Los inicios de la lucha por la liberación de gays y lesbianas: las dos estrategias de lucha

* * copiado tal cual del folleto "La lucha por la liberación gay y lesbiana" de Marçal Solé y Paso Gredilla

Dos han sido las estrategias básicas utilizadas para la liberación gay. Una es la reformista, que defendió y sigue defendiendo la idea de ir transformando el capitalismo hasta que, algún día en el futuro, la opresión gay desaparezca. La otra es la estrategia revolucionaria, que reconoce que la opresión gay es intrínseca al capitalismo y, como consecuencia, lucha por una revolución que ponga fin al sistema. Ambas estrategias fueron puestas en contraste al comienzo de este siglo por los acontecimientos políticos en dos países: Alemania y Rusia.


Alemania: La estrategia reformista

"La democracia burguesa es la democracia de las frases pomposas, de la palabrería solemne, de las promesas rimbombantes, de las consignas grandilocuentes de "libertad" e "igualdad", pero, en la práctica, todo eso oculta la falta de libertad y la desigualdad de la mujer, la falta de libertad y la desigualdad de los trabajadores y de los explotados. La democracia socialista rechaza las palabras pomposas, pero falsas, declara una guerra sin cuartel a la hipocresía de los "demócratas", de los terratenientes, de los capitalistas o de los campesinos hartos, que se lucran vendiendo a los trabajadores hambrientos los excedentes a precios de especulación." - Lenin, La emancipación de la mujer

La mayoría de los movimientos que aparecieron en relación con la liberación gay partieron de la idea reformista de que, para acabar con la opresión gay, la sociedad precisaba ser educada para aceptar la homosexualidad, reduciendo así el problema de la homofobia a una cuestión de ignorancia o de un pensamiento no científico.

La corriente reformista, que convivió dentro del partido socialdemócrata alemán con la revolucionaria, a la que se acabó imponiendo, defendió la evolución gradual del capitalismo al socialismo mediante la reforma del primero y a través de la política parlamentaria. La mayoría de sus diputados, dirigentes sindicales y organizadores intentaron, siguiendo esta estrategia y sustituyendo la acción de la clase trabajadora, tomar las riendas del capitalismo para "guiar" a la sociedad hacia el socialismo.

Por lo que respecta a la lucha contra la opresión sexual, el Partido Socialdemócrata se convirtió, aunque con muchas contradicciones, en su catalizador y acabó siendo el centro de la política contra la represión sexual en Alemania. Si bien, por un lado, lucharon con fuerza en defensa de los derechos de los homosexuales, no mostraron una actitud decidida a la hora de explicar y de atacar la raíz histórica de la opresión, la familia. Lejos de esto, el SPD defendía la idea de 'familia respetable' de clase trabajadora, siguiendo el modelo impuesto por el capitalismo. La mayoría de la dirección socialdemócrata se negó a admitir que la opresión de la homosexualidad era y es intrínseca al propio sistema capitalista y que sólo destruyéndolo se puede construir una nueva sociedad socialista, en la cual los roles sexuales y las diferencias entre homosexualidad y heterosexualidad perderían su significado social.

El primer caso en el que intervinieron destacados miembros de la socialdemocracia se remonta a 1860, es decir, una generación antes de la aparición del primer movimiento gay. Tuvo relación con el proceso contra el abogado J. B. Schweitzer, a quien se juzgó y condenó a ser apartado de su profesión por su actividad homosexual en Manheim. En todo momento, éste recibió el apoyo incondicional de Ferdinand Lassalle, que le animó a organizarse junto a él en la Organización Mundial de Trabajadores Alemanes. Lassalle argumentó su defensa, rechazando las actitudes de muchos de sus compañeros que no veían correcta su propuesta, con las palabras siguientes: " Lo que Schweitzer ha hecho no es encomiable, pero difícilmente podría decir que lo considero un crimen. De todos modos, no podemos permitirnos perder a una persona fenomenal, con las habilidades de Schweitzer. A fin de cuentas la actividad sexual es una cuestión de gustos y debería ser de la incumbencia de cada cual, siempre que no afecte a los intereses ajenos." Desafortunadamente, añadió: "Aunque también reconozco que no daría a mi hija en matrimonio a un hombre así".

