.
Cáritas,
la organización de beneficencia de la iglesia Católica, proporciona servicios
de mediación en numerosas diócesis, incluyendo Madrid y Barcelona. En algunos
casos, Cáritas asume el coste de las cuotas mensuales de la hipoteca sobre la
base de créditos sin interés, en el entendimiento de que las personas pagarán
en cuanto puedan. Desde 2012, los Colegios de Abogados de España han
establecido Oficinas de Mediación Hipotecaria en 35 ciudades españolas,
ofreciendo asesoramiento y asistencia jurídica para negociar con las entidades
crediticias.
Varias
comunidades autónomas, entre las que se encuentran Cataluña, Andalucía, el País
Vasco y Navarra, ofrecen servicios de mediación gratuitos para ayudar a los
morosos a negociar soluciones con los bancos. Mientras que la PAH preconiza que
todo el mundo pida dación en pago, estos servicios de mediación son más
propensos a intentar negociar una reestructuración de la deuda. Por lo menos,
en el caso de la Generalitat, el Gobierno de Cataluña, los servicios de
mediación que proporciona Ofideute están a disposición únicamente de aquellos
que todavía no han sido desahuciados. En mayo de 2012, CaixaBank firmó un
acuerdo con Ofideute por el que se comprometía a aceptar una mediación de la
Oficina antes de recurrir a la acción legal contra personas con retrasos en el
pago de su hipoteca.
Estos
servicios están totalmente financiados por los Gobiernos autonómicos; el
Gobierno central no ha creado un servicio similar o proporcionado un apoyo
presupuestario para estos servicios a nivel autonómico. Los servicios de
asesoramiento sobre la deuda, ya sea directamente mediante oficinas del Estado,
ya sea mediante asociaciones certificadas o financiadas por el Estado, son
frecuentes en los países de Europa Occidental.
El
papel de la Unión Europea
Las
instituciones de la Unión Europea han desempeñado papeles sorprendentemente distintos
en la crisis hipotecaria española. Como analizaremos posteriormente, el
Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia fundamental en
marzo de 2013 sobre la inequidad de los procedimientos de ejecución hipotecaria
en España, obligando a hacer una reforma crucial, aunque tardía. El Parlamento
Europeo instó a los Estados Miembros de la Unión Europea en junio de 2013 a
encontrar soluciones alternativas a los desahucios y a impedir que las familias
desahuciadas tuviesen que mantenerse al día en sus pagos a la entidad
crediticia.
Sin
embargo, la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea no se han pronunciado
sobre la crisis hipotecaria española. En respuesta a una pregunta parlamentaria
de tres europarlamentarios en mayo de 2013, el Comisario de Asuntos económicos
y monetarios y del Euro, Olli Rehn, explicó que la política de la vivienda y
los procedimientos de liquidación de deudas son esencialmente competencia de
las autoridades nacionales. Rehn dijo que la Comisión ha dado y seguirá dando
una “prioridad especial” a los temas de vivienda en recomendaciones específicas
a cada país sobre programas económicos nacionales.
En
realidad, las recomendaciones específicas a España en 2012 y 2013 han incluido únicamente
referencias mínimas a los temas relacionados con la vivienda. En sus recomendaciones
específicas al país de 2012, el Consejo de la Unión Europea instó a España a
eliminar incentivos fiscales por la propiedad de una vivienda para fomentar el crecimiento
del mercado de alquiler (lo cual España hizo más tarde), y en 2013 observó que
“las medidas para crear un mercado del alquiler más amplio y más eficiente…
siguen estando en su fase inicial”. En lo que a las deudas personales se refiere,
las recomendaciones de 2013 constataron tan sólo que “es preciso seguir esforzándose
en el contexto del elevado endeudamiento privado”.
En
junio de 2013, la Comisión expresó su preocupación por un decreto de Andalucía
que autorizaba al Gobierno autonómico a expropiar temporalmente propiedades,
bajo ciertas condiciones, de las instituciones crediticias para permitir a
familias especialmente vulnerables que corrían peligro de desahucio que se
quedasen en su vivienda. El portavoz de la Comisión, Simon O’Connor, dijo que
el decreto “aumentaba los riesgos en el cumplimiento de los objetivos” del
paquete de ayudas de la UE a España. En una carta que fue cubierta en los
medios de comunicación, la Comisión dijo que la medida creaba incertidumbre en
el mercado inmobiliario y que podría tener un impacto negativo en las inversiones,
“va más allá del enfoque equilibrado que debe reconciliar la necesaria protección
de las familias más vulnerables y los requerimientos para preservar la estabilidad
financiera”.
Hasta
ahora España ha evitado un programa de reajuste total del tipo aplicado a
Grecia, Irlanda y Portugal. Sin embargo, en junio de 2012 garantizó un préstamo
de salvamento de 100 billones de euros de la Unión Europea para el frágil
sector financiero español. El préstamo, sujeto a las condiciones relacionadas con
la reforma del sector bancario, fue diseñado para inyectar capital a los bancos
más débiles. El Gobierno ya ha nacionalizado cuatro bancos: Bankia, Catalunya
Banc, Banco de Valencia y Novagalicia Banco, que corrían el peligro de hundirse
con las pérdidas crediticias.
Para
cumplir una de las condiciones del rescate de la Unión Europea, España creó la Sociedad
de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) para que
funcionase como “banco malo”: se lleva los activos tóxicos, incluidas las
propiedades inmobiliarias, de los bancos para venderlas para obtener beneficios
a 15 años. En marzo de 2013, la PAH organizó la ocupación de un edificio de
pisos perteneciente a SAREB en Girona, cerca de Barcelona. SAREB logró que un
tribunal dictase el desahucio para mediados de octubre de 2013, que fue
detenido provisionalmente en el último momento cuando el Tribunal Europeo de
los Derechos Humanos solicitó a las autoridades que no ejecutasen el desahucio
por lo menos durante dos semanas, teniendo pendiente la evaluación de una
denuncia presentada por tres de las dieciséis familias (incluidos 21 niños) que
vivían en el edificio. El Tribunal Europeo levantó la suspensión el 5 de noviembre
de 2013, y las fuerzas policiales llevaron a cabo el desahucio el 13 de
diciembre de 2013. La Agència de l’Habitatge dijo entonces que cinco familias
habían sido realojadas en viviendas sociales, que estaba buscando una vivienda
adecuada para otras dos familias con necesidades especiales, y que una familia
había rechazado la oferta. Al final el Tribunal Europeo de Derechos humanos
desestimó el recurso por infundado. Al mismo tiempo, la Comisión propuso en
2011 una nueva directiva de la UE sobre “contratos de crédito para bienes
inmuebles para uso residencial” para garantizar unos estándares mínimos en toda
la Unión Europea respecto a unas prácticas crediticias justas. La directiva,
finalmente adoptada en febrero de 2014, pretende garantizar mercados hipotecarios
más responsables, transparentes y eficientes.
En un
documento de 2011 que examinaba las medidas nacionales y las buenas prácticas potenciales
para evitar los desahucios en caso de impago de hipotecas, la Comisión pidió “sentido
común y humanidad” por parte de los prestamistas, las autoridades y los tribunales
durante los procedimientos de desahucio. El documento recomienda que: "La
situación económica y social total del prestatario moroso… sea tenida en
cuenta, y las implicaciones de un embargo determinado… sean evaluadas
detenidamente... Por ejemplo, perder la vivienda familiar después de haber
perdido el empleo tiene implicaciones sociales y humanas intolerables para los
prestatarios y sus familias. En estos tiempos críticos, nuestra sociedad debe priorizar
la dimensión humana".
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