Shangay Lily: Syriza, el discurso económico y la nueva homofobia
© Shangay Lily, Público
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http://blogs.publico.es/shangaylily/2015/01/27/syriza-el-discurso-economico-y-la-nueva-homofobia/
La noticia ha
corrido como la pólvora: Syriza ha ganado en Grecia y es el principio de una
nueva era en Europa. El generalizado triunfalismo ha obviado la complejidad y
dificultad de una tarea que la mayoría parece dar por hecha: cambiar el modelo
capitalista por uno humano. El capitalismo es un monstruo que devora a sus
adversarios y con su detrito genera nuevos espejismos de modelos regenerados.
Quien piense que el moderado éxito de Syriza (no ha conseguido la mayoría
absoluta a pesar de la desesperada situación del país heleno) es una victoria
en sí, es que sufre de una candidez o perversidad sin límites. Syriza ha ido
cediendo a cada peldaño que ha conquistado hasta acabar pactando con la extrema
derecha cristofascista.
Han sido muchas
las capitulaciones que han minado el último año de carrera política del partido
de Tsipras, pero la más preocupante, como en el caso de Podemos y otros en España,
ha sido la de sustituir la lucha social por la económica. Esa moda que vimos
asomar en el 15M y sus discursos burgueses de clase media más preocupados por
las hipotecas y otros privilegios capitalistas que por cambiar el decadente
modelo capitalista (lamentablemente lo que se pedía era recuperar el modo de
vida de la primera era Zapatero), ya se ha convertido en verdad indiscutible.
Los logros sociales son secundarios al bienestar económico (entendido éste como
economía del despilfarro del primer mundo).
Y ese discurso, que ha convertido en guías de la política a meros
tecnócratas o economistas, ha llevado a la peligrosa desideologización del “ni
izquierdas, ni derechas”. Lo único que importa es tener dinero para poder vivir
en los estándares del capitalismo insostenible, nos dicen ahora los supuestos
progresistas. Y así escuchamos barbaridades como la de Bescansa diciendo que el
aborto es un tema secundario, o el abucheo a la pancarta “la revolución será
feminista o no será” que tuvo lugar en Sol en pleno 15m (acompañado de unos
machistas descerebrados que la arrancaron entre aplausos de la masa de
‘indignados’), o el creciente discurso de que lo LGTB es secundario y estorba
en la conquista de la libertad… económica.
Al fin y al cabo,
el discurso económico ha sido la gran trampa de la derecha y el capitalismo
para negar libertades civiles que supuestamente impedían la conquista
económica. Fue el mantra repetido por Franco para justificar su genocidio: lo
importante es que España vuelve a ser rica (aunque sea convirtiendo en esclavos
a los ciudadanos y no repartiendo beneficios). ¿Qué importa que estés en la
cárcel si eres rico? parece ser el discurso.
Y es que la
peligrosa tendencia actual de sustituir la lucha social con la económica nos
lleva a estas nuevas discriminaciones “justificadas”. Es el problema de que la
política salga de centros académicos burgueses ajenos a la calle y la realidad.
Es el gran problema que le veo a Podemos con su elitismo universitario: es
fácil desarrollar teorías ignorando la práctica y la realidad. En los cómodos
despachos y departamentos de la Complutense no saben nada de la calle, la
realidad y el sufrimiento cotidiano. Por mucho que se labren carreras
teorizando sobre las marginaciones que nunca han sufrido. Tesis condescendientes.
Así han surgido
conceptos ridículos como el de “pobreza energética”, como si la pobreza
afectase a parcelas estancas de tu realidad ignorando otras y uno sufriese
escasez de calefacción pero se comprase modelones de Gucci a la vez. La pobreza
es pobreza y lo cubre todo,
especialmente la dignidad de la persona.
Así, igualmente,
se ha desplazado el eje político hacia la derecha. Imponiendo un prisma burgués
de lo económico como rasero que define la felicidad del individuo. No importa
que esa sociedad te lleve a hipotecarte por encajar en el modelo de “felicidad”
o que sufras depresiones porque tu entusiasmo y juventud no son las
hegemónicas, si tienes dinero no hay problemas. Aunque vuelvan a decirte que no
sufres homofobia cuando te insultan o agreden, que en realidad es que no eres
lo suficientemente marica rico o bollera rica para pagar tu dignidad.
Y todo este
problema nos lleva al supuesto triunfo de Syriza y su inconcebible pacto con
Anel, un partido cristofascista que se opone a los avances sociales. Se intenta
justificar que lo importante es el consenso en lo económico; como si todos
tuviesen las mismas razones y objetivos para declarar algo. Así vemos muchas
más coincidencias entre Marie Le Pen y Podemos que entre ella y la derechona monárquica.
Pero lo importante es qué piensan hacer con ese logro: ¿expulsar a todos los
migrantes y minorías e imponer el patriarcado heterocentrista o deshacerse de
esa oligarquía e imponer un nuevo modelo integrador para los y las precarias,
minorías o excluidas? porque no es lo mismo. Pero si retiras la lucha social,
todo es igual, no hay derechas ni izquierdas, sólo economía. Una falsedad
manifiesta.
Tristemente,
Tsipras ha dejado claro las consecuencias de este fallido discurso económico al
pactar con Anel. Por supuesto, ya estaba todo más que pactado, no se entiende
si no la presteza en confirmar el pacto tras la victoria y mucho menos la
retirada del derecho a adoptar de parejas homoparentales justo 10 días antes de
la victoria (cuando Syriza lo llevaba en programa desde 2012). Está claro que
ha sido una de las primeras exigencias de Anel para pactar. Y ya estamos viendo
las consecuencias de esa homofobia en las mismas declaraciones de Tsipras para
justificar la retirada de la adopción homoparental de su programa:
“Es un tema
difícil, que requiere diálogo. Hay contradicciones en la comunidad científica
sobre esto y no lo incluiremos en nuestro programa de reformas.”
Una gran falsedad
para justificar su traición que resucita la homofobia, sustentada sobre las
mentiras y la ignorancia. La comunidad científica, –lo que quiera que eso sea,
porque hay cristofascistas que se hacen pasar por científicos gracias al dinero
de la Iglesia– ha sido unánime en su valoración positiva de los hijos de
parejas homosexuales. Pero ahora, por lo que a Tsipras le parecerá una minucia
(¿que es la desgracia de la comunidad gay a cambio de intentar, que no está
garantizado, superar el modelo económico capitalista aunque sea renovándolo?),
en Grecia los homófobos enarbolarán nuevos argumentos en contra de la igualdad
y la libertad.
Aquí, ese
peligroso argumento lo está explotando hasta la saciedad Podemos y otras
organizaciones tercerposicionistas. “Tú pregúntale a un gay griego qué
prefiere, poder comer o poder casarse”, planteaban en twitter intentando
justificar la polémica asociación de Tsipras con los cristofascistas e
intentando colar que ambas son excluyentes. No son excluyentes. De hecho son
inmanentes. Sin la una no se da la otra. O si se da, va a hacer a mucha gente muy
infeliz. Las dictaduras son especialistas en el discurso económico que ignora
las libertades y avances sociales.
Veremos una
implantación de este discurso en los próximos años, pero antes o después
acabarán reconociendo que es erróneo. La lucha social (por no decir la lucha de
clases) es la prioridad de una sociedad feliz y rica de verdad. Menos dinero,
mejor repartido y entre ciudadanos libres; no entre élites privilegiadas y
visibles que ocultan a las minorías (y no tan minorías) oprimidas e invisibles.
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