A la muerte de Lassalle, su sucesor en la presidencia de la Organización Mundial de los Trabajadores Alemanes fue el propio Schweitzer, que impresionó a los militantes de esta organización con sus cualidades de liderazgo. Más adelante, Schweitzer fue elegido representante en el Reichstag, parlamento alemán.

A finales de 1860, en la legislación de Prusia se calificó de delito cualquier relación sexual entre hombres. Más adelante, esta cláusula pasó al código penal alemán convertida en el famoso Párrafo 175.

A partir de 1867, una vez lanzada la campaña para la abolición del artículo 175, el Partido Socialdemócrata jugó un papel destacado en ella. Agusto Bebel realizó una propuesta en el Reichstag para que la ley fuera revocada.

En 1869 un médico de origen húngaro llamado Benkert envió, práctica que veremos repetirse en el futuro, una carta al ministro de justicia alemán en contra de esta ley, en la que decía claramente que el Estado no tenía porqué meter las narices en los dormitorios de los ciudadanos, y que ser homosexual no era ni despreciable ni una vergüenza, sino todo lo contrario. Para designar la actitud con la que los homosexuales debían enfrentarse a la sociedad utiliza la expresión 'orgullo homosexual', una actitud que será recogida por las generaciones posteriores y convertida en bandera de sus reivindicaciones.

Benkert utilizó por primera vez el término homosexual para designar las relaciones entre personas del mismo sexo. Dedicó gran parte de su lucha personal a explicar que la moral heterosexual no se encontraba amenazada por la homosexualidad, tal como se argumentaba entonces. Defendió que ésta era algo natural, por tanto no había peligro de propagación de las prácticas homosexuales entre los heterosexuales.

Durante la década de los 60 del s. XIX hubo intentos de hacer un análisis científico para dar una explicación racional al hecho homosexual. Los primeros análisis sobre la cuestión fueron realizados por Karl Heinrich Ulrichs, quien acuñó el término "uranismo" para designar la homosexualidad. Estableció la teoría de que los homosexuales constituyen un 'tercer sexo' (una mente de mujer atrapada en un cuerpo de hombre en el caso de los hombres gays y viceversa para las mujeres lesbianas).

Creía que la clave para la liberación gay era probar que los homosexuales eran biológicamente diferentes a los heterosexuales, y que ésta sería una justificación para terminar con cualquier violencia y discriminación.

Pero no fue hasta 1897 cuando apareció la primera organización en pro de los derechos de los gays que no sólo basaba sus actividades en el estudio de la cuestión homosexual, sino que también trataba de luchar contra la opresión y buscar soluciones prácticas. Esta organización recibió el nombre de Comité Científico Humanitario y su líder y fundador fue Magnus Hirschfeld.

El Comité, aparte de publicar un anuario y diversos boletines informativos, redactó sus líneas de acción que se resumen en tres puntos básicos: (1) ganarse a los cuerpos legislativos para que apoyen la petición de abolir el párrafo anti-homosexual, (2) dar una explicación científica sobre la homosexualidad y sacarla a la luz pública e (3) interesar a los propios homosexuales en la lucha en favor de sus derechos.

Utilizando como punto de partida a Ulrichs y su teoría del uranismo, Hirschfeld reunió datos de más de 10.000 homosexuales que utilizó para construir un prototipo de lo que él creía que eran un hombre y una mujer homosexuales. Describió estas supuestas diferencias biológicas porque esperaba poder demostrar que los homosexuales eran una variante humana natural, que habían sido hechos de esta manera por la naturaleza. Sus actos sexuales, por tanto, no podían ser delito.

