‘Yes, we fuck!’: la revolución de los cuerpos disidentes

© Lucas Platero, Pikara, Raul de la Morena, Antonio Centeno

Desde su comienzo en 2012, este proyecto liderado por Raúl de la Morena y Antonio Centeno está produciendo una verdadera revolución de los cuerpos disidentes. Ellos dicen que están realizando un documental y que están aún en el proceso, pero yo afirmo que ya ha conseguido prender mecha en la crítica a la normalidad corporal y el derecho a la sexualidad de todas las personas.

Habéis dado imagen y protagonismo a personas que se habían entendido a veces como asexuadas, otras como hipersexuales, pero siempre en un lugar casi inverosímil con respecto a la sexualidad. Introducís una cuestión importante, y es la sexualidad en las personas con diversidad funcional y desde alianzas no siempre evidentes con la sexualidad no normativa, la crítica a la gordofobia, la disidencia sexual y de género. Antonio, ¿cómo surge este proyecto, con este título tan cachondo?

El título parodia el eslogan de la campaña de Obama “Yes, we can”. Queríamos usar un lenguaje explícito y un tono divertido, que nos parecían especialmente apropiados para plantear un documental sobre sexualidad y diversidad funcional. Arrancamos a finales de 2012 con la idea de hacer algo que contribuyese a cambiar el imaginario colectivo sobre las personas con diversidad funcional, haciendo visible su condición de seres sexuales y sexuados, mostrando sus cuerpos como deseables y deseantes.

Habéis colaborado no sólo con colectivos del activismo crítico, sino también con grupos que hacen postporno, como Post-op, o con proyectos feministas que reivindican por ejemplo la eyaculación de coños. ¿Cómo han sido estas alianzas?

Ha sido algo tan inesperado como rico y emocionante. Andrea García-Santesmases, colaboradora de Yes, We Fuck!, se puso en contacto con Diana Pornoterrorista, que había escrito en Pornoterrorismo un capítulo sobre los y las “incapaces” . Ella nos condujo a Post-Op, que se ofreció a realizar el taller de posporno y diversidad funcional que constituye la primera historia del documental. Fue como un momento inaugural, ya que en ese encuentro se confirmó lo que ya intuíamos por los discursos de los diferentes colectivos: que compartíamos una misma lucha por el derecho a la diferencia y contra la idea de normalidad. A partir de esa experiencia, que se reforzó con la historia sobre el taller de eyaculación de coños, Yes, We Fuck! se constituyó en un espacio de encuentro y alianza entre diferentes activismos que hacen política en torno al cuerpo. Me gustaría resaltar que esta visión sobre el vínculo entre lo crip y lo queer, con la que tanto se ha enriquecido el documental, ha sido posible fundamentalmente gracias al trabajo de Andrea García-Santesmases, ya que no sólo consiguió las dos historias de talleres (además de la historia sobre diversidad intelectual) sino que siempre nos orientó en la línea ideológica que podía hacerlo posible.

¿Qué os ha llevado a privilegiar el documental en lugar de crear una asociación o hacer un proyecto social?

No teníamos intención de ser especialmente pedagógicos, sino de sacudir el imaginario colectivo sobre la sexualidad y la diversidad funcional, y nada tan potente para eso como la imagen explícita. En nuestra cultura, lo que se no se ve, difícilmente se imagina.

Decimos que el lenguaje es una herramienta para pensar, pero ¿cómo es posible que no se conozca el término “capacitismo” al mismo nivel que otros como racismo, xenofobia, sexismo o clasismo? Por aclarar, el capacitismo es la creencia de que algunas capacidades son intrínsecamente más valiosas, y quienes las poseen son mejores que el resto de las personas.

Esta ausencia de lenguaje es un síntoma de hasta qué punto esta opresión sobre la diferencia corporal se ha naturalizado, para justificar la desigualdad social que sufrimos desde tiempos inmemoriales. Somos quizá el último reducto donde sigue pareciendo natural que la biología explique la desigualdad social, al contrario de lo que ocurre con la cuestión de género o de raza.

Sabemos que tenéis un crowfunding en marcha, ¿qué esperáis obtener con él?

La idea del crowfunding es poder financiar la producción y difusión del documental sin tener que recurrir a una productora clásica, que siempre supone perder cierto margen de libertad para expresar las cuestiones más críticas. Una vez acabado el documental, y toda la fase de difusión en festivales, televisiones e internet y otros medios, tenemos intención de mantener una plataforma online en la que seguir visibilizando cuestiones de sexualidad y diversidad funcional mediante vídeos caseros, fotografías, artículos, noticias…

Vuestro proyecto persigue impulsar maneras de entender la sexualidad fuera del marco heteronormativo, y que incluyen el disfrute de la prostética, la desgenitalización y la búsqueda de nuevas formas de obtener placer, entre otras reflexiones emancipatorias y claramente generadoras de agencia. ¿Cómo está siendo recibido vuestro trabajo desde los movimientos de personas con discapacidad más generalistas? ¿Estáis encontrando resistencias?

Hasta ahora el proyecto ha tenido más difusión en ámbitos afines, como el Movimiento de Vida Independiente y otros espacios activistas, y ahí siempre ha tenido muy buena acogida. Está por ver cómo funcionará en terrenos más tradicionales o de carácter más institucional. En cualquier caso, si nos sale bien, asumimos que debería entusiarmar a muchxs, irritar a bastantes y no dejar indiferente a casi nadie.

Puedes conocer el proyecto a través de la web de ‘Yes, we fuck!‘, el canal de Vimeo y apoyar el crowdfunding

Yes, we fuck

Canal de Vimeo

Crowdfunding

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