Rosa Regás: Dos mujeres en busca de una mejor enseñanza
© Rosa Regás, El
Mundo
Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2014/12/31/dos-mujeres-en-busca-de-una-mejor.html.
Nos preguntamos a
veces cómo es posible que este país esté tan atrasado en conceptos
fundamentales para el progreso, como son la educación de los jóvenes alumnos y
alumnas, y su comprensión lectora, o la expresión oral de la que adolecen,
entre otros muchos. Y no falta quien piensa, yo creo que con razón, que los
planes de estudio en lugar de tener como objetivo el buen aprendizaje de los
alumnos y el enfoque certero que han de tener las materias que son
fundamentales para su formación, además de los métodos empleados, apenas
cuentan en su elaboración. Lo único que parece importar a quienes los plantean
o a quienes establecen los criterios en que
han de fundamentarse, no es ayudar a formar ciudadanos para su progreso
y el del país sino, por el contrario, organizar la sociedad del futuro de modo
que se parezca lo más posible a una raza de ciudadanos obedientes, sumisos, con
una mentalidad maleable, donde no anide la curiosidad ni la rebelión ni el
criterio, con el interés centrado en la
riqueza y la notoriedad a cambio de lo que sea, y con ellas el aumento del
consumo y la codicia. Y por supuesto que les anule toda capacidad de juzgar la
realidad que nos rodea y la historia que conforma nuestro pasado.
Es fácil
comprender que así sea porque aunque algún plan de estudios pudiera estar
correctamente concebido, no le hemos dado tiempo a afianzarse y mejorar, en una
palabra, a envejecer, modificando año a año lo que puede ser mejorado de
acuerdo con el objetivo principal que esos planes han de tener.
Y en cuanto a los
peores, afortunadamente como los planes cambian cada vez que cambia el
gobierno, no hay tiempo de que consigan sus objetivos, aunque a cambio crean
tal desazón en los estudiantes y los maestros que no solo son ellos los
perjudicados sino sobre todo la sociedad que formarán algún día, endeble
intelectualmente, y lastimosa cuando pretenda expresar cualquier pensamiento.
Acaba de aparecer
un libro titulado “La escuela de la República, memoria de una ilusión”, de
Carmen García Colmenares y Luz Martínez Ten, ambas con un currículo que nos da
la medida de su absoluta dedicación a la Enseñanza y a la defensa de su
calidad, que debería ser lectura obligada para el ministro o ministra de
Cultura del nuevo gobierno que votemos en las próximas generales y para todos
los empleados y empleadas del Ministerio de Cultura, si es que así se sigue
llamando, así como de los maestros y maestras del entramado educacional de
nuestro país. No porque les vaya
descubrir algo que no sepan, sino porque
les dará una idea simple pero muy clara de lo que es una conjunción
necesaria de elementos destinados a fortalecer y encaminar a buen fin la
educación desde la infancia, hasta todo lo necesario que habrá que conceder a
los maestros y maestras para que mantenga al día sus conocimientos y su afán, y
la labor que desempeñan no caiga en la
rutina y la costumbre... además de todos los materiales y referencias
indispensables para los profesores y maestros.
Decía Francesc
Maciá, presidente de la Generalitat de Catalunya durante la Segunda República,
en uno de sus primeros discursos, "Los maestros, los profesores, son los
primeros ciudadanos de La República".
Este
reconocimiento de la prioridad que para un gobierno supone la cultura así como
la afirmación de su importancia en lo que se refiere a la educación es, en mi
opinión, lo que hoy necesita la sociedad y todo el cuerpo de docentes, no solo
porque el prestigio que se les concede lo es ante los alumnos y los padres y
por tanto facilita el buen funcionamiento de una escuela, de una clase, sino
porque supone una ayuda absolutamente necesaria para que el maestro pueda
encarar con eficacia las dificultades que se le presentan hoy día, dentro y
fuera de la escuela.
Pero hay mucho
más. Sí, ya sé que, en este país donde la ignorancia no tiene límites, alguien
me dirá que ningún pasado ha de venir a explicarnos cómo tenemos que hacer las
cosas. Y visto el resultado de lo que la educación en España es hoy, se hace
aún más necesario mirar lo que hicieron quienes nos precedieron y los
resultados que obtuvieron, como los que consiguió en cinco años la Segunda
República dando prioridad a la educación y la cultura, que nosotros no hemos
conseguido en cuarenta.
No es la economía
lo que hace progresar una sociedad, la economía nos hace más ricos aunque nunca
a todos, pero no por ello mejora nuestro nivel intelectual, ni la capacidad de
comprensión, ni el criterio que nos hace libres, ni mucho menos incrementa y
desarrolla la creatividad y el genio latente en tantísimos alumnos que luego
serán profesionales o empresarios. Y así lo estamos viendo hoy en nuestro país
donde nunca ha habido tantos archimillonarios y sin embargo vamos a trancas y
barrancas y no avanzamos, por más que Cospedal diga que somos la locomotora de
Europa. No es la economía la que consigue el progreso sino la cultura. Y si no
que se lo digan por ejemplo a los finlandeses que han considerado la enseñanza
un asunto tan prioritario para el gobierno como lo fue para la Segunda
República.
Es admirable el
proceso de concisión que han sabido elaborar estas dos mujeres, Carmen García
Colmenares y Luz Martínez Ten, para
reunir los elementos fundamentales de la historia y de la experiencia de
aquel movimiento espectacular de la Segunda República, que unidos y bien
gestionados y bien aplicados, tienen todas las posibilidades de conseguir su
objetivo.
Algo hay que hacer
con la educación de este país, algo para ayudar a los profesionales a que
tengan su formación al día no solo por su propio esfuerzo, algo para conseguir
despertar en los alumnos la curiosidad por las materias que les imparten.
Muchas cosas son las que han de cambiar. El pasado puede ayudarnos y si
tenemos, como tienen algunos, alergia a contemplarlo y aprender de él, no nos vendría mal aprender de los planes de
estudio de otros países que llevan años, decenios, sin profundas y
contradictorias modificaciones y sus alumnos están en los primeros puestos de
una lista en la que nos gustaría no ver en los últimos a los nuestros.
Sería un gran paso
para el país tener un gobierno que comprendiera lo indispensable que es para el
progreso la educación, la investigación, la formación de los profesionales, y
en general la cultura. Y ahora que conocemos lo que ocurre y lo mal que está la
situación, y hemos elaborado el criterio suficiente para saber lo que queremos,
deberíamos exigírselo a cualquier gobierno, con luchas y protestas y sobre todo
con un voto no manipulado cuando llegue la ocasión. Sí, ya sé que cada día tenemos
menos posibilidades de participar en la vida política.
Pero tal vez algún
día, si seguimos luchando y protestando, del triste panorama de moralidad,
interés por el bien social y democracia en que nos encontramos, surgirá un
gobierno que tenga en mente algo más que volver a ganar las elecciones y
mientras tanto convertir los ciudadanos en seres adormecidos y amedrentados por
las absurdas leyes que promulgan, no porque respondan a la voluntad del pueblo,
ni porque ayuden a crear un país mejor, sino para que nos les moleste el
griterío de la población pidiendo justicia, pan, educación y salud.
Que así sea en
2015, con libros y rosas sin IVA.
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