No todos los miembros del Comité compartían la teoría de Hirschfeld. En 1907 se produjo una escisión liderada por Benedict Friedländer quien rechazó la teoría del tercer sexo por ser "degradante... y una humillante súplica de simpatía".

La actividad principal, que el Comité llevó a cabo durante casi toda su existencia, fue la campaña para la abolición del párrafo 175, mediante la presión institucional, para lo que hicieron una recogida de firmas, en círculos influyentes, en la que pedían el apoyo de personalidades políticas, del mundo del espectáculo y de las artes, científicos, médicos, etc., en contra del citado párrafo. Aunque en 1905 se habían recogido más de 5.000 firmas, el parlamento alemán se negó incluso a discutir la abolición del párrafo. El Partido Socialdemócrata era el único grupo político que apoyaba el cambio. Entre las miles de firmas que el Comité Humanitario de Hirschfeld consiguió, estaban las de los máximos dirigentes de ese partido, Eduard Bernstein, Karl Kautsky y Käthe Köllwitz.

Otra muestra del apoyo que los socialdemócratas dieron a la causa homosexual fue la solidaridad que se mantuvo con Oscar Wilde ante su condena por homosexualidad. En general, la prensa europea trató todo el asunto con un tono irónico y sarcástico. La prensa del Partido Socialdemócrata alemán, en contraposición a la prensa burguesa, defendió a Wilde. Los principales dirigentes del partido escribieron en defensa de Wilde, pero, desgraciadamente, no pudieron evitar la condena. Wilde, a su vez, escribió un largo ensayo titulado El alma del hombre bajo el socialismo , donde previó las oportunidades que el socialismo podía brindar a la cultura humana y a su liberación.

Tras la derrota de la petición para abolir el párrafo 175 en el parlamento alemán, en lugar de buscar el apoyo de la clase trabajadora, muy bien organizada en este momento, los activistas del Comité se aislaron en una campaña de 'outing', iniciando una auténtica caza de brujas de personalidades y políticos gays. Temorosos de que sus carreras se vieran afectadas, los homosexuales de clase alta y de la derecha, principales donantes de fondos, retiraron su apoyo al Comité.

El Comité no sólo no consiguió la abolición de la legislación antihomosexual, sino que a finales de 1910 se introdujo un nuevo borrador del código penal que hacía extensible del párrafo 175 a los actos sexuales entre mujeres. Magnus Hirschfeld argumentó que " con ello no se elimina una desigualdad, sino que más bien se dobla una injusticia. Se abren de par en par las puertas a delatores y chantajistas, y las mujeres trabajadoras solteras que comparten su vivienda con otras mujeres trabajadoras serán abrumadas del modo más vergonzoso, sin que, a cambio, se proteja ninguno de sus intereses".

Este hecho tuvo su parte positiva, ya que dio una nueva dimensión a la lucha. Las organizaciones feministas empezaron a discutir el modo de combatir la enmienda propuesta y cómo coordinar las luchas de las mujeres con las otras y, en especial, con la de los homosexuales.

Ya en 1904, en la reunión anual del Comité, se había producido un ejemplo de coordinación de éste con las mujeres organizadas en el movimiento feminista. A ella asistió la feminista lesbiana Ana Rühling que, en su ponencia, arremetió contra las feministas y mujeres que durante mucho tiempo habían alejado sus reivindicaciones de las de los homosexuales, y reclamó una verdadera unidad entre las dos luchas, ya que pensaba que sin una, la otra no tendría la fuerza suficiente.

En 1918 los trabajadores alemanes derrocaron a la monarquía, establecieron una república y comenzaron a tomar el poder en sus manos. Por primera vez en la historia hubo un gobierno socialdemócrata. Los trabajadores pusieron grandes esperanzas, en un principio, en lo que consideraron "su" gobierno.

