Las 17 de El Salvador

© Ana Gómez Pérez- Nieves, Amnistía Internacional
* * copiado tal cual de a-ver-cómo-lo-explico una hoja que me he encontrado entre los papeles de mi escritorio. Es de Amnistía Internacional, publicado en octubre del 2014, no sé si es un boletín o un informe o un libro.


Las 17 no son una banda de hip hop que denuncie mediante la poesía violaciones de derechos humanos. Ni el nuevo listado viral con las mejores tiendas para visitar en tu país. Son Teodora, Cintia, Miriam, Verónica, Evelin, Joana, Alba, Carmen, Marina, Mirna, Ena, Mariana, Salvadora, Teresa, Maritza, Guadalupe y María. Están en la cárcel, condenadas a entre 12 y 40 años de prisión. ¿el delito de la mayoría de ellas? Motivos relacionaos con el embarazo, como el aborto o el aborto espontaneo, en un país donde esta practica está criminalizada, incluso cuando la vida de la madre corre peligro o cuando el embarazo ha sido producto de la violación.

Las 17 no son casos tan conocidos como lo fue el de Beatriz, que puso a los medios en vereda, cuando se dieron cuenta de que esta realidad pasaba en El Salvador desde que en 1997 fue aprobada una ley tan restrictiva que tiene devastadoras consecuencias en la vida de las mujeres y las niñas.

La absoluta penalización del aborto en todas sus circunstancias lleva a las mujeres y las niñas que se enfrentan a un embarazo no deseado a dos únicas opciones: cometer un delito y afrontar penas de hasta 50 años de cárcel o seguir adelante con el embarazo no deseado. Aun así, incluso algunas embarazadas que llegan al hospital con hemorragias u otros problemas a causa de un aborto espontaneo o mal practicado, puede ser enjuiciadas penalmente y declaradas culpables de delitos tan graves como el homicidio.

A la taxativa ley se suman circunstancias como la influencia de los estereotipos de género, que coloca a las mujeres en su exclusivo papel de madres, su marginación y la discriminación en un país con una de las mayores tasas de feminicidios de América Latina, la desigualdad, la pobreza y la falta de acceso a métodos anticonceptivos de calidad y asequibles.

Aunque es difícil encontrar datos sobre la violación y otros actos de violencia sexual en El Salvador, se trata de una realidad generalizada. Y en estos casos tiene que llevar a termino su embarazo igualmente. Un médico que trató a una niña de 10 que había sido violada contó a Amnistía Internacional: "en el hospital nos pidió colores, crayoles. Y ahí se nos partió el alma a todos, dijimos: 'si es sólo una niña'. Porque ella no entendía que estaba embarazada". También a ella la obligaron a continuar con su embarazo.

Además, las adolescentes embarazadas sufren una fuerte discriminación que puede llevarlas a la depresión: "no viene  a la escuela, va a ser un mal ejemplo para otras niñas" así aseguran algunas profesoras que se les dice a las embarazadas. Y es que el suicido es la casa del 57% de las muertes de embarazo entre 10 y 19 años. Aisladas, rechazadas, avergonzadas y culpabilizadas, en ocasiones es la única salida que encuentran.


También la tasa de mortalidad materna es superior a la media regional del América Latina y Caribe. El propio gobierno salvadoreño ha reconocido que la prohibición total el aborto está dificultando todos los esfuerzos para reducir la mortalidad materna. Sin embargo, de momento parece maas sencillo controlar los cuerpos de las mujeres y las niñas y no permitir que puedan acceder a servicios de aborto legal y seguro. 

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