Detenciones arbitrarias de solicitantes de asilo en EEUU: el caso de Valquiria y Abel
* * copiado tal cual del informe: EEUU: "Tú no tienes ningún derecho aquí". Expulsiones ilegales en la frontera, detención arbitraria y malos tratos infligidos a solicitantes de asilo en Estados Unidos" de Amnistía Internacional
Valquiria (de 39 años) y su hijo, Abel (de 7) solicitaron asilo en el puerto de entrada de Paso del Norte, en El Paso, Texas, el 16 de marzo de 2018. El 17 de marzo, tras una noche juntos bajo custodia de la CBP, el DHS los separó a la fuerza sin darles ninguna razón y trasladó a Valquiria a un centro de detención del ICE en El Paso.
Valquiria dijo que ella y Abel habían huido de Brasil tras recibir, en 2017 y 2018, reiteradas amenazas de muerte de traficantes de drogas, a quienes había denunciado por vender drogas a diario delante de su casa. Afirmó que vendían la droga en coordinación con la policía local y que la iban a matar, a ella y a su hijo, fueran donde fueran de Brasil y lo harían “sin piedad” si Valquiria pedía ayuda a la policía en otra parte de Brasil.
El 27 de marzo, una agente del sistema estadounidense de asilo determinó que su caso era creíble y justificaba su temor de que los mataran, a ella y a su hijo, si regresaban a Brasil. La agente señaló en su informe que Abel había sido atendido “como menor no acompañado”, que su paradero era “desconocido” y que no estaba incluido en la solicitud de asilo de Valquiria, a pesar de haber ella solicitado asilo para los dos juntos. No había ninguna explicación de por qué Valquiria había sido separada de su hijo, incluso teniendo ella sus documentos de identidad y de estar reconocida en el expediente del ICE su relación familiar.
El 10 de mayo de 2018, Amnistía Internacional entrevistó a Valquiria en el centro de detención, donde lloró al contar el momento en que las autoridades del DHS la habían separado de Abel. Profundamente desesperada, Valquiria contó a Amnistía Internacional cómo con la separación de su hijo se había reducido su voluntad de vivir: “Me dejaron una noche con mi hijo, y al día siguiente dijeron que iban a separarlo de mí y luego se lo llevaron. […] Les dije: ‘por el amor de Dios, no nos separen por favor’. Y me dijeron: ‘Tú no tienes ningún derecho aquí, y tampoco tienes ningún derecho a quedarte con tu hijo’ [...] Me quise morir en ese momento. Me arrancaron el corazón [...] Para mí, mejor habría sido caer muerta. Para mí, el mundo acabó en ese momento [...] No saber dónde estaba mi hijo, qué estaba haciendo. [...] Es la peor sensación que puede tener una madre. […] Me dijeron sólo que no tenía derecho a estar con mi hijo. ¿Cómo no va a tener una madre derecho a estar con su hijo? […] Es como si hubiera perdido la mitad de mi vida, ahora que han sacado a mi hijo de ella.”
Abel ha sido entregado ya a su padre en Estados Unidos, que también está solicitando asilo. El 10 de septiembre de 2018, Valquiria perdió su solicitud de asilo e inició el proceso de apelación, detenida aún por motivos de inmigración y separada de Abel. Según su abogado, el juez decidió que los agentes de policía que trabajaban con los traficantes de drogas obraban a título particular y dijo que Valquiria y Abel debían haberse realojado en Brasil, con independencia de la amenaza de los traficantes de matarlos dondequiera que huyeran.
Valquiria (de 39 años) y su hijo, Abel (de 7) solicitaron asilo en el puerto de entrada de Paso del Norte, en El Paso, Texas, el 16 de marzo de 2018. El 17 de marzo, tras una noche juntos bajo custodia de la CBP, el DHS los separó a la fuerza sin darles ninguna razón y trasladó a Valquiria a un centro de detención del ICE en El Paso.
Valquiria dijo que ella y Abel habían huido de Brasil tras recibir, en 2017 y 2018, reiteradas amenazas de muerte de traficantes de drogas, a quienes había denunciado por vender drogas a diario delante de su casa. Afirmó que vendían la droga en coordinación con la policía local y que la iban a matar, a ella y a su hijo, fueran donde fueran de Brasil y lo harían “sin piedad” si Valquiria pedía ayuda a la policía en otra parte de Brasil.
El 27 de marzo, una agente del sistema estadounidense de asilo determinó que su caso era creíble y justificaba su temor de que los mataran, a ella y a su hijo, si regresaban a Brasil. La agente señaló en su informe que Abel había sido atendido “como menor no acompañado”, que su paradero era “desconocido” y que no estaba incluido en la solicitud de asilo de Valquiria, a pesar de haber ella solicitado asilo para los dos juntos. No había ninguna explicación de por qué Valquiria había sido separada de su hijo, incluso teniendo ella sus documentos de identidad y de estar reconocida en el expediente del ICE su relación familiar.
El 10 de mayo de 2018, Amnistía Internacional entrevistó a Valquiria en el centro de detención, donde lloró al contar el momento en que las autoridades del DHS la habían separado de Abel. Profundamente desesperada, Valquiria contó a Amnistía Internacional cómo con la separación de su hijo se había reducido su voluntad de vivir: “Me dejaron una noche con mi hijo, y al día siguiente dijeron que iban a separarlo de mí y luego se lo llevaron. […] Les dije: ‘por el amor de Dios, no nos separen por favor’. Y me dijeron: ‘Tú no tienes ningún derecho aquí, y tampoco tienes ningún derecho a quedarte con tu hijo’ [...] Me quise morir en ese momento. Me arrancaron el corazón [...] Para mí, mejor habría sido caer muerta. Para mí, el mundo acabó en ese momento [...] No saber dónde estaba mi hijo, qué estaba haciendo. [...] Es la peor sensación que puede tener una madre. […] Me dijeron sólo que no tenía derecho a estar con mi hijo. ¿Cómo no va a tener una madre derecho a estar con su hijo? […] Es como si hubiera perdido la mitad de mi vida, ahora que han sacado a mi hijo de ella.”
Abel ha sido entregado ya a su padre en Estados Unidos, que también está solicitando asilo. El 10 de septiembre de 2018, Valquiria perdió su solicitud de asilo e inició el proceso de apelación, detenida aún por motivos de inmigración y separada de Abel. Según su abogado, el juez decidió que los agentes de policía que trabajaban con los traficantes de drogas obraban a título particular y dijo que Valquiria y Abel debían haberse realojado en Brasil, con independencia de la amenaza de los traficantes de matarlos dondequiera que huyeran.
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