El derecho a perderse

 Hace unos días leí la notica de una mujer “desaparecida” hace 25 años a la que han encontrado desorientada en una ciudad española. Entrecomillo porque ella se fue por voluntad propia avisando a la familia de que estaba bien y no quería ser localizada. Pasados veintitantos años la familia se pasó por el forro los derechos de esta mujer, presentó una denuncia o algo en comisaria para que se reactivase la búsqueda hace un año por los motivos que fuesen, ella se habría perdido estos días por los motivos que fuesen, en el hospital no podía identificarla porque tenía un cuadro de deshidratación y me imagino que contactaron con la policía para identificarla. Hasta ahí todo normal – le tomas las huellas y sabes nombre y apellido, pero que el personal hospitalario o la policía se pongan en contacto con la familia sin ser una cosa de vida o muerte y sin saber sus circunstancias me parece tremendo. 

Para más inri, a la prensa española le ha faltado tiempo para publicar nombre y apellidos de la mujer, detalles de la primera “desaparición”, detalles de esta desaparición y todo lo que les ha dado la gana pasándose por el forro su derecho a la intimidad. Curioso que cuando hombres de bien asesinan o violan a sus parejas o perfectas desconocidas la prensa no corra tanto para poner los datos personales de esos señores. 

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