Los orígenes del movimiento gay en el Estado español
* * * Fuente: http://www.enlucha.org/site/?q=node/264#oscura
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copiado tal cual del folleto "La lucha por la liberación gay y lesbiana"
de Marçal Solé y Paso Gredilla
La
aparición del primer movimiento a favor de los derechos de los homosexuales en
el Estado español estuvo relacionada, directamente, con la promulgación de la
Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, que vino a sustituir a la
antigua Ley de Vagos y Maleantes de 1933 (reformada en 1954, cuando se dio
cabida en ella a los homosexuales).
Dos licenciados
en derecho antifranquistas, Ramón Gaimón y Mir Bellgai, comenzaron una campaña
de sensibilización basada, inicialmente, en el envío de cartas a todos los
obispos procuradores en las Cortes, para que éstos presentaran mociones en
contra del proyecto legislativo. Después de un largo debate en las cortes, el
texto inicial, que consideraba a los homosexuales peligrosos sociales, por el
mismo hecho de serlo, fue cambiado por otro algo menos reaccionario, en el que
se consideraba peligrosos a quienes probadamente cometieran actos de
homosexualidad.
Pero
aunque se tratara de una victoria insignificante, las modificaciones en el
texto alentaron a los dos activistas a seguir su lucha a favor de los derechos
de los homosexuales. A partir de entonces, consiguieron conectar con otros
activistas, con quienes empezaron a editar un boletín mensual llamado
"AGHOIS" (contracción del nombre de este primer movimiento
"Agrupación Homófila para la Igualdad Sexual", que muy pronto cambió
su nombre por el de "Movimiento Español de Liberación Homosexual").
Entre los suscriptores de este boletín en Barcelona surgió la necesidad de
reunirse periódicamente para tratar de impulsar los dos objetivos principales
del MELH: concienciar a los homosexuales de la necesidad de luchar por sus
derechos y conseguir la aceptación y el reconocimiento de los mismos por la
sociedad. Además vinculaban la liberación gay con la lucha de clases.
Hay que
tener en cuenta que a mediados de los 70, en el Estado español, se está
produciendo un crecimiento de las luchas de los trabajadores sin precedentes
desde los años 30. En conexión con esta lucha se produce una enorme
efervescencia de las luchas de carácter nacional, de las mujeres... Inmersos en
este ambiente y adoptando una línea ideológica más firme, el MELH pasó a
constituir el FAGC (Front d'Alliberament Gai de Catalunya). Lanzan una
plataforma que servirá de base para los movimientos que fueron creándose en el
Estado español. Esta plataforma incluye puntos específicos del movimiento de
liberación gay (amnistía para los homosexuales encarcelados, derogación de la
ley de Peligrosidad, una educación sexual que no discrimine la
homosexualidad...) junto a otros relacionados con otros movimientos y con la
lucha de los trabajadores en general (legalización del divorcio, aborto y
anticonceptivos libres y gratuitos, legalización de la prostitución, no
discriminación de los transexuales, reducción de la jornada laboral, supresión
del servicio militar...).
Una de
las características básicas del FAGC con respecto a otras organizaciones, fue
su estructuración en los llamados Grupos de Acción Territorial, que funcionaron
en Barcelona (coincidiendo con una o más Asociaciones de Vecinos). Dentro de
las asociaciones de vecinos se crean las 'vocalías de gays', que luchan en el
ámbito del barrio, juntamente con las de mujeres y jóvenes. En su agenda se
incluye la participación en las actividades políticas y culturales que
celebraban los partidos y organizaciones de clase y otros movimientos de
carácter marginal que, a su vez, participan en las campañas del FAGC. Su acción
se encamina también a que el movimiento sea tomado en serio por las
organizaciones de clase, entre las que se incluyen los sindicatos.
En
agosto de 1976, bajo los auspicios del FAGC se constituyó en Mallorca el Front
d'Alliberament Gai de ses Illes (FAGI), que se dio a conocer en la prensa y que
difundió también los puntos básicos del "manifest".
Durante
el primer trimestre de 1977 aparecieron también en el Estado español cinco
grupos de liberación gay: el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria que se
formó en Madrid; la Unión Democrática de Homosexuales de Málaga (UDHM), cuyos
miembros pertenecían al PSOE y La Agrupación Mercurio, también en Madrid, que
apareció primero como una organización reformista, pero que fue radicalizándose
hasta constituir una organización con actitud y pensamiento revolucionario. Más
adelante se crean el Movimiento Democrático de Homosexuales (MDH) de Madrid y
el Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua (EHGAM) que se constituyó en Bilbao, y
que publicó un artículo que recogía los puntos básicos del FAGC.
De
forma paralela, aparecieron otro tipo de organizaciones despojadas del discurso
político y reivindicativo. Fundadas la mayoría de ellas por sacerdotes,
suspendidos a divinis por haberse declarado abiertamente homosexuales,
defendían un discurso humanista y cristiano. Dos claros ejemplos de este tipo
de organizaciones fueron la "Fraternidad Cristiana de la Amistad" ,
radicada en la ciudad de Valencia y el grupo "Dignitat", creada en
Barcelona, a semejanza del movimiento "Dignity" norteamericano.
Finalmente
y con un carácter completamente laico, apareció en Barcelona otro centro
dedicado a la asistencia, ayuda y orientación de los gays. Se trata del
"Institut Lambda", creado en 1976 en forma de sociedad civil.
Muchos
de estos colectivos siguen hoy activos, pero lejos de tener la influencia que
tenían en el pasado, dedican su esfuerzo a introducir sus preocupaciones en el
máximo de ámbitos posibles. La realidad de la situación que apareció después de
las luchas de los años setenta contra el franquismo marcó un punto de
inflexión, en el que la mayoría de estas organizaciones giraron su lucha, no
hacia un cambio radical, sino hacia un cambio basado en la resistencia y la política
de la identidad. Como se vio en muchos otros movimientos sociales, la situación
de la lucha a escala global marcó, y sigue marcando, su posición dentro de la
misma lucha. Durante los años setenta, la lucha de la mayoría de estos
colectivos encontró puntos en común con otros movimientos existentes en el
momento. Ahora, muchos de ellos, no todos, han caído en la marginación, y su
discurso, lejos de basarse en el optimismo de un cambio revolucionario, se basa
en una evolución hacia la política de la identidad y de los estilos de vida
alternativos.
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