Decepcionados los trabajadores alemanes con el gobierno socialdemócrata, que se mostró incapaz de satisfacer sus demandas, el nivel de lucha alcanzó una fuerza enorme. Esto se reflejó en todos los aspectos de la vida. Hirschfeld prestó su apoyo para convocar el Congreso de la Liga Mundial para la Reforma Sexual, en el que se pusieron las leyes soviéticas como un ejemplo para todo el mundo. El partido comunista alemán defendió la total igualdad para gays y lesbianas.

Pero, a pesar del apoyo obtenido desde las organizaciones de los trabajadores, en contraste con la intransigencia del parlamento alemán, Hirschfeld y su Comité siguieron obstinados en la vía institucional. En lugar de intentar fortalecer sus lazos con las luchas de los trabajadores, que les ofrecían la oportunidad de devolver la cuestión de los derechos gays y lesbianas al mapa político, el creciente movimiento gay alemán se basó otra vez en la convicción de que "la liberación de los homosexuales puede únicamente ser obra de los propios homosexuales".

En 1920, Hirschfeld fue apaleado, en 1921 sufrió una fractura de cráneo y en 1923 recibió un disparo durante una conferencia. A pesar de esto, continuó luchando por los derechos de los homosexuales hasta su muerte en 1935. Sin embargo, en todos sus años de campañas nunca consiguió el objetivo de obtener la reforma de las leyes y, menos aún, una mayor libertad para la gente gay. Erróneamente, actuó basándose en la convicción de que la argumentación racional y el conocimiento científico por sí solos, como confirma su eslogan " a la justicia por la ciencia" , podían cambiar las leyes y conseguir la liberación gay.

Cuando se produjo el ascenso de los nazis en los años 30, Hirschfeld y su Comité, decididos a seguir con su neutralidad política, se negaron a condenarlos. En lugar de esto, firmaron una declaración en la que se decía: "urgimos a nuestros afiliados que también militan en el partido nazi a que llamen al orden con firmeza a sus delegados". El resultado trágico de esta política fue que ellos y otros gays quedaron totalmente indefensos frente a la barbarie fascista que estaba a punto de llegar.

El intento, por parte de los socialdemócratas, de conducir el capitalismo, mediante reformas institucionales, hacia el socialismo, significó en la práctica todo lo contrario. Es decir, significó la conducción de los líderes socialdemócratas hacia las reglas y la dinámica capitalista. Los más perjudicados aparte del movimiento obrero internacional, fueron, evidentemente, todos aquellos que lucharon para acabar con las desigualdades y opresiones del sistema capitalista.

Los socialdemócratas acabaron con el espíritu revolucionario, convirtiéndose así en defensores del viejo orden capitalista. Revolucionarios como Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht se encontraron aislados y más tarde eliminados por orden del propio partido socialdemócrata. A partir de entonces, se dijo adiós a la posibilidad de una revolución en Alemania y a su extensión a un nivel más general.


Rusia: La alternativa revolucionaria

De las cenizas de la II Internacional y de la revolución rusa, nació la III Internacional. El Partido Socialdemócrata, desacreditado por su papel en la I Guerra Mundial, ya no era el centro del movimiento socialista. La victoria de la revolución de octubre se convirtió en la fuente de inspiración y dirección para los revolucionarios y trabajadores de otros países que se rebelaban contra el viejo orden. La historia de la política sexual seguía siendo parte de la historia de la izquierda y ésta estaba ligada al destino de la revolución. La revolución bolchevique dio buena muestra de eso.

Los bolcheviques acabaron con todas las leyes en contra de la homosexualidad en diciembre de 1917, dos meses después de la Revolución de octubre. Al igual que otras acciones destinadas a extender la revolución sexual, esta decisión fue tomada como parte integrante de las actividades del nuevo sistema y de la revolución social. Además de eso, se legalizó el aborto y se hizo libre y gratuito, se garantizó el divorcio, y las viejas leyes que regulaban el matrimonio y la mayoría de edad fueron abolidas. En dos meses, los bolcheviques consiguieron más que lo que décadas de reformas liberales hicieron en otros países.

