Proceso de insensibilización urbana 3

Esta mañana en el metro iba para el trabajo pensando en el coñazo que dan los sin techo y personas variadas que viven de lo que sacan en el metro. Es que es muy cansino que te pidan dinero cuatro o cinco veces al día: el yonki loco por meterse algo, el que quiere desayunar, comer o cenar; la que necesita dinero para un hotel para pasar la noche en un hotel porque los centros de acogida no son seguros, el o la que quiere comprarse una botella de vino (que aquí han perdido la vergüenza y te cuentan directamente que se lo van a gastar en vino), el sordomudo pasando una estampita pidiendo dinero, el o la del grupo pseudo religioso que sea, los que van cargando con una guitarra o un acordeón cantando canciones mexicanas, el primo hermano del  Príncipe Gitano que te canta canciones de Sinatra, y los del “it’s show time!” que se cuelgan como monos en las barras y acaban con los pies encima de tu cabeza como te descuides.

Iba pensando en eso cuando oigo a una madre joven colombiana que tenía al lado hablar con su hijo de siete u ocho años: “si yo no tengo para darle a todos los que se montan en el metro, imagínate tú. ¿Te has fijado? ¿Tú te has fijado? Por eso tienes que ir a la escuela. ¿Tú ves cómo me sacan dinero? Yo no tengo para darle a todos, Papi. Estudia. Trabaja. Que no te quiero ver en el metro”. La mujer ha abierto la mochila y ha sacado $5 para dárselos a uno que iba con muletas pidiendo para poder comprarse un café.

¿Cuándo fue la última vez que le di yo no ya $5 sino dinero a alguien? Es que ni la calderilla. Me cuesta mucho trabajo ganarlo para dárselo alegremente al que quiere ponerse ciego de vino o lo que sea, a la que quiere pasar la noche en un hotel en lugar de en un albergue, a los de cualquier grupo pseudo-religioso, al que quiere comer pero si le ofreces un bocadillo no te lo acepta, a los que quieren sacar dinero para quién sabe qué…

Quien verdaderamente necesita algo tiene ONGs, centros religiosos de veinte religiones diferentes y tiene departamentos de la ciudad y el estado de Nueva York para que los ayuden. Tenemos albergues, tenemos comedores, la ciudad y el estado de Nueva York tienen 20,000 programas de ayuda para comprar comida, pagar alquiler, luz o gas precisamente para que la gente no acabe en la calle (el acabose es que tienen a un montón de sin techo metidos en hoteles; sí: ho-te-les). Y aun así te los ves en el metro poniéndote mal cuerpo sea la hora que sea.

Gente que si les dices que tienen todos esos recursos (tú o gente de servicios sociales o agentes de policía entrenados para conectar con sin techo) se ríe en tu cara y te mandan a la mierda.

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