A este ritmo el Orgullo acaba conmigo

Intento pasar el menor tiempo posible en redes sociales por cuestión de higiene mental. Llevo siglos sin participar activamente en el Orgullo en Manhattan y lo poco que he visto este fin de semana me ha dejado el alma por los suelos:

- Conocidas compartiendo fotos de carteles animando a pegar a TERFs en el Dyke March aquí en Manhattan. 
- Amigos que me llamaron exagerada cuando escribí esto (“¿amenazas en España? Estás loca María. Eso aquí no pasa”), colgando alegremente fotos de  una manopla de boxeador tuneada en Barcelona (hay que ver cómo cambian las cosas según con quien nos acostemos señor Manolo).
- Las de Butch Monologues (a las que he visto en el escenario pagando la entrada de mi propio bolsillo y promovido “de gratis”) colgando fotos de un bulldog con cartel en el que se podía leer “muerdo a TERFs” en la manifestación trans de Londres. 

Al final va a tener razón una amiga mía que lleva siglos diciéndome que las butches son super misóginas y yo sin verlo porque las de mi entorno no lo son o pensaba yo que no lo eran. No me entra en la cabeza que una mujer – de todos los carteles con mensajes positivos sobre visibilidad, aceptación, derechos, etc. trans que haberlos haylos y me parece muy bien que los haya (*) – se pare a hacer fotos animando a morder, pegar, escupir, violar o matar a otra y las comparta en redes sociales. 

¿Será postureo? ¿será misoginia y/o lesbofobia internalizada?  Chissà!



(*) Para nueva navegantas: ya he dicho muchas veces que estoy a favor de los derechos trans lo mismo que estoy a favor de los derechos de gays, lesbianas y bisexuales. Estoy totalmente en contra de que con la excusa de los derechos trans se pierdan derechos de la mujer que tantísimo trabajito le costó ganar a históricas del feminismo y nuestras abuelas y que con la excusa de los derechos trans se celebre e invite a cualquier tipo de violencia contra feministas y/o lesbianas que defienden los espacios sólo de mujeres. Punto. 

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