Detenciones arbitrarias de solicitantes de asilo en EEUU: los casos de Mónica y Roxana

* * copiado tal cual del informe: EEUU: "Tú no tienes ningún derecho aquí". Expulsiones ilegales en la frontera, detención arbitraria y malos tratos infligidos a solicitantes de asilo en Estados Unidos" de Amnistía Internacional
* * * arrimando el ascua a mi sardina: casos como estos son por los que se tienen que rasgar las vestiduras los desactivistas trans en lugar de perseguirnos a las lesbianas por no querer irnos a la cama con ellos.

MÓNICA 

El 7 de mayo de 2018, en Cibola, Amnistía Internacional entrevistó a una mujer transgénero de 21 años, Mónica, de Honduras, que estaba detenida por razones de inmigración desde marzo de 2017.

Incluso tras haber sido agredida sexualmente dos veces en las instalaciones para hombres del centro de detención de Otay Mesa del ICE, éste le denegó la libertad condicional. Volvieron a denegársela cuando la trasladaron al recinto trans de Cibola. En ambos casos, el ICE afirmó que tenía “riesgo de fuga”. El 29 de mayo de 2018, Mónica consiguió que se atendiera su solicitud de asilo y al final quedó en libertad.

Al principio, Mónica estuvo detenida en Otay Mesa, con 10 o 12 mujeres transgénero, en un centro que, salvo por ellas, era para hombres. Hasta noviembre de 2017 no fue informada de que tenía la opción de trasladarse a Cibola, explicándole, no obstante, que podía afectar a su caso de asilo. Mónica fue recluida luego junto con hombres heterosexuales, que la acosaban y agredían. Afirmó que, en diciembre de 2017, fue violada dos veces por un recluso de su unidad. Denunció las violaciones al ICE y a la policía y la llevaron al hospital, donde le hicieron una prueba especial para comprobarlo.

Mónica culpó a ICE de que un detenido la hubiera agredido sexualmente: “Las mujeres trans no deben estar en segregación ni puestas en un ala donde sean las únicas mujeres trans con todos esos hombres. Porque en esos cuartos de ahí estás con dos personas, y es por eso por lo que un recluso me agredió sexualmente.”

A pesar de haber sido agredida dos veces bajo custodia, el ICE denegó a Mónica la libertad condicional por considerar que había “riesgo de fuga”. Del 15 de enero al 2 de febrero, Mónica estuvo recluida en régimen de segregación en Otay Mesa. Hablando del trauma de haber sido agredida sexualmente dos veces y de que le denegaran la libertad condicional, Mónica contó a Amnistía Internacional que la angustia de la detención prolongada en un centro de detención por razones inmigración sólo para hombres la llevó a intentar suicidarse: “En febrero, no recuerdo cuándo, pero me abrí las venas porque estaba en estado de depresión […] En el momento de hacerlo, no pensaba. Sólo recuerdo que en ese momento iba a afeitarme las piernas y me vinieron muchas cosas a la cabeza, muchos sufrimientos por los que he pasado, y que cuando recobré el conocimiento estaba allí tumbada, con mucha sangre en mi celda […] y cuando el ICE lo vio, me trasladaron aquí [a Cibola].”

Tras su intento de suicidio, el ICE puso a Mónica en una celda de seguridad durante tres días y luego la trasladó al recinto trans de Cibola.

Cuando Amnistía Internacional se reunió, el 2 de mayo de 2018, con el director del centro de detención del ICE de Otay Mesa, quien había denegado a Mónica la libertad condicional, confirmó los incidentes descritos por ella y por sus abogados, pero pareció echar la culpa de las agresiones sexuales a Mónica.

Mónica dijo que, tras denegarle la libertad condicional por segunda vez en Cibola, las condiciones de detención le causaban sufrimiento allí también: “En Cibola, te tienes que morir para que los médicos te presten atención. Lo que hacen es decirte que tienes que presentar una solicitud.” Mónica contó que, tras numerosas solicitudes, el personal médico y de enfermería de Cibola tardó 20 días aproximadamente en iniciar un tratamiento con antirretrovirales para su VIH. Se quejó también del horario errático del tratamiento, coincidiendo con otras personas entrevistadas por Amnistía Internacional. “Los enfermeros venían unas veces a las ocho de la mañana, y otras a las once. La atención médica tiene que mejorar, y los funcionarios médicos.”

Según Mónica, en Cibola la atención de la salud era tan deficiente, que su compañera de cuarto del recinto trans, que era epiléptica, firmó los documentos de su deportación en mayo de 2018 porque temía por su vida: “Como no nos atienden, si me estoy muriendo de dolor, pues me muero, que no nos atienden. Mi compañera de cuarto tiene epilepsia. Es nueva. Tuvo un ataque epiléptico y los guardias se lo tomaron a broma. Se reían, hasta que vieron lo asustada y lo preocupada que estaba yo. Hasta lloraba, porque veía lo mucho que estaba en peligro en el suelo. Así que llamaron al médico, pero mientras pasaba eso hablaban entre ellos y charlaban con en ella en el suelo. Las demás empezamos a ayudarla, y trajeron una hamaca. Ahora está en segregación. Por su experiencia, quieren que firme los papeles de deportación. La semana pasada tuvo el ataque. Habla conmigo un poco, y me ha dicho que el motivo de que vaya a firmar los papeles de deportación es que estaba frustrada y no tenía el tratamiento que necesitaba y que no se daban cuanta de la gravedad de su estado.”