Pero los bolcheviques no sólo pueden ser juzgados por sus palabras. Junto a las nuevas leyes se hizo un esfuerzo consciente para crear alternativas reales a la familia, para así destruir la base material de la opresión de la mujer y de los homosexuales. Se establecieron comedores, lavanderías y guarderías populares, para posibilitar que las mujeres escaparan de las tareas domésticas. Todos esos cambios ocurrieron en un país atrasado y destrozado por la guerra, y estos siempre estuvieron limitados por la pobreza de Rusia, del mismo modo que lo estuvo también la propia revolución. Pero con todos esos factores en contra, la revolución rusa mostró con su práctica cómo una sociedad socialista podía comenzar a erradicar las raíces de la opresión sexual.

El punto de vista de los bolcheviques se hallaba reflejada en un panfleto escrito por el doctor Grigorii Batkis, director del Instituto moscovita de Higiene Social, titulado la Revolución sexual en Rusia. En él, el doctor Batkis exponía: " La actual legislación sexual de la Unión Soviética es obra de la Revolución de octubre. Esta revolución es importante no sólo como fenómeno político que garantiza el gobierno político de la clase trabajadora, sino también por las revoluciones, que emanando de ella, llegan a todos los sectores de la vida (...) La legislación soviética declara la absoluta no interferencia del Estado y la sociedad en las cuestiones sexuales, mientras nadie sufra daños físicos ni se perjudiquen sus intereses. Respecto a la homosexualidad, sodomía y otras formas de placer sexual, que en la legislación europea son calificadas de ofensas a la moralidad, la legislación soviética las considera exactamente igual que lo que se conoce como relación 'natural'" .

Delegados soviéticos fueron enviados a los Congresos Internacionales de la Liga Mundial para la Reforma Sexual. En ellos explicaron sus logros, al mismo tiempo que hicieron un importante trabajo de apoyo y ayuda en las campañas que tenían lugar en diferentes países, a favor de los derechos de los homosexuales. Las tesis científicas de Magnus Hirschfield y, en menor medida, las de Freud sirvieron, en un principio, de base para el extenso tratamiento de la homosexualidad que figuraba en la primera edición de la Gran Enciclopedia Soviética. En ella, se advertía que " en los países capitalistas avanzados, la lucha por la liberación de estas leyes hipócritas se halla en plena ebullición ...".

La práctica de los comunistas de los años 20 contrastaba con la del Partido Socialdemócrata y la de algunos personajes progresistas del período anterior. Su meta no se limitaba a la aceptación de la homosexualidad, sino a cambiar la sociedad para vaciar la palabra homosexual de cualquier connotación negativa. Los gays y lesbianas en Rusia no tuvieron que mendigar su libertad a los gobernantes; simplemente se unieron en las luchas con los demás trabajadores y la tomaron por sí mismos. La revolución buscaba barrer, en palabras de Marx, «toda la basura del capitalismo» y acabar con la base de la opresión sexual: la familia.

Pero, si fue en Rusia donde la revolución se inició, era en Alemania donde se decidía su éxito o fracaso. El fracaso de la revolución alemana, desde 1919 hasta el ascenso de Hitler en 1933, fue el telón de fondo para el aislamiento y la derrota de la revolución rusa. Aislada y acosada por la guerra civil y los ejércitos invasores, la clase trabajadora rusa fue, literalmente, destruida como clase. Ya en los años 20, los bolcheviques se vieron obligados a actuar en nombre de una clase trabajadora que se desintegraba. A finales de la década de los 20, el proceso de degeneración llevó a la derrota definitiva de la Revolución de octubre. La victoria de Stalin, a su vez, supuso una derrota aplastante para la tradición socialista en la lucha por la liberación sexual.


Una de las principales causas de la victoria de Stalin, fue el fracaso de la revolución alemana.

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