Amnistía Internacional expuso este caso al ICE y a las autoridades de CoreCivic al día siguiente de tener noticia del incidente. Las autoridades expresaron su alarma e investigaron internamente el caso, pero no compartieron las conclusiones con Amnistía Internacional.

A pesar de su gran preocupación por la deficiente atención de la salud allí, Mónica dijo también que Cibola era un espacio seguro para las mujeres transgénero.: “Nos tratan como mujeres. Veo la diferencia aquí en Cibola: no siempre parece detención. Nos hicieron un jardín, donde plantamos cosas. Así que por un momento podemos olvidarnos de las muchas cosas por las que hemos pasado y hemos sufrido.”


ROXANA

El 25 de mayo de 2018, una mujer hondureña, de 33 años y llamada Roxana Hernández murió bajo custodia del ICE en un hospital de Nuevo México 16 días después de haber solicitado asilo en la frontera mexicano-estadounidense.

De las 32 personas solicitantes de asilo de grupo trans de la “caravana” de abril de 2018, Roxana era una de las 10 que vivían con VIH. Su muerte pone de relieve los riesgos que corren las personas solicitantes de asilo que son trans y viven con VIH en el sistema de detención por motivos de inmigración de Estados Unidos.

La CBP rechazó a Roxana en la frontera mexicano-estadounidense junto con gran número de solicitantes de asilo más el 29 de abril y, nuevamente, el 6 de mayo. La CBP le permitió entonces solicitar asilo el 9 de mayo, pero fue detenida durante cinco días en unas instalaciones de detención de la CBP conocidas como la “hielera” por las bajas temperaturas y las duras condiciones para dormir.

Una mujer trans llamada Stacy, que estuvo después detenida en Cibola y que había viajado con Roxana por México hasta la frontera de Estados Unidos, contó a un abogado en Cibola que Roxana se puso más enferma bajo custodia de la CBP: “Estuvimos juntas el viaje entero hasta la frontera de Estados Unidos y México. No me dijo en el viaje que tenía una enfermedad, pero yo sabía que estaba enferma. Cuando entramos en [el puerto de entrada de] el Chaparral, estaba bien, pero cuando nos metieron en la hielera empezó a toser mucho y le dolía mucho todo el cuerpo. Cuando comía, vomitaba, y tenía diarrea por la comida [...] Pidió ver a un médico, pero no le dieron acceso. No recibió atención médica hasta que llegó a Cibola. Estuvo en la hielera cinco días. Cuando llegó a Cibola estaba muy enferma.”

El ICE emitió el 25 de mayo una declaración en la que señalaba que Roxana había sido trasladada a un hospital de la zona al día siguiente de su llegada a Cibola “con síntomas de neumonía, deshidratación y complicaciones asociadas al VIH” y que había permanecido en la unidad de cuidados intensivos hasta el día en que murió. El ICE rehusó responder a reiteradas solicitudes presentadas por Amnistía Internacional para que ampliara la información de la declaración sobre el trato que había recibido bajo custodia y la causa definitiva de su muerte.

La CBP informó a Amnistía Internacional de que Roxana había sido sometida a “una evaluación médica en un centro médico local externo y declarada en condiciones para viajar y permanecer detenida antes de ser trasladada [el 13 de mayo] para quedar bajo la custodia del ICE”. Sin embargo, la CBP no respondió a dos solicitudes de seguimiento presentadas por Amnistía Internacional por escrito para conocer el lugar, las temperaturas y las condiciones en que Roxana había sido recluida por la CBP y tener más información sobre la evaluación médica a que había sido sometida, dado el testimonio contradictorio de Stacy, según el cual la CBP y el ICE habían negado a Roxana la atención médica antes de su llegada a Cibola con síntomas extremos.

Según su abogado en Cibola, otras mujeres detenidas en el recinto trans (incluida Alejandra, véase supra) quedaron muy consternadas tras la muerte de Roxana y se plantearon renunciar a sus solicitudes de asilo por temor a morir detenidas por motivos de inmigración. Stacy, la mujer que viajó con Roxana de México a Cibola, explicó al abogado: “Tenía VIH y murió por complicaciones causadas por la hielera. Desde que murió, sueño que está a mi lado; estuvimos siempre juntas en México. Con lo que ha ocurrido, me siento mal y tengo miedo de que me pase lo mismo, porque tengo VIH.”

En una entrevista con una periodista, realizada cuando viajaba aún por México, Roxana contó que había contraído el VIH en Honduras tras haber sido deportada por Estados Unidos, donde fue agredida sexualmente por bandas criminales que la amenazaron de muerte y la obligaron a huir otra vez del país debido a la persecución que sufría.

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